­Los principales problemas de la educación en Balears son el fracaso y el abandono escolar; la poca conexión entre las materias impartidas y el mundo laboral; la falta de inversión; la masificación en las aulas y la falta de disciplina. No obstante, la crisis ha hecho que las familias aumenten la importancia que dan a la formación como el factor más determinante para acceder a un puesto de trabajo. Sin embargo, la satisfacción con el sistema educativo sigue a la baja. Los baleares dan un suspenso a su escuela pública, un 3,8. La misma nota negativa que en Mallorca. Eivissa, por su parte, otorga un 3,7 a su educación pública. Y Menorca la puntúa con un 4.

Así se desprende de la última encuesta de la Fundació Gadeso, que analiza la educación en las islas, la percepción de los ciudadanos sobre los principales problemas que la afectan, el nivel de satisfacción de los ciudadanos y el cambio del conflicto al diálogo que se ha producido en el sector tras el cambio de Govern.

Según los datos recogidos por la fundación, el 92 por ciento de los baleares opina que el principal problema del sistema educativo es el fracaso y el abandono escolar. Un 89 por ciento de la población considera que el principal obstáculo es la falta de relación entre lo que se enseña en los centros escolares y de formación profesional y el mercado laboral. Para un 71 por ciento, en cambio, el principal mal que atenaza al sistema educativo es la falta de inversión de las administraciones. Y ya con porcentajes mucho más bajos, un 27 y un 14 por ciento, respectivamente, aparecen otros problemas como la masificación de los centros o la falta de disciplina.

En cuanto a la incidencia de la crisis sobre la educación, un 21 por ciento de la población sostiene que las partidas educativas no deben ser ajenas a las políticas de contención del gasto público y recortes, y que es posible reducir en el número de profesores interinos y personal eventual si a cambio se aplica una mejor gestión. Es una opinión minoritaria. La mayoría, hasta un 69 por ciento, sostiene que, pese a la época de crisis, la educación no debe considerarse un gasto, sino una inversión de futuro por la que hay que apostar como el mejor camino para salir reforzados de la recesión.

Esta situación de inestabilidad en la economía ha influido en la importancia creciente que otorgan las familias a la formación. De manera mayoritaria y cada vez con mayor intensidad, las familias sostienen que una buena formación es imprescindible no para garantizar, pero sí para mejorar las posibilidades de acceso a un puesto de trabajo. Un 95 por ciento de los consultados así lo asegura. Otros factores determinantes que le dan un valor creciente a a la formación y también aparecen reflejados en el sondeo de Gadeso son el desarrollo personal, la capacidad para convivir y respetar a los otros y la recuperación de la cultura del esfuerzo.

No obstante, estos factores contrastan con la creciente insatisfacción que produce en los baleares encuestados el sistema educativo. Los principales motivos de la caída en la valoración de la escuela pública son, por orden de importancia en el sondeo, la distancia entre lo que se enseña y el mercado laboral; los problemas estructurales que la educación arrastra, como la masificación, el fracaso escolar y la falta de disciplina, así como la ausencia de voluntad para alcanzar un pacto educativo o la falta de motivación de los maestros.