Después de dejarse querer durante meses, Mateo Isern al final se decide a jugar. El exalcalde de Palma del PP, defenestrado por el expresidente José Ramón Bauzá, ha resuelto sus dudas y regresa a la primera línea política. Desde ayer compite en serio en la carrera para ser diputado en Madrid, aunque previsiblemente no lo hará público hasta la semana que viene.

Isern no es el único aspirante, deberá pugnar con el que fue su número dos, Álvaro Gijón, y la cunera Isabel Borrego, secretaria de Estado de Turismo a la que avala Bauzá y el sector españolista. Pero el exalcalde sí es el más aventajado para ser el cartel electoral de los populares al Congreso en las generales del próximo 20 de diciembre. Un sondeo interno entre los dirigentes de las juntas locales, a instancias del presidente de la formación, Miquel Vidal, ha arrojado un incontestable apoyo a su persona. El 70% de los municipios le quieren como número uno.

El sí de Isern desbanca a Miquel Ramis de ser reelegido. El actual diputado mallorquín en las Cortes tenía todos los puntos de repetir como candidato, pero el exalcalde palmesano le adelanta siguiendo las estrategias internas.

"Cualquiera de mis compañeros me parece que será un magnífico cabeza de lista", se limitó a señalar ayer Ramis al ser preguntado sobre el asunto, rechazando estar molesto. El alcudienc eludió explicar cuál será ahora su destino, insistiendo en que desde Gijón a Borrego, pasando por Isern, todos le parecen buenos candidatos.

No obstante, fuentes del PP señalan que la maniobra está pactada de antemano. Ramis e Isern tienen buena relación personal, y en esta batalla ambos han ido más o menos de la mano.

Si el exalcalde hubiera descartado finalmente pisar la arena -la única vez que ha capitaneado una lista lo hizo con el dedazo de José María Rodríguez, que le aseguraba el éxito-, Ramis hubiera vuelto a ser el cartel electoral para completar el tradicional ciclo de dos legislaturas. Al postularse Mateo Isern para el puesto, el plan pasa ahora porque Ramis encabece la lista del PP al Senado por Balears, evitándole un ninguneo. El que fue candidato en 2011 se garantiza así el escaño; los que le conocen aseguran que no hubiera aceptado ser relegado al cuarto puesto de la candidatura al Congreso (el dos y el tres corresponden al PP de Eivissa y Menorca, sin olvidar que la candidatura debe ser paritaria). Máxime cuando el propio PP balear admite en privado que se dará con un canto en los dientes si el 20-D mantiene 3 de sus actuales 5 diputados.

Isern es una de las bazas principales con las que juega el sector crítico para conquistar el poder tras derrocar a Bauzá. Hace tándem con Biel Company, que ambiciona la presidencia del partido. Colocar al exalcalde en Madrid resulta fundamental para el exconseller como paso previo a hacerse con el control del PP balear.

El próximo lunes 26 el partido abrirá formalmente el plazo para la presentación de candidatos. Con el plácet de Génova, sera la junta directiva insular del PP, integrada por 160 miembros, la que elija al cabeza de lista, todavía sin fecha.

Miquel Vidal ha dicho por activa y por pasiva que preferiría que hubiera una lista de consenso, pero a día de hoy sigue antojándose difícil. El presidente del PP intenta evitar una votación donde se visualice una vez más la fuerte división entre las distintas facciones existentes en la formación conservadora. Otros barones respaldan su postura advirtiendo de la complejidad de bastir la candidatura definitiva mediante sufragio. Implicaría, dicen, tener que descartar a los aspirantes más votados por detrás del número uno, para encajar a los de las otras islas e incluir a dos mujeres entre los cinco primeros puestos.

Los rodriguistas continúan comandando la junta territorial del PP de Palma, la más potente, y para nada quieren ver a Isern como candidato a las generales. Rodríguez hará valer todas sus fuerzas para evitarlo, aunque cada vez más voces en el PP minimizan su peso. Gijón y Borrego podrían sumar sus apoyos a favor de la segunda, para impedir que gane el exalcalde. Aún así, los críticos arrasan en la part forana, y según sus cálculos controlan la mayoría de votos en la junta insular (un centenar), lo que allana el camino al palmesano.