Un celador del servicio de urgencias del hospital de Son Llàtzer fue agredido el pasado miércoles por la tarde por una usuaria. El trabajador, de 34 años de edad, sufrió heridas leves que le inhabilitaron para concluir su turno laboral, según informó ayer el Servei de Salut con un comunicado en el que condenó de forma taxativa este tipo de actuaciones y reiteró su apoyo a todos los trabajadores sanitarios ante estas agresiones.

Otras fuentes señalaron que la agresión de produjo cuando una paciente que llevaba largo rato esperando ser atendida en la sala de espera de urgencias no pudo controlar sus nervios y sufrió un ataque de ansiedad. Al parecer, al intentar calmarla, el celador fue el objeto de su ira y fue agredido y arañado en el rostro.

Fuentes sindicales denunciaron que estas situaciones se producen a consecuencia de la falta de personal, lo que se traduce en tiempos de espera más dilatados que acaban encendiendo los ánimos de los pacientes que aguardan mucho tiempo ser atendidos con un malestar creciente.

Según detalló el Servei de Salut, una dotación de la Policía Nacional se desplazó hasta el hospital del área de Migjorn para detener a la agresora, redactar el atestado y facilitar la interposición de una denuncia a la víctima de la agresión. El propio centro sanitario activó el protocolo habitual en estos casos que incluye asistencia sanitaria, jurídica y psicológica para el trabajador agredido. Las agresiones más habituales que sufren los trabajadores sanitarios son las de violencia verbal -palabras vejatorias, insultos, gritos- seguidas de las violencias físicas.