Un dentista que ejerce en Mallorca ha decidido llegar a un acuerdo prejudicial con una paciente, a la que ha provocado graves lesiones de las que ya no podrá recuperarse el resto de su vida. Un acuerdo que no se plasmará en una sentencia judicial, pero que ha supuesto que formalmente el médico asuma su negligencia y acepte indemnizar a la víctima con 120.000 euros.

La cantidad económica responde a las graves secuelas que ha sufrido la víctima como consecuencia de la mala praxis del odontólogo. En realidad, el dinero no lo paga el médico. La indemnización la asume la compañía aseguradora que cubre la responsabilidad del facultativo. También la asume la clínica dental donde se realizó el tratamiento odontológico.

Los hechos se remontan al mes de septiembre de 2013. La mujer acudió a una clínica dental ubicada en el Port d´Andratx. Varios años antes le habían colocado un puente y con el tiempo presentaba un ligero movimiento.

La paciente fue atendida por un profesional de dicha clínica dental. El médico le indicó que lo más adecuado era que se quitara dicho puente. Existía la posibilidad de arreglarlo, pero el dentista le señaló que se le acumularía comida debajo de la pieza y al final sufriría infecciones. El dentista le planteó otra solución. Le colocaría unos implantes, si bien era necesario extraerle las dos piezas dentales sanas que sujetaban dicho puente. La paciente aceptó la recomendación del odontólogo. Sin embargo, desde el inicio su actuación fue negligente. No solo cometió un error de diagnóstico, como él mismo ha reconocido, sino que tampoco realizó las pruebas necesarias para determinar el grosor y la densidad del hueso de la mandíbula. Tampoco comprobó la longitud y la ubicación de los canales del sistema nervioso.

Este cúmulo de errores provocó que al colocar el implante a la paciente, el odontólogo seccionara un nervio dentario. Esta lesión le ha ocasionado a la mujer una parestesia permanente, que va desde la parte inferior de la mandíbula hasta el cuello.

No fue el único error que cometió. La mala práxis continuó en el postoperatorio. La paciente inició un proceso de infección en la zona intervenida. El médico, en vez de retirarle los implantes y sanear la zona, como establece la práctica odontológica, se limitó a realizarle repetidas suturas y a tratarla con antibióticos y otros fármacos.

Esta actuación tras la intervención ha provocado que la mujer haya sufrido una importante pérdida de la masa ósea en el hueso maxilar. También ha sufrido un gran deterioro de la encía, que es irrecuperable.

La mujer acudió a los abogados Miguel Forteza Rey y Miriam Tort, del bufete Gesdret, que han logrado que el dentista asuma su responsabilidad en esta negligencia y acepte pagar la indemnización que merece la mujer como consecuencia de esta mala actuación profesional.