Luis Rodríguez Toubes, ´Luisito´, ha sido condenado a siete años de prisión por un delito continuado de estafa , en su modalidad agravada de recaer en una vivienda. Además tendrá que hacer frente a una multa de 18 euros diarios durante 21 meses. La Audiencia ha declarado nulas las 14 escrituras de las fincas que puso a su nombre el matrimonio de Llucmajor que le denunció por haberles "engañado".

El tribunal de la Sección Primera de la Audiencia le condena asimismo a indemnizar a los perjudicados con 389.154 euros, una cantidad de la que responderá como responsable civil a título lucrativo la madre del joven.

Tras la lectura de la sentencia, la fiscalía ha solicitado la celebración de una vistilla en la que pedirá el ingreso inmediato en prisión del joven, como medida cautelar, teniendo en cuenta la gravedad de la condena y el riesgo elevado de fuga.

El joven tenía 20 años cuando un conocido matrimonio de Llucmajor, dueño de la mayor fortuna inmobiliaria de la localidad le denunció por estafa. La pareja, que no tiene hijos, aseguró que había sido engañada por las maniobras de Luis, al que conocía desde niño, ya que había conseguido que le entregaran toda su fortuna. Le donaron, además de dinero en metálico (que no han recuperado) hasta quince fincas, en varias zonas, algunas de ellas situadas en primera línea de mar quince fincas. Dijeron que Luis les convenció de que estas donaciones serían simuladas y que las escrituras las guardaría en un cajón.

Se trataba de una operación para que él pudiera aparentar una solvencia económica suficiente para negociar ante el banco y, en su nombre, conseguir un precio inferior en la compra de un inmueble. El joven, compinchado supuestamente con su madre, acompañó al matrimonio hasta a tres notarías distintas. Los notarios se extrañaron de la operación y preguntaron a la pareja si estaban seguros de lo que hacían, por cuanto estaban literalmente regalando todo su patrimonio a Luis Rodríguez Toubes sin recibir nada a cambio. La pareja, que según se demostrará en el juicio tiene una capacidad mental limitada, reafirmó la operación, con el convencimiento de que era una simulación, pues el joven les había prometido que todo era ficticio, por cuanto nunca iba a utilizar este patrimonio.

Pero a la hora de la verdad no fue así. Cuando el joven tuvo las fincas a su nombre, lo primero que hizo fue una operación de permuta de una de ellas. Es decir, negoció con un constructor la cesión de una finca, a cambio de dinero y de otra propiedad. Ese constructor era Antoni Garau Pou, quien también ha sido condenado a seis meses de prisión por blanqueo de capitales y a pagar una multa de 240.000 euros.