Los presupuestos de la comunidad nacían condicionados por dos circunstancias que dificultaban en extremo su elaboración. Por un lado, el déficit impuesto desde Madrid es del 0,3%, la tasa más baja fijada hasta ahora. Eso supone que el Govern solo puede gastarse 12 millones más de los que ingrese, un margen ridículo si se compara por ejemplo con los 450 millones que gastó de más el Govern Bauzá el año pasado, y este año el déficit acabará según el Ejecutivo de Armengol por encima del 1,5% (65 millones de agujero). A eso hay que sumarle otra circunstancia: la comunidad tendrá que devolver este año 713 millones en créditos del pasado, cifra a la que se suman 156 millones de pago de intereses. En total, 869 millones de euros del gasto público van a pagar desfases pasados (el 20%, uno de cada cinco euros).

En ese contexto, se le preguntaba a la consellera si, como le pedían desde Podemos, piensan renegociar esa deuda para amortizar menos y disponer de más fondos para necesidades sociales. Cati Cladera respondía que es justo lo que están haciendo, aunque aclaraba que, gracias a las herramientas de financiación activadas por el Gobierno Rajoy, el 65% de la deuda balear está en manos del Estado, al que pedirán "más flexibilidad" a la hora de devolver. Cladera reconocía no obstante que los créditos del Estado, que no cobra intereses por el dinero que deja, hacen que Balears vaya a reducir el año que viene un 18% el pago de intereses (156 millones, en vez de 191). Los que quedan por abonar son de préstamos de banca, la mayoría concertados durante las legislaturas de Matas (PP) y Antich (PSOE). "Estamos en negociación con las entidades para ver si se pueden bajar los tipos de interés de esos créditos", explicaba Cladera.

Mientras, el Govern concertará nuevos créditos para cuadrarr presupuesto: el año que viene, los ingresos financieros serán de 1.019 millones, algo menos que en las últimas cuentas de Bauzá (1.057 millones).