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Economía

El optimismo consumista vuelve a máximos a un mes de la Navidad

La confianza crece pese a que hay variables, como el paro, que siguen tan mal como en el momento de mayor pesimismo

La confianza es caprichosa. Y más volátil que la bolsa y los mercados financieros, si es que eso es posible. Apenas tres años después de que tanto en España como en Balears las encuestas con las que se elaboran los índices de confianza de consumidores y empresarios alcanzasen sus valores más bajos, los mismos indicadores rozan máximos históricos. De la depresión más absoluta a la euforia desatada, con equivalente insensatez en ambos casos, como decía hace ya más de un siglo Miguel de Unamuno cuando hablaba del carácter de un país de extremos e impulsos. Pero el caso es que así es. Según revela el último boletín económico del Banco de España, el optimismo ha alcanzado en este 2015 valores cercanos a los máximos en las islas, tanto entre los comerciantes minoristas como entre sus clientes, los consumidores, o sea todos en una sociedad y una economía movidas casi exclusivamente por el consumo.

¿Se nota esa confianza que reflejan los índices en la vida diaria? ¿O hablando en plata, se nota en la plata que entra en las cajas registradoras de los negocios? Pues sí, tanto comerciantes como hosteleros hablan de avances de facturación de entre el 5 y el 15%, aunque sobre todo en el sector comercial son cautos: gran parte del crecimiento de ventas está relacionado con las compras de consumidores extranjeros. Y eso es turismo.

¿Qué ocurrirá este invierno, o esta Navidad, cuando el único sostén del consumo sean los residentes? Pues será el momento clave, aunque los datos de crédito a particulares de las islas para hacer compras apuntan a que la campaña navideña será un éxito. Por fin. Todos los grandes bancos, incluidos los semipúblicos e intervenidos (como lo que queda de Sa Nostra en BMN o Bankia) lucen fuertes incrementos de los créditos pedidos para consumo. Del 33% de mejora del BBVA en Balears al 48% de CaixaBank en todo el Estado, pasando por el 43% de Sabadell en las islas, porcentajes de aumento que, pese a que cada entidad elabora sus índices con metodología distinta, se parecen mucho a los que lucen otros grandes como el Popular, ING o Santander.

Viajar y comer fuera

De repuntes fuertes en las ventas hablan también en la patronal de restauración, que cifra el crecimiento en el 15% y lo hace extensible a los mallorquines, de nuevo clientes habituales de sus restaurantes de siempre. Y de lo mismo hablan en otros negocios ligados al consumo, como la venta de coches o de viajes. Los baleares vuelven a moverse por ocio, y ya no van a destinos cercanos, sino que vuelven a mirar al otro lado del Atlántico para buscar playas caribeñas o vivir en directo postales clásicas como las de Nueva York en Navidad.

Así que quien puede gasta con ganas y confianza, que no es poco cambio: hace solo cuatro años no gastaba ni quien podía. Es el "componente psicológico de la crisis" del que entonces y ahora hablan de los economistas, que siguen advirtiendo: las circunstancias, los valores fundamentales de la economía, no han cambiado tanto como refleja el paso del pesimismo al optimismo, sobre todo en lo laboral, con el paro en cifras similares a las de hace cuatro años. De ahí otro indicador: el índice creciente de desigualdad, que recuerda que el consumo crece, pero las diferencias entre ricos y pobres también. Quien puede ahora sí consume, incluso a crédito, pero para quien no puede, nada ha cambiado.

También hay aquí un cambio relevante: los bancos, dice el Banco de España, han relajado este año, por primera vez desde el inicio de la crisis financiera, sus exigencias para conceder créditos. La receta vuelve a ser la previa a la crisis: confianza al alza y créditos cada vez más asequibles ponen otra vez a funcionar la locomotora consumista. La única, por lo visto.

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