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Economía

El consumo resucita los créditos bancarios

Los préstamos para pagar a plazos se han duplicado este año en algunas entidades, que explican que las islas se recuperan más rápido - Los bancos documentan un aumento de las operaciones para afrontar pagos de pisos, coches, viajes o productos de ocio - Al avance ayudan la confianza creciente y compras aplazadas por el temor a la crisis, pero también más facilidades y mejores precios por parte de los bancos

De compras por Palma. El consumo ha estado sostenido por el turismo, pero los negocios hablan de un repunte fuerte de la clientela mallorquina. Manu Mielniezuk

­Con el turismo abonando la economía con euros, las empresas baleares fueron hace ya año y medio las primeras en lanzarse a invertir en un país aún agarrotado por la crisis. Los primeros brotes verdes reales prendían en el sustrato empresarial balear. Ahora los consumidores de las islas recorren el mismo camino, y también abanderan la recuperación del crédito de consumo e inmobiliario en España. Lo certifican tanto los datos oficiales del Banco de España y el Instituto Nacional de Estadística, como los directivos y portavoces de las entidades financieras líderes en las islas. Tras un proceso de fusiones que ha durado cinco años, los bancos que han sobrevivido a la crisis están hoy presentes en todo el Estado. Disponen así de información que les permite analizar al detalle el comportamiento de las distintas comunidades. Y coinciden en su diagnóstico: el mercado crediticio balear se ha reactivado antes que ningún otro. Y con más fuerza. En algunos casos, los créditos nuevos se están duplicando, sobre todo gracias a la creciente demanda de financiación por parte de los consumidores, recalcan los responsables de los bancos de referencia en Balears.

“La evolución del crédito está siendo muy positiva. Destacamos dos aspectos. Por un lado, estamos duplicando las formalizaciones de nuevos créditos con respecto al año anterior. Por otro, crecen de forma exponencial las nuevas solicitudes de financiación a través de las 114 oficinas que tenemos en Balears", corrobora Vicente Jábega, director territorial de Banca March, una entidad mallorquina que en el resto de España se ha convertido en referencia para los grandes capitales, pero que en Balears además recurre a su arraigo fundacional para llegar a la mayoría de la población y empresas. Y no les va mal la estrategia en unas islas que vuelven a arriesgar y a mover dinero.

Lo hacen tanto los ciudadanos como las empresas. Que el consumo se está calentando rápido, en gran parte debido a años de facturación turística récord, en los que el hundimiento del turismo español se ha visto contrarrestada con un fuerte aumento de los viajeros internacionales y la entrada de euros de todo el mundo. Sin ir más lejos, este año el sector cerrará con un récord de facturación: cerca de 13.000 millones de euros. Muchísimos.

Eso anima tanto el consumo como la inversión, abundan en otro de los bancos que ha sabido aprovechar la crisis para aumentar de talla y extenderse por el mercado balear: el Banco Sabadell. Hace solo seis años era un agente mediano con cierto reconocimiento entre las pymes. El estallido les cogió fuertes, parapetados en una estrategia prudente con poca exposición al ladrillo. Cuando empezó a escampar, se fueron de compras y se quedaron los restos de la gigantesca CAM y todo su agujero inmobiliario. Lo han digerido y ahora andan de compras por el mundo, mientras avanzan en comunidades como Balears. Y con vigor: entre enero y septiembre de este año los créditos nuevos concedidos a particulares en las islas se les han disparado un 43%, muy por encima de la media de Sabadell en la zona mediterránea (31,8%).

Las islas marcan el ritmo

“Balears está teniendo un comportamiento mejor que el resto de los territorios”, explican en Sabadell. Tanto es así, dicen, que de hecho las islas son una de las escasas zonas en las que les está creciendo el volumen de negocio total (no solo créditos): avanza un 2%, hasta los 5.839 millones de euros, con crecimiento tanto en el activo como en el pasivo. “En el resto del país, el volumen de negocio está más estancado”, abundan. “[En el resto de España] se ha hecho un esfuerzo por la reducción de créditos dudosos (los morosos), y mientras tanto Balears se recuperaba antes, estaba menos expuesta”, explican en Sabadell, que ofrecen así una clave de la mejora balear del crédito y el consumo: el menor impacto del estallido inmobiliario, que lleva meses reflejándose en hechos como que las islas sean la comunidad en la que menos han caído los precios de la vivienda, en la que antes han empezado a subir y donde más rápido crecen las ventas.

Se consume ladrillo otra vez, pues. Pero no solo eso. La venta de coches o el gasto de gasolina ha vuelto a cifras previas a la crisis, mientras crece la facturación en comercio y hostelería. Hay más confianza para gastar. Y se gasta. Aunque sea a crédito. Que eso también cambia ahora: en los últimos años los hogares de las islas, como los del resto de España, se dieron al ahorro mientras se devolvían créditos (hipotecas fundamentalmente), un desendeudamiento que ahora se invierte para volver al consumo aplazado. Otro ejemplo: BBVA ha elevado en las islas esta año un 32% la concesión de créditos al consumo, un avance de aúpa.

¿Razones? Según coinciden los ejecutivos de banca consultados, hay un coctel de motivos. Primero, los bancos están prestando a condiciones más asequibles (tanto en requisitos como en precio en forma de intereses), gracias sobre todo al dinero casi gratis (a tipos cercanos a cero) que les presta el Banco Central Europeo. Segundo, en el caso balear la llegada de euros del extranjero vía turismo y sector inmobiliario está alimentando al resto de la economía, y se traslada al empleo (hay más) y al consumo. Tercero, muchos grandes ahorradores han pasado de las posiciones defensivas a la compra de activos, algo que incide por ejemplo en la compra de pisos, en muchos casos con hipoteca (de ahí los aumentos espectaculares en las cifras de préstamos hipotecarios). Y cuarto, todo ello coincide con demasiados años de precaución de los consumidores menos pudientes, que han aplazado compras que ahora ya no pueden esperar más, si es que se puede asumir el coste (cambios de coche viejo y similares). El grifo se ha abierto. El consumismo resucita.

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