Los notarios que firmaron las escrituras de donación a favor de Luis Rodríguez Toubes, el joven que está acusado de engañar a una pareja de Llucmajor, advirtieron a los denunciantes de las consecuencias que supondría aquella operación. Y, aún así, aceptaron firmar las escrituras, de tal forma que toda su fortuna, valorada en unos 40 millones de euros, pasaba a manos del joven.

Los notarios declararon ayer como testigos en la tercera sesión del juicio. Uno de ellos explicó que, en el momento de la firma, "no entendía lo que pretendían que firmara. Se trataba de una donación de unas fincas sin ningún tipo de reserva y sin recibir nada a cambio. Esta operación suponía un problema fiscal muy gordo", detalló. La pareja y el joven Luis acudieron al notario Andreu Isern, al que conocían de sobra porque había estado muchos años antes en Llucmajor. De hecho, sobre todo conocía a la madre del joven acusado. Antes de firmar las escrituras, Luis había hablado con el oficial de la notaria para explicarle el contenido de los documentos. En esta redacción no intervino el titular de la notaría, que por primera vez leyó el documento en el momento que se reunió con el matrimonio de Llucmajor y con Luis. "Todos tenían capacidad", insistió el notario, que reconoció que no entendía la operación que se pretendía hacer. Ante sus dudas, y sobre todo para informar de las consecuencias tributarias que suponían donar unos bienes de tanto valor a una persona ajena a la familia, el notario envió al matrimonio a una gestoría de su confianza, para que les asesorara de las consecuencias fiscales. También le pidió a Luis que saliera del despacho, para poder hablar con el matrimonio y plantearles la posibilidad de reservarse algún tipo de derecho sobre los bienes que estaban dispuestos a donar. "Yo no quería firmar la escritura porque no lo tenía claro", señaló el notario, que detalló que cambió de opinión cuando la mujer le convenció tras explicarle que "no tenían herederos y que tenían mucha confianza en Luis y querían dárselo todo". El notario reconoció que, en 30 años de profesión, era la primera vez que vivía una situación como esta y recordó que durante la firma la pareja apenas hablaba, como si tuvieran mucha prisa por firmar las nuevas escrituras y marcharse. El testigo reconoció que no sabía que antes de ir a su despacho, ya se habían firmado otras escrituras en otra notaría de Palma. Explicó al tribunal que tras validar las nuevas escrituras comunicó la operación a Hacienda, así como al organismo que investiga las operaciones de blanqueo de dinero. Lo hizo, según explicó ayer, ante las sospechas de esta operación, pero que se limitó a informar, sin indagar sobre los acuerdos económicos que habían adoptado las tres personas.

En el mismo sentido que su compañero declaró ayer el notario Álvaro Delgado, que también firmó una escritura de donación. Explicó que el documento se preparó "sobre la marcha", con cierta premura y que en el momento de reunirse con las tres personas "le pedí al matrimonio que me explicara el motivo por el que quería hacer una donación de bienes a una persona que no era de su familia". El matrimonio respondió con la misma explicación, que no tenían hijos, que conocían a Luis de niño y que deseaban dejarle todo su patrimonio para que no quedara en manos del Estado.

Alto coste fiscal

El testigo insistió en que les explicó a los denunciante el alto coste fiscal que les iba a suponer la firma de ese documento, por cuanto no solo perdían todos sus bienes, sino que además tenían que pagar ellos los impuestos de la operación. Delgado recordó que el matrimonio de Llucmajor "eran personas comunicativas, aunque ella hablaba más que él" y que les preguntó varias veces si estaban presionados para realizar estos documentos y "me insistieron que no, que su deseo era realizar esta donación". El testigo se llevó la impresión de que existía una fuerte familiaridad entre los tres, que además le informaron que con anterioridad habían realizado otras donaciones, si bien se hicieron en otras notarías de Palma.

La explicación que da la acusación particular a este comportamiento de la pareja en las notarias es que Luis les había advertido a los dos vecinos de Llucmajor que no pusieran ningún reparo a la firma de las nuevas escrituras, ya que de lo contrario podrían perder todo el dinero a cuenta que habían pagado por la compra de una casa en sa Ràpita, cuya negociación encabezaba el joven acusado.

Precisamente, uno de los denunciantes, Juan Ferrando, cuya declaración se inició el martes y continuó ayer, evidenció ante el tribunal las dificultades que tiene para entender las preguntas más sencillas. El hombre afirmó que los documentos que le entregaba Luis los firmaba "sin leer" y explicó que siempre ha contado con asesores que se han encargado de gestionar sus bienes.

El denunciante explicó que desde que se produjo la donación de las fincas, ha perdido calidad de vida, ya que sus rentas económicas se han reducido. Solo reciben dinero de algunos alquileres, como por ejemplo el coto de caza que hay en la finca Garonda, que es de su propiedad. El hombre explicó que hace unos días precisó asistencia médica, debido a que se emitió en una televisión nacional un reportaje sobre su caso. "Tuve que medicarme porque estaba muy mal", insistió. A pesar de sus limitaciones intelectuales, el hombre reconoció que tenía carnet de conducir y una autorización para manejar una barca, así como licencia de armas.