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Salud

Los diabéticos sí pueden comer uvas

La dietista Elena Muñoz desmonta las falsas creencias sobre esta enfermedad metabólica

Elena Muñoz, ayer antes de pronunciar la conferencia. ADIBA

"Contrariamente a lo que se piensa, la ingesta de alcohol sí altera al paciente diabético porque puede inhibir la producción hepática de glucosa y producirle hipoglucemias (descensos irregulares del nivel de azúcar en sangre).

Esta y otras creencias erróneas extendidas entre la población diabética de las islas -estimada en alrededor de 120.000 personas, la mayoría de ellas a consecuencia de una vida sedentaria y una deficiente alimentación- fueron desmontadas ayer por la dietista nutricionista Elena Muñoz en el transcurso de una charla ofrecida con motivo del día mundial de esta especialidad que este año ha escogido esta temática como eje central de la efeméride.

Muñoz, dietista nutricionista de las asociaciones que defienden los intereses de los enfermos renales y diabéticos, ALCER y ADIBA, respectivamente, "desmontó" hasta 14 falsos mitos en torno a la alimentación de las personas que padecen esta enfermedad.

"Es falso que un diabético no pueda comer hidratos de carbono en la cena. Todo dependerá de la actividad física que desarrolle o de la medicación que esté tomando, como también lo es que la sacarina produzca cáncer. No hay ningún estudio que haya vinculado un proceso cancerígeno con el consumo de sacarina sódica", recalca la especialista, que también rechaza el extendido mito de que para estos pacientes es mejor consumir miel que azúcar: "La miel contiene azúcares e influye igual en las glucemias del paciente".

Pese a lo que se cree, aún no existe cura para esta enfermedad crónica. "Hay tres vías de investigación: una vacuna que frene el ataque de las células inmunitarias a las que producen insulina, la terapia de los trasplantes de islotes de páncreas y el desarrollo de fármacos que promuevan la proliferación, la regeneración y/o la recuperación de células beta (productoras de insulina)", enumera Muñoz que, para no despertar falsas expectativas, advierte de que se tratan de terapias que podrían funcionar a largo plazo.

Ni aptos ni lights

También es erróneo pensar que se pueden consumir sin recato productos etiquetados como aptos para diabéticos o alimentos light, ligeros o sin azúcar. "Muchos diabéticos piensan: Si me tomo la pastillita, puedo comer lo que quiera. Y no es así. Los productos aptos para ellos pueden contener un alto contenido en grasas y almidón, por lo que hay que moderar su consumo. De la misma manera, para que un producto sea considerado light tan solo debe reducir en un 30% el contenido de grasas o azúcares del producto original. Con respecto a los efectos de la metformina (antidiabéticos orales), por sí solos no bastan, el paciente debe seguir una dieta saludable", confronta.

"Tampoco es cierto que los diabéticos no puedan comer plátanos, uvas o melón. Este último engaña por su dulce sabor cuando en realidad esta fruta contiene menos hidratos de carbono y azúcares que una manzana. Es cierto que el plátano y la uva sí tienen más hidratos, pero basta con comer menos cantidad. Cien gramos de estas frutas equivaldrían a 200 de manzana, por ejemplo", alecciona la dietista, que también rebate que el arroz, la pasta o las patatas estén vedados para estos enfermos aunque, eso sí, aconseja un consumo moderado marcado por el estilo de vida del paciente.

La insulina no provoca ceguera ni amputación de miembros, lo hacen las complicaciones que surgen por un mal control de la enfermedad, de la misma manera que es falso que toda persona diagnosticada con azúcar deba inyectarse esta hormona o que esta enfermedad detectada durante el embarazo sea temporal, en ocasiones llega para quedarse. "La sal también es mala para el diabético por su riesgo cardiovascular y, en general, un diabético debería seguir una dieta mediterránea como el resto de la población. Con un estilo de vida saludable se evitarían más de un 70% de los casos de diabetes de tipo II", concluye la especialista.

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