Jordi Ludevid i Anglada es el presidente del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE). Es arquitecto municipal en varios ayuntamientos de la provincia de Barcelona. Ha viajado a Palma para tener un encuentro informativo con el Colegio de Arquitectos de Balears sobre la futura ley de arquitectura.
-¿Los arquitectos de Balears están preparados para exportar?
-Las fortalezas de los arquitectos baleares de cara a la exportación son su excelente formación, la buena calidad del diseño, el prestigio, la experiencia, una formación artística diferenciada y la capacidad de trabajar con creatividad y flexibilidad. En cuanto a las debilidades podemos citar una estructura empresarial reducida, el desconocimiento de la demanda en el extranjero, la falta de capacidades en gestión e idiomas, así como la ausencia de estrategia y criterios a la hora de elegir un país. Para el Consejo es fundamental apoyar a los arquitectos españoles en su internacionalización, tal y como se hace a otros sectores. El CSCAE trabaja desde el año 2010 en promover la competitividad de los estudios de arquitectura en el exterior.
-Se habla de sostenibilidad en el sector de la construcción y de compromiso con el medio ambiente. ¿Es viable económicamente todo ello teniendo en cuenta que el sector ha sido de los más afectados por la crisis?
-Tendrá que ser viable porque es una directiva europea muy importante que hay que cumplir y además tendrá que hacerse porque produce unos ahorros muy relevantes en el consumo energético de las infraestructuras. Lo que no puede ser es que durante el último periodo haya subido el consumo de los edificios españoles en más de un 8 por ciento cuando en Europa están bajando a marchas cruzadas. Y hay que dar un golpe de timón.
-¿Puede la construcción volver a ser uno de los motores económicos? ¿No podría producirse una nueva burbuja inmobiliaria si el país vuelve a apostar fuertemente por ese modelo?
-Nosotros decimos que España no saldrá de la crisis gracias a la construcción, pero que tampoco la superará sin ella. Es decir, no vamos a ser el motor de la recuperación, pero en cambio vamos a ser la prueba de que hemos salido de la crisis. Tanto si hablamos de empleo como de creación de riqueza, el sector de la construcción es decisivo y ahora mismo representa el 5,9 del producto interior bruto. De hecho, debería doblarse.
-¿Entonces se busca que dicho crecimiento sea igual que el que hubo durante el "boom" inmobiliario?
-No. Durante el "boom" inmobiliario representábamos un 16 o 17 por ciento del PIB, que es una locura, y en cambio en el resto de países de Europa el promedio del sector de la construcción es de un 9,5 del PIB. Nosotros estamos en el 5,8 o 5,9 y por tanto hablaremos de recuperación cuando estemos cerca del 9 por ciento.
-Ya que hemos hablado de la burbuja inmobiliaria: en el año 2007, ¿ya se veía que la situación no iba a poder continuar? ¿Usted previó esa posibilidad o le cogió por sorpresa?
-Muy poca gente anticipó lo que iba a ocurrir. Algunas personas defendían la existencia de la burbuja, pero eran muy pocas. De modo que, de alguna manera, la envergadura del estallido de la burbuja provocó una gran sorpresa generalizada.
-¿Qué opinión le merece el Palacio de Congresos?
-Sé que tiene la firma de un muy buen arquitecto, y eso es todo lo que te puedo decir. Más allá de eso, no tengo un conocimiento lo suficientemente detallado de este tema local.
-Se habla de un proyecto relacionado con convertir el Paseo Marítimo en un bulevar. ¿Qué opina de ello?
-Todo lo que sea reflexionar sobre la ciudad y el espacio público me parece interesante, pero no me posicionaré en este tema más allá de que me parece bien que se estudien diferentes posibilidades.
