El PP vive una situación tan desesperada que le impulsa a votar junto a Podemos para conseguir una visibilidad mínima. Y si el PSOE no estaba dispuesto a modificar su estilo rancio de partido que considera una extravagancia el cumplimiento del programa electoral, por qué diablos se unió a Podemos.
El PSOE ha obligado a Podemos a votar con el partido más corrupto de España, para cumplir una elemental norma higiénica. En la nueva política que los votantes han impuesto a los partidos, una consellera de Sanidad no puede nombrar número dos a su pareja sin erosionar la confianza de la población. Ni aunque los dos fueran Premios Nobel de Medicina, que desafortunadamente no es el caso.
Armengol pagará durante toda la legislatura el precio de este pecado original y conyugal. Tras acatar inicialmente, Podemos se desmarca de la factura quemando las naves socialistas. Al desconcertar simultáneamente a las parejas PP/PSOE y consellera/conseller, los radicales han logrado su objetivo amén de prestar un servicio a la limpieza democrática.
Armengol no cederá pero, ¿fundaría hoy una conselleria matrimonial? Además, ha permitido que aflore en el Parlament la voz de Laura Camargo, que se escucha con creciente interés porque ahoga la oquedad presidencial. En cuanto a los defensores del nepotismo, tienen todo el derecho a pensar que su manolo cocina el bacalao como nadie, pero no a imponer sus cocidos a la comunidad.
El nepotismo no consiste en contratar a familiares inútiles, aunque así ocurra en la mayoría de casos documentados. La Real Academia aclara que el vicio de Nepote consiste en la "desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos". Verbigracia, el Govern Armengol. Todo ello al margen del valor intrínseco de los contratados, dudoso cuando menos por tratarse de uno de los genios que trajeron son Espases y un asesor técnico de Sanidad de veinte años con nula experiencia.
Armengol nombró a la pareja de consellers contra Podemos, y ha encadenado en su defensa argumentos indignos incluso de Rajoy. Primero presumió de que el PSOE carecía de código ético a diferencia de Bauzá. Es decir, cedía la superioridad moral a su predecesor, no cabe mayor insulto para el farmacéutico. A continuación, la presidenta empeoró su improvisación al anunciar que la contratación del director general era previo al de la consellera, a la que amputaba así el nombramiento de sus subordinados. Curioso machismo en la presidenta "feminista".
