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Nueva Balear

Historia impresa de Mallorca

Nueva Balear inició su actividad en 1913 imprimiendo naipes - Después pasó a acciones de empresas y a carteles publicitarios - Hoy, los Aguiló siguen al frente del negocio, custodiando un archivo que refleja la caída de la industria de la isla

Roberto Aguiló Bonnín cree que cada comercio tradicional que cierra para siempre es como una especie que se extingue. Se pierde la historia y la experiencia y una manera especial de hacer las cosas y de tratar al producto y al cliente. Desde su negocio familiar, Imprenta Nueva Balear, siguen intentando preservar esa manera de trabajar. Tras más de cien años en funcionamiento, se saben testigos de primera línea de la desaparicion progresiva de la industria de la isla y de su cambio a golpe de turismo.

Y es que desde 1913 su máquina tipográfica Albert Frankenthal 12.246 -centenaria y única en Mallorca- ha impreso naipes; acciones y participaciones de multitud de compañías; además de carteles publicitarios de empresas legendarias (muchas desaparecidas); fiestas de pueblos y de eventos deportivos. Su archivo es la historia impresa de Mallorca.

Así por ejemplo atesoran carteles publicitarios de productos como Laxante Vegetal Terrasa, carriles Express (para las cortinas) o Gasógenos Payeras: "Era un sistema que permitía que el coche tirara si se quedaba sin gasolina con un combustible hecho con cáscaras de almendras, ¿te imaginas? No te haces a una idea de lo que he visto yo", se asombra rememorando Aguiló.

Los afiches de fiestas y conciertos dan testimonio de la evolución de los gustos y de la apertura progresiva de Mallorca al turismo: carteles con actuaciones de Maria Dolores Pradera, Ray Charles, Rocío Jurado; obras de Xesc Forteza y monólogos de Eugenio o fiestas en la "discotheque" La Cueva de Peguera.

Más antiguas son los documentos de obligaciones y acciones que conservar Roberto Aguiló Bonnín y sus hijos Maria Belén y Roberto Aguiló Mora (que constituyen la cuarta generación al frente del negocio). En su archivo hay documentos de cooperativas agrícolas como la de Felanitx; de la Compañía de Gas y Electricidad (GESA) en 1919; del "Banco de La Puebla"; de la empresa de Leche Condensada La Payesa; Isleña de Vapores (hoy, Trasmediterránea); Mare Nostrum Seguros (actualmente la Clínica Rotger); la fábrica La Roqueta, de 1918; y así una larga lista.

Colgando de la pared de su despacho, Aguiló guarda incluso un trozo de una piedra litográfica usada para una emisión de obligaciones del Circulo Mallorquín en 1926; fruto de un minucioso trabajo de seis meses pintando con un pequeño lápiz hasta el más pequeño detalle sobre la piedra para evitar falsificaciones.

Para Imprenta Nueva Balear esa minuciosidad era la norma de trabajo teniendo en cuenta a qué se dedicaban en sus orígenes: la fabricacion de naipes; una tarea que suponía un gran prestigio al requerir una precisión muy elevada para que no pudiese decirse que las cartas estaban marcadas. Fabricaron cartas de todo tipo, según las modas. Por ejemplo, una de las variantes tenía publicidad de la Casa Chocolates Rosselló, que estaba en la calle Oms.

La máquina Albert Frankenthal llegó a Mallorca en 1913 y estaba ubicada en el Mercat dels Hortelans, en Avinguda Alexandre Rosselló, donde hoy está el Bar Terminal. Pertenecía a una sociedad alemana, pero en 1917 llegó a manos de Jordi Aguiló Fortesa, que trabajaba en GESA, porque los alemanes no pudieron hacer frente a una deuda por consumo eléctrico. Aguiló llegó así al negocio y continuó haciendo naipes.

En 1924 la empresa se trasladó a su actual ubicación, al otro lado de la calle, en la esquina con Costa i Llobera. Para mover la máquina y sus doce toneladas de peso hizo falta poner raíles de tren. En 1939 tomó el relevo Gaietà Aguiló, hijo de Jordi. Se asocia con Josep Valentí, pero posteriormente le compraría su parte. En ese momento, coincidiendo con el fin de la Guerra Civil, dan el salto y empiezan a imprimir todo tipo de documentos (carteles, revistas, fascículos, cajas, cursos de patronaje...). En 1962, se incorpora Roberto Aguiló Bonnín.

Con la llegada de los años 90 y los avances tecnológicos, la Albert Frankenthal queda en desuso. Su último trabajo fue artístico: la edición KOSE, de 50 ejemplares, cada uno con trece litografías de Bernardí Roig, trece poemas de Pep Seguí Miró y una litrografía partitura de Joan Valent. Poco después, en 1995, abre sus puertas El Corte Inglés, que les hizo propuestas para comprarles el local. Pero Aguiló se resistió a vender y hoy, veinte años después, Nueva Balear es el único negocio a pie de calle de esa manzana que no pertenece a la cadena comercial cuya llegada, reconoce Aguiló, revolucionó la ciudad.

En 2004 Roberto Aguiló Mora, bisnieto del primer Aguiló de Nueva Balear, tomó el relevo del negocio, que se ha diversificado con la apertura de un estanco y una administración de loterías. Siguen trabajando en la impresion, y aunque pasaron años muy difíciles debido a la "doble crisis" que aseguran haber sufrido - la crisis generalizada y la crisis de la industria- han salido adelante haciendo "cosas especiales y únicas" dice Aguiló Mora. La Albert Frankenthal ya no se usa, pero funciona y de hecho la han puesto en marcha un par de ocasiones para grabaciones y reportajes.

La máquina es el orgullo de esta empresa. Entrar por la puerta principal y franquear el espacio de atención al público y los despachos hasta llegar al taller donde se ubica es como viajar en el tiempo dando unos pocos pasos. Roberto Aguiló Bonnín recuerda perfectamente cuando la Albert Frankenthal 12.246 funcionaba a pleno rendimiento. De hecho, aún recuerda y se rie de cómo el maquinista, que levantaba su pesada tapa para sacar las impresiones más de mil veces al día con un solo brazo, había desarrollado en la parte derecha una musculatura y una fuerza exagerada en comparación con la izquierda.

Aguiló Bonnín, hoy jubilado y a punto de cumplir los 70 años, estuvo pensando en donar la máquina y habló con el Museo Heraclio Fournier, en Vitoria, que estaba muy interesado en poder exhibirla, pero al final, debido principalmente a su peso, no fue posible. Lo que sí está expuesto en dicho museo son varios juegos de cartas hechos en Nueva Balear.

Hoy Aguiló se alegra de haber conservado la máquina. Cree que ahora se está volviendo a valorar "lo nuestro" y lo tradicional. En medio de la vorágine digital y la producción en masa, detecta cierta corriente de sensibilidad hacia lo hecho artesanalmente, hacia lo único. Tanto él como su hijo ven que hay artistas interesados en este tipo de impresión e incluso que crece el número de diseñadores interesados en crear tipografías old style, pero también son conscientes de que es algo minoritario y que en Mallorca hay poco movimiento.

Contra la extinción

Hace unos años Aguiló Bonnín quiso hacer unos obsequios para repartir entre sus clientes, coincidiendo con el aniversario de la empresa. Acudió al Jardín Botánico de Sóller donde le dieron semillas de cuatro especies de plantas en peligro de extinción. Su plan era fabricar un papel que integrase esas semillas, darlas a los clientes, que estos la sembrasen "y que las abejas hiciesen el resto".

Viajó a fábricas de papel del País Vasco e hizo muchas pruebas, pero finalmente la idea no cuajó; un lástima dado el gran simbolismo que para Aguiló suponía la iniciativa ya que en su opinión "cuando una planta se extingue hay un problema, igual que cuando una industria cierra para siempre se pierde una manera única de hacer y entender el trabajo".

Aguiló ha reflexionado mucho sobre el tema y aún tiene otra metáfora: "La vida es como conducir: tienes que mirar hacia adelante, pero cuando quieres adelantar también miras hacia atrás con los retrovisores: si solo miras hacia delante tendrás un problema".

La evolución: de carteles industriales a los de fiestas

Los carteles impresos en Nueva Balear reflejan perfectamente cómo iba cambiando la isla. Y así, según avanzaba el siglo XX, fueron haciendo menos carteles industriales (de compañías como Gasógenos Payeras o Laxante Terrasa, por ejemplo) para empezar a imprimir más afiches de fiestas y actuaciones de artistas nacionales e internacionales de renombre, de Maria Dolores Pradera a Ray Charles. En la foto, Roberto Aguiló señala algunos de los que tienen expuestos en su taller y explica el trabajo que les llevó.

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