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Psicología

El ignorado síndrome de Asperger

La asociación de Balears denuncia la falta de ayudas de las administraciones y el desconocimiento del trastorno

Felip Ganuyls, Margarita Roca y Miguel Cañellas.

El síndrome de Asperger es uno de los trastornos que forman parte del espectro autista. Las personas con esta discapacidad no pueden desarrollar empatía, hecho que dificulta gravemente su integración social. Difiere del autismo fundamentalmente por el hecho de que no hay retraso general o problemas para el desarrollo intelectual y del lenguaje, pero sí una necesidad de seguir rutinas marcadas y la dificultad para acatar y comprender las normas y convenciones sociales. Todo ello lleva a que sufran problemas de integración, sobre todo durante la infancia. Esa torpeza social lleva a que las personas con Asperger se aislen de los demás, no solo por su dificultad para comprender al prójimo, sino por actitudes y comportamientos excéntricos que pueden desarrollar como consecuencia de su condición. Todo ello puede provocar un rechazo por parte del colectivo.

La asociación de Asperger de les Illes Balears es un grupo de ciudadanos que tienen familiares con dicho trastorno. Su objetivo no es solo que la sociedad mallorquina comprenda el síndrome y lo conozca, sino que se trabaje y se tenga en cuenta en los colegios y entornos laborales. Margarita Roca, que forma parte de la asociación, explica que buscan "integrar a estas personas, ayudarlas a través de terapias y que reciban ayuda en los colegios". No comprende por qué "un niño con dislexia tiene apoyo especial en las aulas, mientras que uno con Asperger no, y lo necesitan para su integración".

Roca tiene un hijo adolescente con síndrome de Asperger, y explica que como "ven el mundo de otra manera diferente al resto", se complican mucho las relaciones y la capacidad para hacer amistades. Sin embargo, a pesar de que tienen dificultades para relacionarse por su torpeza social, eso no significa que puedan prescindir de las relaciones con los demás. "Su gran problema es que no pueden ser aceptados tal y como son", destaca Roca.

Felip Ganuyls, que también forma parte de la asociación, está casado con una mujer con síndrome de Asperger. Explica que "hay que ir con cuidado porque si vamos a algún sitio en el que no conocemos a la gente, perfectamente puede decir: 'Hola, qué feo eres' y no se da cuenta de que socialmente eso no se acepta". Ese tipo de comportamientos se dan por la falta de empatía, que hace casi imposible entender para un Asperger por qué alguien se puede ofender al decirle una cosa que ellos consideran cierta. "Si algo no les gusta, te lo van a decir a la cara y no comprenden qué han hecho mal", aclara Roca. Durante la infancia y la adolescencia eso les provoca muchos problemas, ya que, como afirma Ganyuls, "si con un adulto ya es difícil entender este comportamiento, en el colegio es algo tremendo porque una persona así no es aceptada". La sociabilización se hace muy difícil y "dificulta la convivencia con los compañeros", afirma.

Integración social y laboral

Una vez superada la infancia, es complicado que una persona con síndrome de Asperger pueda ser independiente y se inserte en el mercado laboral sin ayuda. Roca explica que "el terreno no es fácil. Es importante darles motivaciones desde que son niños para que sigan adelante y ayudarles a potenciar el tema que más les gusta". En muchas ocasiones, las personas con Asperger sienten fijación por un ámbito, en el que pueden sobresalir: "Por ejemplo, si a uno le gusta la informática, conviene enfocarle en ese camino", explica.

A la hora de enfrentarse a un trabajo, también es complicado, y la asociación pretende luchar para ayudar en ese sentido. Ganyuls afirma que su mujer está en paro y ya le han explicado que "no encontrará trabajo jamás por su forma de ser y trabajar". Afirma que si lo hace alguien, "por no cobrar ayudas por emplear a discapacitados, no interesa". La asociación explica que en Balears es complicado obtener la discapacidad, mientras que en regiones como Navarra o Andalucía es más sencillo: "El baremo es el mismo, pero ahí los evaluadores lo tienen más asumido: si lo eres y estás diagnosticado, ya se te otorga la discapacidad", cosa que en Balears no ocurre siempre. Miguel Cañellas, que también forma parte de la asociación, explica que no hay acuerdo entre los profesionales: "Depende también del psicólogo que te corresponda. Cada uno tiene su propia valoración", y si uno cree que se tiene el síndrome, "se hará un estudio más profundo y se la dará". Sin embargo, años después "puede venir otro psicólogo y quitársela". Explica que hay una falta de igualdad de criterios. Según Roca, "hay un gran desconocimiento del Asperger por parte de los psicólogos". Al preguntarles si han solicitado ayuda a la administración, explican que han pedido apoyo de todo tipo: "No es fácil que nos den ayudas porque hace poco que el Asperger que está reconocido, por lo que tenemos que trabajárnoslo muchísimo". Explican que hasta hace poco se les ha ignorado. Sin embargo, la asociación ha destacado que hace poco la consellera Fina Santiago les "ha escuchado, aunque todavía no hemos recibido apoyo oficial".

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