Se ha propagado la sensación falsa de que el descalabro victorioso del PP estatal no es tan pronunciado como parece. Por una ilusión óptica, se piensa erróneamente que Herr Kommandant Bauzá sufrió un castigo infinitamente superior a Mariano Rajoy Bárcenas. En realidad, el exigente electorado del PP les ha mostrado un rechazo simétrico a ambos, salvo notables excepciones de fidelidad perruna como su seguro servidor.
Vayamos con los datos. Si se traducen los 123 escaños sobre 350 obtenidos por Rajoy, a los 59 del Parlament, se obtienen 24 diputados autonómicos. El inolvidable Bauzá recaudó 20, pero si recordamos que las elecciones generales han anulado al PI regionalista, esta absorción hubiera dejado al PP de mayo en 23. Son resultados prácticamente idénticos. Quienes contemplaron la segunda campaña del farmacéutico como un desastre sin paliativos, deben adjudicar la misma valoración al presidente del Gobierno en funciones. Así en Palma como en Madrid, la renovación de los populares en el poder es improbable. El éxito de la prensa madrileña consiste en ocultar una realidad que en Mallorca fue evidente desde la misma noche electoral. Salvo para Bauzá, claro.
En la otra orilla, Pablo Iglesias tiene muy claro su objetivo para el Banco Mare Nostrum, que engulló a Sa Nostra sin dejar rastro. El líder de Podemos quiere fusionar a BMN con Bankia, como embrión de un banco público. Quede claro que no estamos hablando de la propuesta del partido, que también, sino de un discurso interiorizado por su número uno y contrario a la privatización de entidades por las que cada mallorquín ha pagado más de seis mil euros sin riesgo de devolución.
La propuesta de Iglesias explica el nerviosismo en los corrillos financieros. Puede exigir la fusión de Bankia y BMN como una baza de negociación postelectoral, para garantizar el voto de su grupo a una investidura. La transformación de Sa Nostra en Banco Podemos es la mayor ofensa imaginable para el patriciado mallorquín que enfocó a la caja de ahorros al servicio del PP, y así logró hundirla en el descrédito que condujo a su extinción como tal. Esperemos que los nuevos gestores se distingan de los causantes del colapso.
Rashomon de Kurosawa, una versión para cada testigo. Álvaro Gijón dice que en su entrevista en Madrid para pedir explicaciones por su exclusión de las listas, Fernando Martínez Maíllo, vicesecretario general del PP, le señaló a Rosa Estarás y a su enemigo natural como los delatores que cargaron contra el vástago de José María Rodríguez. En cambio, los acusados atribuyen la eliminación a la hostilidad manifiesta de Génova contra Rodríguez, y niegan su capacidad de influencia pese a su proximidad con Cospedal.
La Asociación de Guardias Civiles no Asociados a Asociaciones Oficiales de Guardias Civiles, ya dijimos que era un Monty Python, ataca de nuevo. Me participan el dolor por el suicidio de un guardia civil, y denuncian que “se cerrase el caso” apresuradamente. No sé si deseo conocer tantas interioridades sobre los cuerpos de inseguridad, porque me generan desasosiego.
La consellera Patricia Gómez y su número dos en la vida privada y en la vida pública, Juli Fuster, han perdido el título de única pareja del Govern en ejercicio. Sic transit. El idilio entre altos cargos del ejecutivo es una figura infrecuente, pero que por fuerza conmueve a las almas románticas. Estudiaremos si existe el nepotismo sobrevenido. Cómo no evocar los tiempos en que la esposa del president destituía a los consellers que se emparejaban por encima del sacramento matrimonial.
A propósito, el ciclo navideño emparenta con los adioses. Después de haber devaluado su ministerio episcopal en un alarde de inconsciencia, Javier Salinas puede estar viviendo sus últimas Navidades al frente de la diócesis de Mallorca. Traspasadas las fiestas, dará comienzo a un largo periodo de descanso, para reflexionar sobre su futuro por recomendación del nuncio, Enzo Fratini, todavía sobresaltado por los documentos que nunca creyó contemplar. Lástima de tontos útiles, que han defendido al prelado desde la mentira y a sabiendas de que mentían. La versión oficial del Vaticano: “Como mínimo, un obispo frívolo, que monta el espectáculo en las bodas de plata de un matrimonio de aristócratas y no se va a dormir hasta después de la fiesta, a las nueve de la mañana”. También saben lo del yate de Matutes.
A lo largo de los años he recibido numerosas llamadas de personas estupefactas por los millones de euros que la Fundación de Grapas Kovacs ha cargado sobre las espaldas de los contribuyentes, “pero por favor no lo digas, no me atrevo a escribirlo”. Los más mallorquines llaman a ambas partes para congraciarse, también socialistas híbridos de pro. De ahí la ejemplaridad de Gustavo Catalán en su artículo Fundación Kovacs: Fin del concierto, que quedará como feliz compendio de los tiempos descacharrantes en que PP y PSOE competían en sumisión ciega a La Zarzuela. O la frescura de las declaraciones de Miquel Fiol, director de la investigación sanitaria en Balears que “invitó” al hombre de las grapas a marcharse de su Instituto “porque no aportaba nada”.
A propósito, ¿hasta cuándo va a permitir Cort la devastación de la ladera de la Génova palmesana, que empeora el impacto de una cantera y es visible a distancia suficiente para que lo distinga hasta un concejal progresista? Pueden montar otro referéndum: “¿Verdad que usted desea que la destrucción de Palma prosiga al mismo ritmo que con el PP?” Si es que no, ni se moleste en votar. A qué extremos hemos llegado, para que los conservadores tengamos que azuzarlos en lugar de frenarlos. Vean Papá o mamá salvo que sean concejales palmesanos, en cuyo caso les parecerá demasiado impía.
Reflexión dominical lotera: “Solo se renace una vez”.
