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Facultad de Medicina

Un espíritu crítico para mejorar la calidad asistencial

Médicos e investigadores confían en que la llegada de estudiantes beneficiará a Son Espases y a la comunidad ya que puede encender otro motor económico diferente al turístico, el de la biotecnología

Todo apunta a que los estudios de Medicina se podrán cursar en la UIB en el próximo curso 2016-2017. Existe voluntad política -disensiones de Podemos y Ciudadanos aparte- y casi unanimidad social y académica. Casi todas las personas consultadas para elaborar este reportaje se pronuncian a favor de implantar estos estudios de grado que, recuerdan, tan solo no se ofrecen en dos comunidades del país: Balears y La Rioja.

Una visita a Son Espases permite ver que ya hay 6 aulas de docencia, una de ellas doble, preparadas para acoger a los primeros alumnos de Medicina así como cuatro despachos dobles y cinco triples donde los profesores desarrollarán su labor. Actúan de improvisados cicerones en la visita Miquel Fiol, director del Idispa, Javier Pierola, encargado de la Plataforma de Microscopía, y Borja García-Cosío, director de la unidad de investigación de Son Espases.

Y todos ellos reiteran la necesidad de una facultad para conseguir la acreditación del Idispa y, con ella, la llegada de fondos que eviten que Balears sea la comunidad que menos destina a investigación biomédica. “Y, en Balears, si no estás en el Idispa, no estás en investigación biomédica”, añade Pierola.

“Jefes de servicio se han negado a venir a Balears por no tener facultad”, apunta Fiol, que augura además que cuando estén en marcha del tercer al sexto curso de la carrera, los más clínicos, “los cincuenta estudiantes baleares que están haciendo la carrera en una facultad húngara pedirán un traslado de expediente”.

No obstante, argumentaciones crematísticas aparte, hay otro argumento de peso. El hecho de que haya entre 50 y 60 estudiantes de Medicina recorriendo las instalaciones de Son Espases y participando con su espíritu crítico y sus cuestionamientos en alguna de las siete plataformas investigadoras del Idispa, actuará como acicate para mejorar la labor asistencial que todos los profesionales desarrollan en el hospital de referencia de estas islas. “Tenemos espacio de sobra, aquí estarán más cómodos que en otras facultades donde el hacinamiento es habitual”, apunta el doctor Fiol. El responsable de Microscopía concluye asegurando que “ya tenemos el hardware. Nos falta el software”.

El conseller de Educación y Universidad, Martí March, desde su nuevo desempeño, asegura estar a favor de los nuevos estudios por muchas razones. “La primera de ellas, porque serán buenos para la UIB, le dará un punto de valor añadido a todo lo que ya tiene la Universidad”, comienza. “Incrementará la oferta educativa en un ámbito de fuerte demanda y complementará la actual oferta formativa de Ciencias de la Salud. Asimismo, dará un fuerte impulso a la investigación biomédica”, prosigue el conseller.

Martí March revela que “se está trabajando por alcanzar el máximo nivel de consenso social, político y profesional” en torno a la implantación de estos estudios. Demanda hay, recalca el conseller, que esgrime una cifra: de los entre 900 y 1.000 jóvenes baleares que cada año solicitan un traslado de expediente para cursar estudios fuera de las islas, la mitad lo hacen para adquirir formación en materias que no se imparten en el archipiélago.

“Pero para que esta facultad de Medicina sea apetecible, tienen que implantarse unos procesos de calidad en la selección del profesorado, que las personas que vayan a dar clases tengan muy buenos currículos. Que no se piense que van a poder dar clases en la facultad todas las personas que lo deseen. Los procesos de acreditación del profesorado han de ser muy rígidos y sortear unas oposiciones. Que nadie piense que va a poder dar clases a dedo”, advierte el conseller de manera gráfica.

Preguntado por esta cuestión, el doctor Antoni Aguiló, vicerrector de Campus, Cooperació i Universitat Saludable, responsable de la apuesta en marcha de estos estudios en la UIB, responde que “hay un grupo importante de médicos acreditados por la ANECA del sistema sanitario balear, así como profesores de materias básicas de nuestra universidad. Los requisitos previos para poder impartir clases son los estipulados por esta institución para cada figura docente -­profesores vinculados, catedráticos, titulares, contratados doctores o asociados-. Los requisitos irán desde tener un doctorado, hasta el peso del currículo investigador (artículos, proyectos, etcétera), el currículo docente y otros méritos. Y, posteriormente, se adjudicarán las plazas mediante una oposición o concurso”. El director del Idispa, más concreto, calcula que en las islas habrá 70 facultativos con el título de doctor y la acreditación necesaria para dar clases.

Por último, Martí March es partidario de incrementar la oferta de másters y doctorados vinculados a estos estudios que atraigan a más personas mediante acuerdos con los colegios profesionales y otras universidades que, además, sirvan como centro de formación y reciclaje para los cinco mil profesionales de medicina que trabajan en esta comunidad.

Joan Llobera, en la actualidad jefe de la unidad de investigación de Atención Primaria de Mallorca, ya trabajó de firme en la facultad de Medicina cuando fue director general de Acreditación y Evaluación de la conselleria de Salud en el periodo 2007-2011. Calcula hoy que, con los estudios plenamente implantados, con todos los cursos en marcha, costará menos de seis millones anuales. Sobre todo teniendo en cuenta que se prevé contar con 60 alumnos por curso y que el 20% del coste total procederá de la matrícula.

1.500 euros de matrícula

El vicerrector Aguiló asegura por su parte que los estudios de Medicina supondrán un coste de 600.000 euros para el año 2016 en personal y equipamiento. Posteriormente, la inversión oscilará entre 1 y 1,2 millones al año. Sobre el coste de la matrícula, desde la UIB responden que la tasa corresponde al del máximo grado de experimentalidad de los estudios y que, por tanto, oscilará, entre los 1.300 y los 1.500 euros.

Llobera retoma su discurso sobre la necesidad de implantar estos estudios lo más rápidamente posible con otro argumento: “Se realizó un estudio que estimaba que, para todo el Estado, se necesitaban unos 7.000 licenciados en Medicina cada año para reemplazar a los médicos que se jubilen en cada ejercicio. Actualmente, se están ofreciendo cada año unas 6.800 plazas, por lo que no podemos badar mucho porque si se monta una nueva facultad de Medicina o las ya existentes deciden aumentar su oferta... la nuestra ya no tendría cabida”, advierte.

Otro de los motivos esgrimidos para montar estos estudios es el de no perder la llegada de fondos del Instituto Carlos III para proyectos de investigación. Llobera explica este galimatías para las personas ajenas a este mundillo. “Todos los fondos de investigación sanitaria del Estado los reparte el Carlos III, básicamente entre los proyectos que presentan los 28 institutos de investigación sanitaria que están acreditados por él en once comunidades autónomas. Y para que el Instituto de Investigación Sanitaria de Palma (Idispa) consiga esta acreditación y reciba subvenciones tiene que estar vinculado a una facultad de Medicina y a equipos de investigación de Atención Primaria y de la propia Universidad”.

Llobera concluye con un último argumento, el de la diversificación de la economía. “Con la facultad conseguiremos una concentración de conocimiento y podremos crear un tejido empresarial de biotecnología, una actividad de futuro y que evitará que el turismo sea el único tractor de la economía de las islas”.

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