Antonio Fluxà Rosselló, presidente de la firma de calzados Lotusse y miembro de una de las sagas familiares y empresariales más importantes de Mallorca, de la que también forman parte sus hermanos Miguel, presidente de Iberostar, y Lorenzo, presidente de Camper, así como su hermana Maria de Lluc, destacada comisaria y galerista de arte, falleció la madrugada de ayer a los 79 años de edad acompañado de su familia, informó la firma de calzado y complementos en un comunicado. El funeral se celebrará en la parroquia de Santa Maria la Mayor de Inca el lunes a las 20.30 horas. Y el velatorio, hoy de 10.00 a 14.00 horas en el cementerio municipal de la capital del Raiguer.

Nacido en Inca el 12 de abril de 1936, cuatro meses antes del estallido de la Guerra Civil, respiró desde su infancia la pasión por la fábrica que le transmitieron su padre, Lorenzo Fluxà Figuerola, y su abuelo y fundador de la casa en 1877, Antonio Fluxà Figuerola. Se licenció en Químicas y lideró la tercera generación de la empresa de calzado.

Antonio Fluxà, casado con Isabel Domené, era llamado cariñosa y respetuosamente Don Antonio por los trabajadores de la fábrica. A lo largo de su dilatada trayectoria empresarial, modernizó la firma y afrontó los retos de un entorno global competitivo, situando la marca en mercados internacionales nuevos, como el caso de China, o muy competitivos, como el de Estados Unidos. Además, en ese tránsito que conectó las raíces de la empresa con un futuro internacionalizado le han acompañado sus hijos, Juan Antonio, Maribel, Lorenzo y Catalina, que ahora toman definitivamente las riendas del proyecto empresarial que su padre les lega.

Hasta el final de su vida, Antonio Fluxà siguió visitandos casi diariamente la fábrica para saludar a sus trabajadores, a los que consideraba como parte de su familia y con los que hasta el último momento mantuvo una entrañable relación, forjada durante las décadas en que gran parte de ellos han pasado fabricando el calzado Lottusse siguiendo las indicaciones de su presidente: "Lo mismo cuesta hacer una cosa bien hecha que una cosa mal hecha, la dedicación es siempre la misma, sólo hay que fijarse un poco más". De igual modo, su filosofía de vida la resumía en tres palabras: "calma, tacto y paciencia", porque conectando con la tradición de la casa entendía el diseño del calzado como una constante renovación de lo clásico. Y con esa filosofía llevó a la firma a convertirse en uno de los primeros referentes del sector.