El triunfo de la izquierda en las elecciones autonómicas dejó expeditas las puertas del Govern a tres posibles presidents, Biel Barceló, Francina Armengol y Alberto Jarabo. El Centro de Investigaciones Sociológicas los puntúa en el orden citado, en el sondeo postelectoral difundido ayer sobre Balears. El trabajo de campo se desarrolló fundamentalmente durante el mes de junio, mientras se llevaban a cabo las negociaciones entre PSOE, Podemos y Més. Por tanto, el actual vicepresident era el candidato más estimado por los votantes para instalarse en el Consolat.

El CIS refleja la sorprendente evolución de las negociaciones, la extendida convicción de que Barceló entró en primera posición por la puerta giratoria y salió detrás de Armengol. El líder de Més obtiene un holgado 5,5, listón inasumible para un líder estatal en los sondeos del mismo centro. La actual presidenta bordea el aprobado con un 4,8. El grado de conocimiento de un gobernante distorsiona su valoración, pero los números uno y dos del Govern oscilan en el mismo rango. Sorprende de hecho el relativo anonimato de la secretaria general del PSOE, tras dos décadas en la primera línea de la política, incluida una legislatura íntegra en la presidencia de Mallorca.

El CIS constata que el descabalgamiento del PP obedece a un fracaso personal de José Ramón Bauzá. Su puntuación de 3,09 es la peor de los siete líderes locales examinados. Si le sirve de consuelo, comparte valoración con el Gobierno de Rajoy. En el terreno de las venganzas personales, Jaume Font le arranca un punto de ventaja, 4,1. La radicalidad de Podemos no impide a Alberto Jarabo una cotización más elevada que el último candidato popular, hasta 4,2. Para rematar la desgracia de los populares, su único aliado a priori ocupa la penúltima posición. El casi desconocido Xavier Pericay se queda en el 3,5.

La mayoría absoluta de los ciudadanos de Balears suspende globalmente y por parcelas al Govern Bauzá. En concreto, un 50,3 por ciento califican su gestión de "mala" o "muy mala". El PP se guarece habitualmente en los resultado económicos, que tampoco amparan a su último president. La situación económica de la comunidad se valora negativamente en la proporción de 40 a 16.

El Govern Bauzá solo aprueba en seguridad ciudadana, una parcela en la que carecía de competencias. A cambio, registra hundimientos estrepitosos en sanidad y enseñanza. El peso decisivo de las camisetas verdes en las últimas elecciones se refleja estadísticamente en un suspenso educativo, del 60 al once por ciento.

Las elecciones no fueron un chasco que condujo al arrepentimiento de los desertores del PP. Quienes expresaron su desafección en las urnas se muestran satisfechos de haber migrado a otra opción. En concreto, tres de cada cuatro votantes hubiera mantenido el sentido de su sufragio tras conocer los resultados globales. Este dato oscurece las perspectivas del partido conservador para las generales, por mucho que disponga de un granero en el once por ciento de abstencionistas que le hubieran apoyado "de haber votado". Le supera el silo de Podemos, que no consiguió movilizar a un 14 por ciento de quienes se quedaran en casa pero se declaran adeptos de Pablo Iglesias.

Los sondeados no esperaban mucho más del PSOE que del PP, mientras se cocinaba el Pacto. La desilusión compartida enfatiza el mérito de Armengol, al coronarse presidenta con los peores resultados históricos y de aprecio ciudadano de su partido. En un ejercicio de autocrítica, el CIS recoge que nueve de cada diez ciudadanos no se guían por los sondeos a la hora de extender su voto.