Nunca entraron en Mallorca más euros que en el mes de agosto de 2015. Nunca. Ni con crisis, ni antes de ella. De hecho la temporada que ahora concluye es con diferencia la que mejor ha tratado al sector turístico de las isla: hasta el cierre del mes de agosto el archipiélago ha facturado 9.588 millones, más de 8.300 de ellos correspondientes a turistas extranjeros. A este ritmo, Balears superará este año con holgura la marca histórica de 12.000 millones de ingresos en un año. Que el éxito no es solo de agosto. Las islas han superado los mejores registros históricos de cada mes del verano. Desde mayo suman 8.221 millones de facturación, casi 500 más que en el segundo mejor año para las cajas registradoras del turismo, el pasado.

Esos 8.221 millones entre mayo y agosto explican por sí solos la estacionalidad de Balears: en cinco meses, seis si se suman los más de 2.000 millones que seguramente se han facturado en septiembre, las islas hacen el 90% de la caja de todo el año. Y con el bolsillo lleno, alargar la temporada suena más a objetivo ético que económico.

Los datos desnudan además la escasa correspondencia entre éxito empresarial y mejoría laboral. Tienen la evolución en un gráfico junto a estas líneas, en el que se observa cómo la facturación de Balears en agosto no ha cesado de subir desde el año 2009. Entonces, con la crisis empezando a destruir empleos por decenas de miles, Balears facturaba en agosto 2.087 millones de euros. Este año fueron 2.732 millones de euros. En plena catarsis económica, los ingresos turísticos engordaron en el agosto balear en 645 millones, un 30% de aumento de 2009 a 2015. En ese mismo período, las plantillas de trabajadores se reforzaron de 472.605 empleados en 2009 a 505.241 en 2015: un 6,9% de crecimiento de plantillas. Así que la facturación de las empresas se eleva cuatro veces más rápido que el empleo que generan.

El reparto de la riqueza vuelve a ser de ese modo la única asignatura pendiente de una comunidad que este verano se ha impuesto a todas las demás potencias turísticas. Un dato lo sintetiza: Balears acaparó en agosto un 25% del negocio turístico español, con lo que una comunidad que representa poco más del 2,5% de la economía nacional y apenas un 2% de la población, se come el 25% de la tarta turística. Aunque hay quien crece más que Balears: Canarias se anotó en agosto un crecimiento de su negocio del 9,6%, frente al 1,2% balear, confirmándose como competidor a tener en cuenta también en verano. Los impuestos reducidos de Canarias y una apuesta decidida por promocionarse para plantar cara al verano mediterráneo empiezan a dar resultado. Del mismo modo, Balears está consiguiendo avanzar fuera de temporada media (primavera y otoño), que no ya en invierno. Gracias a eso Mallorca y el resto del archipiélago están entre las zonas en las que más ha crecido la facturación entre enero y agosto, con un 7,6% de avance.

Están menos, pero gastan más

También destacan las islas entre los destinos en los que más aumenta el consumo diario de los turistas. Tanto en agosto como en el resto de temporada. En ambos casos, el desembolso diario de los visitantes que entran en Balears está por encima de la media española. Si se observa solo el mapa balear, queda claro que cada isla está trabajando un perfil de cliente distinto. Los viajeros que llegan a Eivissa y Formentera gastan más cada día, pero se quedan menos tiempo. Eso explica que Mallorca sea la isla que más le saca a cada viajero: 1.046 euros en agosto, por encima de la media ibicenca (997 euros) y de la nacional (1.026), aunque por detrás de competidores como Canarias (1.258 euros) o Andalucía (1.115 euros).

El turista es cada vez más fugaz, así en Eivissa como en Mallorca, que cada vez alojan menos tiempo a cada viajero. Y la tendencia es sostenida: desde 2012 no deja de reducirse la duración de la estancia, que ya está en 8,6 días, poco más de una semana de agosto. Pero aún así los visitantes gastan cada vez más, con lo que consumen menos recursos pero dejan más dinero. Y ese es justo el modelo que se persiguen tanto las instituciones públicas como las empresas privadas, que con apuestas por la calidad están consiguiendo elevar los precios a ritmo récord sin perder clientes.

Aunque no todo son méritos propios. Lo recordaba hace unos días la presidenta de la patronal hotelera, Inmaculada Benito, y lo repetía ayer el conseller de Turismo del Govern, Biel Barceló: los conflictos en otros destinos (como en todos los del norte de África, empezando por Túnez) están llenando Balears. Y algo de eso hay en los datos, que reflejan que los franceses, tradicionales clientes del Magreb, son los que más aumentan su gasto en las islas. Eso sí, tampoco cabe decir que el éxito de las islas es sólo demérito ajeno. Cierto que vienen más franceses (361 millones de euros han dejado hasta agosto), pero el triunfo balear se basa sobre todo en sus clientes de siempre: Alemania (2.596 millones), Reino Unido (2.320 millones), España (1.270) y los países nórdicos (662 millones) son los que más llenan las cajas registradoras de unas islas que siguen en racha.