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Entrevista

Rafael Ballester: "No queremos reducir los festivos con apertura comercial porque necesitamos paz y no una guerra"

"La anterior moratoria fue lo peor que le pudo pasar al pequeño comercio porque nos acomodamos"

Rafael Ballester afirma que el debilitamiento de las clases medias ha supuesto un duro golpe para la actividad comercial.

Rafael Ballester (Palma, 1975) tiene la misma edad que la patronal que preside desde el pasado día 5 y llega al cargo en un momento en el que el sector comienza a dar señales de reactivación.

-Hágame un diagnóstico del estado actual del comercio tradicional y de lo que se ha quedado por el camino durante la crisis

-Mucha gente ha tenido que cerrar sus negocios durante la crisis y las grandes superficies nos han cogido mucho terreno. Pero no solo los grandes, sino también las ventas por internet, que se han convertido en nuestra gran competencia. Por el camino hemos dejado también muchos puestos de trabajo y mucho sacrificio.

-Desde hace ya varios meses el comercio comienza a hablar de cambio de tendencia en positivo.

-Es que esto empieza a cambiar. Pero tenemos dos barómetros. Si hablamos del centro de Palma, la demanda funciona, hay turistas, hay gente... Ahí sí hemos notado una mejoría. Pero si nos vamos a los barrios o a la part forana, esto no se recupera. En las cifras macro, el comercio ha mejorado, pero cuando rascas ves que hay gente que lo sigue pasando muy mal y que queda mucho por hacer.

-¿Esa recuperación está teniendo una dependencia demasiado directa del turista?

-El que está fuera de las zonas de afluencia de los turistas tiene que trabajar solo con los residentes, y durante los últimos años la denominada clase media de la que tanto presumíamos en España se ha visto recortada. El comercio que depende del consumo local lo sigue pasando muy mal.

-¿El isleño ha modificado sus hábitos de consumo y ha dejado de comprar por impulso para hacerlo solo por reposición?

-Hemos cambiado los hábitos y las calidades. Se ha abierto mucho la brecha entre el consumidor que puede y el que gasta solo por necesidad. La zona intermedia de consumidores ha desaparecido, y o se va a lo más barato, o al lujo. Al cliente mallorquín de clase media nos va a costar un montón recuperarlo y no se si lo vamos a conseguir.

-Habla de diferencias en la recuperación por zonas. ¿No está vinculada también a los sectores, con la alimentación en cabeza?

-La reactivación de la alimentación también va muy vinculada al turismo. Se está dando un cambio de prioridades en el consumo, e igual una persona no se cambia el sofá, pero en cambio tiene una tele de plasma de última generación. Así, la electrónica funciona, mientras que la moda tiene altibajos.

-Uno de sus predecesores en el cargo, Bartolomé Servera, siempre defendió que había un exceso de comercios. ¿La crisis ha hecho ya ese filtrado?

-Se ha purgado bastante. Ahora veremos si somos capaces de reestructurarnos. Tiene razón Servera cuando dice que antes todo valía, y ahora ya no vale todo. Ahora, o sabes de que va el negocio, o te va a costar salir adelante.

-Ha comentado la debilidad que se mantiene en el consumo local. ¿No hay señales de reactivación entre la clientela isleña?

-La temporada turística ha sido buena y sí pienso que se va a comenzar a notar un poco. Empezamos a estar mejor.

-Están en marcha proyectos para nuevos centros comerciales. ¿Hay mercado para tantos?

-Se han hecho políticas muy liberales, sobre todo desde Madrid, que han favorecido este crecimiento. No se si hay demasiadas y van a comenzar a canibalizarse. Tengo dudas de que haya mercado para todos.

-Ustedes comienzan a marcar diferencias entre la gran superficie que está dentro de la ciudad y la que obliga a desplazarse en coche.

-Hay que pasar página del discurso antiguo de los grandes y los pequeños. Ahora hablamos de comercio de proximidad y de atracción, y nosotros defendemos al primero para que las ciudades estén vivas. Ya nos va bien que haya grandes superficies en su interior porque mueven mucho público. Nosotros estamos en contra de las de atracción, que nos desertizan los núcleos urbanos.

-Antes ha hablado de las ventas on line. ¿Son la gran oportunidad o la gran competencia para el pequeño establecimiento?

-Tiene que ser la gran oportunidad. Existen, no se pueden prohibir, así que hay que subirse al tren. Tienes el mundo entero para vender. Tenemos que conseguir jugar con las dos cosas, la tienda física con un buen entorno, pero también debemos tener parte de nuestro escaparate en internet. No nos podemos quedar fuera.

-Están pidiendo planes de dinamización al Govern, con Palma como experiencia piloto.

-Queremos formar centros comerciales a cielo abierto. Tenemos algunos en la isla que son ciudades de cartón piedra, y lo que pretendemos es trasladar este modelo a nuestros núcleos urbanos reales, como el centro de Palma. ¿Qué tenemos que hacer? Unificar horarios, periodos de descuentos, unificar la imagen, negociar con los parkings públicos para que puedan ser utilizados por nuestros clientes, que haya seguridad... Ese es el reto, ponernos nosotros de acuerdo. Y tenemos claro que lo debemos hacer con el dinero de los comerciantes, porque la época de las subvenciones se ha acabado. Pedimos al Govern una ayuda para ponerlo en marcha, pero a partir de ahí es nuestra responsabilidad y debemos autofinanciarnos.

-Tenemos una ley balear de comercio que se consiguió con el consenso de todas las organizaciones empresariales. Ahora las grandes superficies les acusan de traición por pretender rebajar los festivos con apertura.

-Desde Afedeco no nos hemos pronunciado sobre la reducción de domingos.

-El que fuera su presidente hasta hace pocas semanas, Pau Bellinfante, reivindicó bajar de 16 a 10 en su encuentro con la presidenta Francina Armengol.

-El nunca quiso poner los 16. En una negociación hay que dar para recibir. Fue un pacto satisfactorio, ya que evitamos la ampliación de zonas de gran afluencia turística, que hubiera supuesto abrir 52 festivos, a cambio de hacerlo solo 16. Nosotros no tenemos intención de romper el acuerdo. Tenemos una ley pactada. Ahora necesitamos un tiempo de paz. Queremos trabajar y consolidar la mejoría, no entrar en una guerra. Somos gente de cumplir lo que pactamos.

-¿El sector ha hecho un esfuerzo suficiente para adaptar sus horarios al consumidor?

-Lo que el empresario busca es rentabilidad. Pero creo que se ha hecho un esfuerzo para estar abiertos los mediodías y adaptarnos a lo que nuestros clientes necesitan. Los tiempos cambian, y tenemos que cambiar con ellos.

-¿Las rebajas ya no son lo que eran?

-Desde que se liberalizaron, han perdido un poco su sentido, porque hay ofertas todo el año. Sería bueno que todos nos pusiéramos de acuerdo en unas fechas, grandes y pequeños.

-¿El top manta tiene arreglo?

-Deberíamos conseguir que se erradicase, pero nos está costando un montón. El que hace la venta, lo necesita para vivir, y deberíamos ser capaces de dar a esta gente alternativas para que no se dediquen a esta actividad.

-El pequeño comercio comienza a activar nuevas iniciativas como el ‘black friday’ o su coordinación con el TaPalma.

-Lo seguiremos haciendo. Estamos intentando elaborar un calendario de actividades, como la dinamización navideña, para todo el año. Y es fundamentan la colaboración con otros sectores, como la restauración

-¿Un plan director de comercio es la prioridad?

-La moratoria es una milonga si no se aprueba el plan director y dibujamos el comercio que queremos para los próximos 20 años. En caso contrario no habrá servido de nada. La anterior moratoria fue lo peor que le pudo pasar al pequeño comercio, porque ese proteccionismo nos acomodó, pero no se hizo el plan y cuando acabó la medida cautelar, los grandes entraron como lobos. Eso no va a volver a pasar porque estamos empujando para que el plan se redacte, y además queremos participar en su diseño.

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