El último barco con 3.000 toneladas de residuos, procedente de Irlanda para incinerar en Son Reus, atracó ayer en el puerto de Alcúdia. La consellera insular de Medio Ambiente, Sandra Espeja, valoró ayer esta cuestión: "Hoy es un día de celebración, ya que con la llegada de este último buque se cumple uno de los puntos del pacto de gobernabilidad y una de las principales demandas de los ciudadanos a la institución. Hoy Mallorca deja de ser el estercolero de Europa".

Espeja apuntó que con esta determinación se ha evitado que hasta las isla llegaran 120 toneladas de residuos foráneos, 20.000 entre noviembre y diciembre de 2015 y 10.000 en 2016.

La ex consellera insular del PP, Catalina Soler, vaticinó que esta decisión supondrá un incremento de la tarifa de incineración para los mallorquines a partir de 2016. Recordó que la importación de residuos no ha afectado al turismo.