El año que viene será el mejor de la historia del turismo, pero la ecotasa lo arruinará todo. Suena a contradicción, pero es el discurso oficial de los hoteleros, que tienen argumentos para explicar la aparente paradoja. Los ofrecía ayer Inmaculada Benito, presidenta de la Federación Hotelera, que primero aseguraba que el año que viene será de cine, después afirmaba que se sienten "agredidos" por el Govern Armengol, y al final acababa advirtiendo de que si se sigue adelante con políticas turísticas aplicadas sin escuchar al sector, en los próximos años los hoteleros perderán el 15,9% de su rentabilidad y se verán obligados a reducir un 25% sus inversiones. O traducido a millones, si no cambia la línea de actuación del Govern y en mayo se da luz verde al nuevo impuesto turístico, como ha confirmado en Londres el vicepresidente balear de Turismo, las islas se exponen a perder entre 600 y 800 millones de inversiones hoteleras en reformas de establecimientos.

La cifra, recalca Benito, está incluida en un informe de la consultora Ernst & Young. Y no es una amenaza, matiza, sino una certeza avalada por datos técnicos. Si así fuera, recalca, el resultado para la economía balear sería "nefasto", con menos hoteles en condiciones de apostar por la calidad que tan buenos resultados está dando y con menos dinero entrando en un sector que lleva dos años creando empleo gracias a las inversiones hoteleras: la construcción. Sin ir más lejos, dice Benito, todavía este invierno los hoteleros van a destinar 400 millones a 200 reformas entre noviembre y marzo.

"Las cosas van a seguir yendo bien de momento, a pesar de lo que pueda venir, pero nos sentimos decepcionados con la política turística, porque se nos había anunciado una voluntad de dialogo y trabajo conjunto que no se está materializando", criticaba ayer en Londres Inma Benito, que se expresaba con dureza pocas veces vista contra un Govern que "ha venido a Londres a anunciar a nuestro clientes que implanta un impuesto turístico desde mayo".

Los hoteleros pagarán la ecotasa

"Anunciar un impuesto no es la mejor promoción", ironizaba Benito, antes de recalcar que se sienten ninguneados por un Govern que les pidió opinión sobre el impuesto y luego anuncia sin comunicarles nada que el tributo empieza en mayo. Y eso que se les había insistido en la importancia de retrasarlo. La razón, dice Benito, es que las empresas serán las que tengan que absorber el tributo. En teoría se le cobra al turista, reconoce, pero la realidad del modelo balear (basado en la venta de paquetes de vuelo y hotel) hace que muchos empresarios estén cancelando contrataciones e inversiones para compensar lo que dejarán de ganar al pagar ellos la ecotasa. Con lo que el que iba a reformar dos restaurantes y una piscina, ahora arreglará uno y dejará la piscina para otro año.

"Nos sentimos disgustados, agredidos, y agraviados. Vamos a seguir intentado el diálogo con el Govern, pero estamos en el camino equivocado, con una política antiempresa, intentando obviar a los empresarios en la toma de decisiones", atacaba Benito, que cargaba contra la decisión del Govern de saltarse su promesa de invertir la recaudación de la ecotasa en turismo, para dedicarla "a gasto corriente y cuadrar las cuentas", mientras mantiene políticas de "clientelismo" de la izquierda, reflejadas según ella en los presupuestos.