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Entrevista

Rafael Perera: "La actitud imprudente e ingenua del Obispo ha dañado la imagen de la Iglesia"

"Siempre pido que las sentencias sean justas, no ejemplares. No me parece bien hacer pedagogía a través de sentencias". B. Ramon

Ha dejado el Consultiu pero no tiene ninguna intención de permanecer inactivo. Cada día continúa yendo a su despacho en Palma, presidido por un crucifijo con el que le gusta que le fotografíen. Rafael Perera (Palma, 1929) critica la actuación "imprudente" del obispo Javier Salinas, aunque crea que su supuesta relación con su secretaria es "un montaje". En cuanto al Consell Consultiu, defiende su actuación "aséptica" durante los once años que ha permanecido en este organismo.

-Cuesta imaginarle jubilado

-La verdad es que cuando me jubilaron del TSJB al cumplir 70 años, estuve algo más de dos meses paseando por el Paseo Marítimo, yendo al Corte Inglés. Me aprendí el nombre de todos los barcos. Hasta que me di cuenta que ese descanso no me iba bien, volví a meterme en la rueda y aquí estoy. Tengo dos hijos en el despacho. Hacer funcionar las neuronas es muy sano, hace que se regeneren. Incluso físicamente es bueno.

-¿Y ahora, se jubila definitivamente?

-No. Seguiré trabajando, aunque me propongo ralentizar el ritmo. Pero la palabra jubilación, aunque venga de jubilo, es nefasta para mí. Representa la muerte de la persona. Además, me queda mucho trabajo para acabar cosas empezadas, estudios, documentos por archivar...

-Muchos temblarían ante la posibilidad de que escriba sus memorias. ¿Se lo ha planteado?

-No. Las memorias que conozco son todas autobombo. Incluso las biografías. Un periodista muy conocido me propuso escribir una biografía y le dije que no. Pero sí empece una cosa que se titulaba "Mis errores". Basándome en anécdotas, a través de los errores uno puede sacar consecuencias, sin mencionar nombres. Lo tengo en bosquejo. Los errores sirven como experiencia e incluso como consejos. Tengo apuntada una lista de errores, del estilo de no haber sacado a alguno a patadas del despacho.

-¿A quién?

-Eso no lo puedo decir. No habrá nombres. Pero la autocrítica constructiva, no para flagelarme, sino como experiencia y enseñanza, me parece bueno. Incluso para saber hasta dónde te has de involucrar personalmente en los casos. Yo personalizo demasiado los asuntos, pero a mis hijos les aconsejo que no lo hagan tanto. Te implicas demasiado, pasas noches sin dormir... En resumen, un libro sobre los errores es algo más constructivo que uno de autobombo.

-¿Las paredes de su despacho esconden muchos secretos?

-Sí.

-¿Alguna vez le han ofrecido dinero por contar todo lo que sabe?

-No. No he tenido que resistir a esa tentación.

-Fue juez en el TSJB y abogado. ¿Qué es más difícil?.

-He tenido la suerte de poder ver la Justicia desde dos lados de la mesa, desde el lado del justiciable y desde el juzgador. Me di cuenta de lo difícil que es ser juez. Tienen motivos para dudar mucho, pasan noches sin dormir pensando en lo que deben decidir. Aunque no creo que sea más difícil ser juez que ser un buen abogado.

-Como abogado, ¿qué casos le han resultan más difíciles, los de corrupción o los delitos de sangre?

-El procedimiento mental y la táctica son los mismos. Lo que se requiere es tener la sagacidad y el enfoque jurídico correcto ante cada caso. No distingo entre distintos casos.

-Logró salvar a Gabriel Cañellas del caso túnel de Soller. Con Jaume Matas no pudo.

-Con Matas dejé su defensa porque él me quería marcar las pautas, la estrategia defensiva, y que yo fuese el cauce jurídico. No me pareció aceptable, no es mi manera de trabajar. El abogado es el que debe dirigir. Un paciente no le dice al médico la medicación que debe ponerle.

-¿Matas le ha pedido alguna vez que retomara su defensa?

-No. Mantenemos una excelente relación personal. He ido a verle a la Colonia de Sant Jordi, nos escribimos correos y mantenemos el contacto. Sabe que, si puedo ayudarle, me tiene a su disposición. Matas no vino a mí como cliente, sino como amigo y la amistad es un valor, aunque vengan circunstancias adversas.

-Joan Oliver Araujo, miembro del Consell Consultiu, dijo que en lo que se refiere a Son Espases se había intentado utilizar a este organismo para poner una cortina de humo sobre un asunto turbio. Apuntaba a que, de manera atípica, el entonces presidente Miquel Coll (ya fallecido) asumió la elaboración del informe personalmente.

-Oliver Araujo hizo estas declaraciones, pero al día siguiente escribió un artículo explicando su postura y rectificando, diciendo que no tenía duda de la integridad de Miquel Coll. Porque al que se puso en entredicho no fue al Consell Consultiu, sino a Miquel Coll. El Consultiu hizo un dictamen con tres votos particulares del total de siete. Unos se decantaron por una solución y otros discreparon e hicieron sus votos particulares. En ambos casos era igual de respetable."A los miembros del Consell Consultiu deberían elegirlos los ciudadanos, no los políticos"

-¿Cómo miembro del Consultiu recibió alguna indicación o sugerencia sobre Son Espases?

-En absoluto. Incluso al salir ahora el tema por las declaraciones ante el juez, tuve que mirar papeles porque ni me acordaba. Ese asunto no me llamó especialmente la atención. Miquel Coll hizo la ponencia, se discutió, unos discreparon y yo voté con Miquel Coll. Nada más. Ni me enteré siquiera de quién debía ser ponente. Además yo en aquel momento no pintaba nada.

-Eso de que usted no pinte nada en algún sitio en el que esté es difícil de creer

-Cuando llegué al Consultiu ya había varios veteranos, como Miquel Coll y Oliver Araujo. Cuando uno entra en un sitio se mantiene expectante. No llevaba ninguna voz cantante ni tenía ninguna vela especial en el entierro.

-Ha estado en el Consultiu con tres gobiernos autonómicos, el de Matas, el de Antich y el de Bauzá. ¿La pasada legislatura, con Bauzá, fue la más tensa en las relaciones del Consultiu con el Govern?

-He procurado tener siempre unas relaciones correctas. Con todos los presidentes del Govern he mantenido unas relaciones fluidas y excelentes. Me propuse mantener la independencia, objetividad y asepsia política. En el Consultiu debíamos estar como juristas y el que tenga una ideología debe dejarla en el hall de la entrada. He actuado sobre esa base. Cuando veía que el PP, en concreto Bauzá, se inclinaba por algo, mantuve la independencia y creo que hice algunas cosas que no le gustaron. Conmigo siempre se mostró muy correcto. Aunque noté que le decepcionaba en algo, se mantuvo la cordialidad."Los puestos en el Consultiu se pactan. Ha habido cambios de cromos y presiones por intereses partidistas"

-Admitirá que hasta entonces no había sido muy habitual que el Consultiu se pronunciara en contra de leyes tan emblemáticas para un Govern como el TIL o la Ley de Símbolos.

-No recibí ningún varapalo ni llamadas. Tampoco caras largas o gestos ostensibles de rechazo, aunque me daba cuenta de que quizás se esperaba de mí otra cosa.

-¿Qué le parece Antoni Diéguez como su sucesor al frente del Consultiu?

-Es un buen jurista y una persona honesta. Creo que sabrá ser independiente aunque tenga sus raíces en el PSOE. Tiene la personalidad suficiente para saber ser aséptico y profundizar en aspectos jurídicos dejando fuera los componentes políticos."No recibí indicaciones para votar el dictamen sobre Son Espases. Yo entonces no pintaba nada en el Consultiu"

-El nombramiento de Diéguez ha recibido críticas por su excesivo vínculo con el PSOE, igual que usted aparecía vinculado al Partido Popular.

-Pero yo en el PP no he mandado nunca y Diéguez ha tenido muchos cargos políticos. Dicho esto, estoy seguro de que es una persona honesta. Cuando anuncié a la presidenta Armengol que no quería continuar en el Consultiu, le dije que se trataba de buscar buenos juristas y que sean honestos. La afiliación política que tengan no me preocupa porque, si son honestos, sabrán que una cosa es defender al partido o a unos ideales políticos y otra cosa es cuando se colocan la toga de jurista. En ese momento saben que han de hacer abstracción total de todos sus prejuicios políticos, filias y fobias. Creo que Antoni Diéguez tiene estas cualidades y sabrá ser aséptico.

-¿Estas dudas no se evitarían si la elección de los miembros del Consultiu no dependiera tan directamente de los políticos, que colocan a sus miembros en función de la cuota que corresponde a cada partido?

-El nombramiento de los miembros del Consultiu como se hace en la actualidad no me parece acertado. Es público y notorio que se pactan. Yo no creía que los puestos del Consultiu estuviesen tan solicitados. He visto que ha habido cambios de cromos, presiones, eso de si pones este yo pongo este otro. Todo en función de intereses partidistas, seamos sinceros. Creo que debería arbitrarse algún sistema para que los miembros del Consultiu, con el fin de salvaguardar su aspesia, no fuesen elegidos por los políticos sino por los ciudadanos o por la sociedad civil, quizás a través de los colegios profesionales o de entidades representativas. El Consultiu vela por un estado de derecho, ve si todo lo que se legisla está ajustado a derecho y debe analizar en función de los intereses colectivos.

-Ahora el Consultiu va a asumir más funciones, por la aplicación de la ley de transparencia estatal. ¿Tiene medios suficientes?

-Le faltan medios. He estado luchando para conseguir una sede más digna, con más espacio y medios, pero no ha sido posible. Esta en dos pisos independientes de un edificio de viviendas. Todos los consejos consultivos de la Península tienen auténticos palacios como sedes. Son los equivalentes al Consejo de Estado de cada Comunidad Autónoma. A pesar de la falta de medios, los trabajadores del Consultiu son funcionarios modelo y suplen las carencias consiguiendo que cumpla con su misión. Por eso creo que a pesar de las limitaciones, la asunción de más trabajo por la Ley de Transparencia irá bien.

-¿Le ha dado a Diéguez algún consejo?

-No. Ni se lo he dado ni me lo ha pedido. Creo que no lo necesita.

-¿Se ha arrepentido alguna vez de defender a algún cliente como abogado?

-Nunca. He defendido a criminales, a asesinos. Toda persona tiene derecho a una defensa. Puede haber alguien que para mí sea un indeseable, pero es un ser humano que necesita una defensa y alguien la tiene que asumir. La labor del abogado es destacar al tribunal las circunstancias que puedan concurrir en el caso para que la sentencia sea justa. No creo en sentencias ejemplares. Siempre pido que se dicte una sentencia justa, no ejemplar. No me parece bien hacer pedagogía a través de sentencias.

-¿Qué opina del caso del Obispo Javier Salinas y su supuesta relación amorosa con su secretaria?.

-Pienso que es un montaje poco creíble, pero lamento profundamente que la actuación ingenua y hasta imprudente del Obispo haya dañado la imagen de la Iglesia, que es lo que me preocupa. La Iglesia católica en la que creo y estoy no necesita más varapalos. Creo en la honestidad de todos y en este caso no me cuadran muchas cosas, por eso creo que es un montaje. Pero dicho esto, alguien tan relevante como el Obispo ha tenido una actuación, llamémosle si quiere ingenua, de la que se han derivado daños para la imagen de la Iglesia. Eso como católico me duele. Y a muchos con los que he hablado, también.

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