Las inversiones en el sector turístico crecerán pese a la ecotasa. El nuevo impuesto coincidirá además con un aumento de la oferta de plazas de los grandes touroperadores. Lo confirman los propios hoteleros y touroperadores, dejando claro que una cosa es el discurso crítico con el impuesto que aprobará el Govern y otra bien distinta las decisiones de negocio. Según el mensaje empresarial oficial, la tasa turística mermará la llegada de viajeros y reducirá el interés por invertir en las islas. Según las estrategias corroboradas por esos mismos empresarios, durante los próximos dos años las perspectivas son tan buenas que los principales agentes del sector reforzarán su apuesta por la isla. Y eso incluye a hoteleros, touroperadores, agencias, empresas de rent a car e incluso aerolíneas y grupos de distribución comercial y restauración.
Por partes. Primero, los que más se quejan del tributo en ciernes, los hoteleros. El discurso oficial, repetido ayer mismo por la presidenta patronal, Inmaculada Benito, sostiene que "el impuesto turístico lastra la competitividad del destino y de las empresas, que ven mermada su capacidad de inversión porque aun están apalancadas [endeudadas]". Pese a ese análisis y a que Benito plantea incluso una paralización de inversiones, entre junio y septiembre de este año, con la ecotasa rubricada en un pacto de gobierno vigente desde junio, se presentaron ante la Conselleria de Turismo del Govern 75 proyectos para ampliar, reformar o construir hoteles, en obras que supondrán la inversión de 111 millones de euros en 2016. Sumados a los que estaban previstos con anterioridad (que siguen adelante), en 2016 se alcanzará la mayor cifra de inversión hotelera.
Más. Los touroperadores. Son muchos y compiten duramente, pero coinciden en su mensaje: la ecotasa es nefasta para el sector y para Balears. Pese a ello todos aumentarán su actividad en unas islas supuestamente condenadas al fracaso por el nuevo impuesto, como auguraba hace unos días la asociación de touroperadores británicos (ABTA, por sus siglas en inglés). Perfecto ejemplo de la colisión entre verbo y hechos es el de Peter Fankhauser, presidente de Thomas Cook, el mayor touroperador del mercado británico, que calcula que el tributo encarecerá de media en 48 euros el viaje a Mallorca de los británicos, por lo que no tiene "ninguna duda" de que muchos de sus compatriotas "dejarán de viajar" si les cobran dos euros por noche de alojamiento. Pese a esas sombras que ve en el horizonte, Fankhauser publicita que su grupo, que traslada 2,1 millones de turistas a Mallorca cada año, seguirá invirtiendo en hoteles en la isla, donde piensa multiplicar la oferta de productos y plazas.
Fuerte incremento de ofertas
Algo parecido ocurre en la conversación con Steve Heapy, el presidente del grupo Jet2 Holidays. Asegura que la tasa turística es una amenaza capaz de disuadir a sus clientes de viajar a Mallorca. Luego anuncia que su compañía, la que más ha aumentado la oferta de plazas en el último decenio, adelantará en 2016 la temporada a febrero y elevará un 20% el número de paquetes de viaje a Mallorca a la venta. Ejemplos similares aparecen al analizar la estrategia de TUI, DER o Altours, que cuentan que están de compras por Mallorca. Quieren hoteles en propiedad y arrendamientos prioritarios en la misma isla que a la vez declaran amenazada por el tributo. Así que o les gusta el riesgo o van de farol con la ecotasa.
En TUI y Altours confirman de hecho que buscan preferentemente comprar, porque apuestan a largo plazo por la isla, donde prevén elevar cupos los próximos veranos. Los datos animan, dicen en TUI, que en estas fechas tiene reservas entre un 1% y un 4% por encima de las del año pasado en mercados como el británico o el alemán.
Son consciente de la estrategia de los touroperadores en el sector hotelero mallorquín, desde el que también descartan en privado la debacle inversora que aventan sus portavoces oficiales y sectoriales en público. "Los touroperadores lo que están buscando son acuerdos a largo plazo, si son siete años, mejor que cinco", resume un hotelero. "Lo que sí debería preocuparnos son esos acuerdos a tantos años, que nos dejan atados a los intereses de esos touroperadores y reducen la rentabilidad de las empresas de aquí", añade el mismo empresario, que teme tan poco la tasa turística que proyecta la construcción de un cinco estrellas.
Más cinco estrellas
Otro cinco estrellas. Y ya son sesenta en la isla. Nuevamente discurso contra hechos. El discurso hotelero: la ecotasa dificultará que se mantenga la apuesta por la calidad que mueve en los últimos años a los hoteleros. Los hechos y su negocio: para 2016 y 2017 está proyectada la construcción de otra quincena de hoteles de cinco estrellas en unas islas que en menos de un lustro venderán más habitaciones de cuatro y cinco estrellas que del resto de categorías. "Es lo que da dinero, la calidad", dice.
Lo corroboraba hace unos días una de las voces más respetadas del sector, Gabriel Escarrer, consejero delegado de Meliá International, que recalca que en cuatro años han elevado un 64% sus ingresos en Calviá, gracias a que han elevado de nivel los hoteles. Los Escarrer, que también cargan en público contra el impuesto turístico, seguirán invirtiendo en las islas para mejorar sus hoteles en 2016 y 2017. Que la ecotasa no gusta, pero en el fondo tampoco asusta a un sector que vive su mejor momento de negocio, tras años de fuertes inversiones. Con ecotasa y sin ella.
