El Tribunal Superior de Justicia de Balears ha condenado al Servei de Salud de Balears, Ib-Salut, a que indemnice a los padres de una criatura por la mala asistencia que recibió la madre durante el parto. A través de la compañía de seguros se tendrá que abonar una indemnización de 300.000 euros para paliar las graves secuelas que padece la menor.

El nacimiento se produjo en el hospital público de Manacor en el año 2006. La madre era una mujer joven, de solo 23 años de edad, cuyo embarazado se desarrolló con normalidad, salvo en los últimos días. En la semana 39 se detectó que el bebe sufría un déficit de líquido amniótico, pero que no había afectado al feto. Ante esta situación se decidió terminar el embarazo provocando el parto a través de un proceso de inducción.

La madre ingresó en el hospital en la tarde del día 4 de marzo de 2006. Fue monitorizada y se comprobó que los resultados eran normales. Por la tarde subió a planta. De madrugada se avisó de que la mujer sangraba con abundancia. Fue llevada al paritorio y la matrona comprobó que el sangrado había cesado. Se comprobó el latido fetal, pero no se realizó un registro cardiotocográfico. Fue devuelva a la planta. Una hora más tarde volvió a sangrar y se avisó de inmediato a la ginecóloga, que detectó que el bebé sufría una bradicardia fetal severa. Ordenó una cesárea urgente. La niña nació 24 minutos después. El feto, según la sentencia, sufrió asfixia aguda. Se tuvieron realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar. A los 15 minutos inició la respiración. La niña sufre un profundo retraso mental por estos problemas al nacer. Los jueces entienden que si los médicos hubieran monitorizado a la madre en el primer sangrado, posiblemente, se hubiera detectado el problema de asfixia fetal. Si hubiera sido así, la cesárea se habría realizado antes.