El notario Álvaro Delgado defendió ayer la actuación profesional de su compañero de despacho, Alberto Herrán, juzgado por un presunto delito de blanqueo en el marco de la operación Relámpago. Delgado aclaró que para un notario no es una operación sospechosa de blanqueo que personas extranjeras creen una sociedad panameña, aunque manejen sociedades en paraísos fiscales. La sospecha la marca la procedencia del dinero. En su declaración explicó al tribunal los protocolos que siguen los notarios para denunciar una posible operación de blanqueo de dinero y denunció las dificultades de comunicación que se producían con Hacienda para comunicar estas sospechas. El testigo explicó que fue él quien denunció la actuación de la mujer brasileña que se dedicaba a crear sociedades en su notaria, que posteriormente vendía a ciudadanos extranjeros. Esta mujer, que fue detenida y que en estos momentos está en paradero desconocido, fue ampliamente investigada por Hacienda. Así se descubrió que una de estas sociedades domiciliadas en Palma, vendida a un ciudadano libanés, se utilizó para realizar un traspaso de 30 millones de euros a otra sociedad ubicada en Arabia Saudí. Se identificaron a los dos titulares de la transacción y se sospechó que podría tratarse de una operación de financiación de terrorismo islamista. El destino final de este dinero no se llegó a descubrir.

El exdelegado de Hacienda en Balears, Raúl Burillo, negó que los notarios se encontraran con dificultades para comunicar a la Agencia Tributaria cualquier sospecha de una operación ilegal.