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El juicio del caso Nóos

Son Rossinyol se blinda con un dispositivo sin precedentes

La Policía Nacional ya ha inspeccionado el edificio de la vista con perros para detectar explosivos y ayer hacía controles aleatorios a los coches

Efectivos de la Policía Nacional hicieron ayer controles a los vehículos. b. ramon

Cuenta atrás para el inicio del juicio del Caso Nóos. Empieza el blindaje del polígono Son Rossinyol, donde ayer por la mañana la Policía Nacional ya realizaba controles aleatorios a los vehículos que trataban de acceder. La semana pasada ya inspeccionaron con perros entrenados para detectar explosivos el edificio donde el próximo lunes arrancará el macroproceso judicial. El equipo de Subsuelo del cuerpo policial revisa el alcantarillado y efectivos de la península llegarán para reforzar un dispositivo de seguridad sin precedentes; despliegue que coordinará José Luis Santafé, actual Comisario de Eivissa y ex jefe de la UPR (antidisturbios) que vuelve a Mallorca para la ocasión.

Además, el abogado de Diego Torres solicitó ayer a la Audiencia protección policial en sus traslados del aeropuerto a su hotel y de ahí a la sala de vistas. Según su escrito, alega un posible acoso por parte de los periodistas y pide el mismo trato que la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín.

Como testigos de primera línea del blindaje están los trabajadores del polígono: de los funcionarios del Govern a los dueños de los bares y de las tiendas; todos cuentan ya con la experiencia del juicio del Caso Kabul, pero saben que aquello fue pequeño en comparación con lo que se viene: "Esto será tres veces peor que lo de La Paca".

Así lo ve Manuel Jiménez, dueño del bar Azafrán y del Forn de Son Rossinyol, que sabe que tendrá una actividad frenética. Los domingos cierra, pero el día 10 abrirá porque sabe que ya habrá periodistas por la zona -hay medios que estudian dejar a alguien de guardia toda la noche para coger buen sitio- y estos días adelantará su horario de apertura de las ocho a las seis de la mañana.

Manuel Jiménez, dueño del bar Azafrán, se prepara para una frenética actividad. B. RAMON

Ha comprado más vasos de café para llevar y más ingredientes de lo habitual para hacer bocatas y sandwiches. Reforzará la plantilla con al menos dos personas más y ya está preparado para que entren periodistas desesperados buscando enchufes, wifi y una mesa en la que poder instalarse durante horas.

"Nos han pasado una circular con los 'días punta', creo que luego pasará como con Kabul, que al principio fue una locura y empezó muy fuerte y luego bajó", narraba ayer Jiménez, quien expresaba su deseo de que "todo pase lo más rápido posible". Y es que aunque vayan a tener mucha actividad, según comprobó con el juicio a La Paca, la caja luego no compensa tanto el sobreesfuerzo, además del riesgo de, como le sucedió con Kabul, perder a algunos de sus clientes habituales.

Mientras los bares se preparan para la avalancha de actividad, los comercios ya ven venir justo lo contrario: "No entrará nadie", se resigna Nadal Torres, encargado de Bebeplanet, una tienda de productos para bebés que estos días trabaja a destajo ante la inminente llegada de los Reyes, pero que la próxima semana sufrirá las restricciones de acceso a la zona y, sobre todo, la dificultad para lograr aparcamiento, tarea ya de por sí compleja en el polígono. Torres repetía ayer la frase que ya casi parece el eslogan de Son Rossinyol: "Será mucho peor que lo de La Paca... mucho peor".

En Bebeplanet se temen un parón de clientes. B. RAMON

Aunque es una conversación recurrente de la zona -hay rumores además de que hay convocada una protesta republicana-, ayer aún había trabajadores del polígono que no se habían enterado de que el próximo lunes allí comenzará el primer juicio contra dos miembros de la Familia Real. "Una clienta me había dicho algo, pero no sabía de qué iba el juicio...", decía Maria Antònia Matamalas, dependienta de la tienda de ropa The Horse Shop, que al enterarse de la noticia se encogía de hombros: "Tendremos que aguantar".

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