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Entrevista

Ula Al-Khateeb: "Los refugiados sirios quieren ir a Alemania, no venir a España"

"En algunos campos de refugiados se está gestando una nueva generación de ISIS"

Ula Al-Khateeb, fotografiada esta semana en Palma. G. Bosch

-Acaba de volver de Siria, ¿cómo es la situación allí?

-En el centro de Damasco está el problema de las bombas mortero que llegan de la 'Islamic Free Army' y cada día muere alguien aunque no haya batallas dentro de la ciudad. La electricidad no es estable, bombardean las centrales. Pero la vida es buena, la gente va a trabajar, a las discotecas, a jugar con los amigos... Hacemos todo como siempre, pero la diferencia es que oyes el ruido de las bombas.

-Había estado allí en marzo, ¿ha cambiado algo?

-Se mantiene estable. Pero hay zonas de Damasco a las que no se pueden ir.

-La emigración empezó desde el principio del conflicto, ¿por qué ahora es tan masiva?

-Los que se fueron al principio lo hicieron por motivos políticos o por no entrar en el servicio militar obligatorio. Los que se van ahora se marchan porque han podido ahorrar el dinero para viajar a Europa. Han vendido su coche y su casa para pagar los 4.000 euros del viaje. Creen que en diez meses podrán recibir ayudas sociales en países como Alemania. Pero con ese dinero podrían abrir un negocio en Damasco. Mi familia trabaja, todos mis amigos trabajan. A la gente que ha perdido su casa en Damasco les dan habitaciones en antiguas escuelas, convertidas ahoras en refugios. Podrían quedarse en países como Turquía pero deciden irse a Alemania porque creen que la vida es más fácil allí.

-España está organizándose para acoger refugiados, ¿querrán venir?

-De la gente que yo conozco nadie piensa en venir España. La gente que yo conozco que se ha ido de Siria ha sido huyendo del servicio militar o porque fueron arrestados y al salir de la cárcel se fueron a Alemania o a Suecia. Nadie quiere venir a España. Los centros de acogida tienen mala reputación. Hay sitios en Barcelona donde viven diez personas en una habitación y no reciben ayuda social. Y la mayoría no quiere un refugio y comida, quiere dinero.

-¿Conoce a mucha gente que se haya marchado?

-Sí, se fueron hace años. No entiendo a los que se están yendo ahora. Con el dinero de ese viaje podrían montar un negocio allí, pero creen que la vida en Alemania es más fácil. Yo cuando acabe mis estudios volveré a mi país, no voy a pedir asilo. Quiero volver y luchar por los currículos de educación cívica.

-La gente está arriesgando su vida para llegar, ¿les llega información distorsionada de lo que es Europa, se les manipula?

-En 2012 llegaron personas a Suecia desde Siria y empezaron a decírselo a su familia y amigos. Y los traficantes de personas empezaron a promoverlo. Y empezó un gran negocio. En el aeropuerto de Beirut conocí a un traficante que vive en Suecia y me ofrecía llevarme. Yo le decía, 'pero si tengo un visado de estudiante en España', y él me insistía que en Suecia recibiría ayudas sociales, me vendía las ayudas. Terrible. Y he visto delante de mis ojos cómo cuatro chicos viajaron por este sistema. Ellos pagaron 8.000 euros por ir en avión, en barco es más barato. De todas formas, el reparto de destino de los migrantes es por religión.

-¿Cree que toda esta emigración hará más difícil el proceso de recuperación del país?

-No es la primera gran emigración. Hace cientos de años, durante el Imperio Otomano los sirios fueron reclamados para luchar en los Balcanes y muchos huyeron a Latinoamerica y Europa. Y lo mismo que pasó hace cientos de años está volviendo a pasar. Y las minorías de Siria y el medio oeste están otra vez siendo perseguidas. Antes fue por el Imperio Otomano y ahora en nombre de ISIS. La gente que se fue a Latinoamérica ama Siria y viene cada verano pero no va a dejar de vivir allí. ¿Esto es lo que quiere Europa? ¿Por qué no se trabaja para acabar con las causas de la guerra? Los que se hacen llamar rebeldes son fanáticos. ¿Por qué no se toman medidas para acabar con el terrorismo?

-¿Por qué cree que sucede?

-Ahora el foco está sobre los refugiados sirios, y ya no sobre los inmigrantes que llegan desde el norte de África, es como una moda. Ayudarás a esas personas pero solo atraerás más inmigración, no acabarás con la guerra. Desde Europa les interesa ahora políticamente hacer todo esto en vez de involucrarse con las causas de la guerra. En cierta manera están utilizándolo, están usando la foto del niño en la playa."Colaboraré con los planes de ayuda, puedo hacer de traductora y ayudar con la educación"

-¿Cómo podrían canalizarse mejor las ayudas?

-Los sirios amamos nuestro país. Yo prefiero quedarme en mi país y volveré. La gente que perdió su casa podría recibir una del Estado. Creo que las ayudas podrían destinarse mejor a crear refugios dentro del país, hay zonas y amplios territorios libres y seguros donde podrían construirse y allí podrían ir los que estaban en lados controlados por ISIS y han perdido su casa.

-ACNUR advierte de que los niños sirios han perdido tres años de escolarización. Como experta, ¿cómo ve la situación?

-En 2007 celebramos haber acabado con el analfabetismo, pero ahora han perdido tres años de escuela y los que viven en campos de refugiados están recibiendo un tipo diferente de educación. Los que están en Líbano por ejemplo estudian historia y geografía de ese país, no del suyo. En Turquía aprenden turco y algunos estudian con currículos de Islam promovidos desde el área del Golfo, lo que es muy peligroso ya que está creciendo una nueva generación de ISIS en los campos de refugiados. Tenemos que pensar no solo en la integración social, también en la educación, en enseñarles su lengua, su historia y su geografía a través de programas no formales. Aunque con su familia hablen árabe, en la escuela han de aprender la lengua árabe clásica . Si no les enseñamos, nunca volverán a su país. Y en países como Alemania no la están aprendiendo. ¿Quiere Europa que se queden para siempre o que vuelvan tras la guerra? Si quieren que vuelvan, hay que enseñarles su lengua e historia.

-¿Pero querrán volver?

-Mis amigos que están por Europa no piensan en volver. Hay muchas situaciones diferentes. Por ejemplo, con los sirios palestinos. Llegaron a a Siria en 1967 pero no consiguieron papeles y se convirtieron en ápatridas. Muchos de ellos están viajando ahora para conseguir documentación alemana.

-Trabajó en los campos de refugiados de Líbano, ¿en qué consistía su trabajo?

-Sí, en 2013, ayudaba a los profesores a formarse en técnicas de enseñanza y hacía currículums para las ONGs. Muchos voluntarios llegaron sin saber cómo enseñar en los campos. Tenían problemas con los niños sirios. Los profesores necesitaban apoyo psicosocial también, como los niños. Eran unos campos muy grandes. El Líbano decía que había unos dos millones de sirios, aunque no todos son refugiados, muchos habían ido a trabajar hace tiempo. En Suecia pasa igual. Allí vive una comunidad grande, pero muchos fueron hace tiempo por trabajo y han estado durante diez o quince años viviendo como inmigrantes ilegales y ahora han logrado la categoría de refugiados. Yo al principio de la crisis viajaba con frecuencia a Jordania y la última vez que fui en la frontera me querían registrar como refugiada, aunque yo les decía que no lo era, pero el país recibe 100 dólares de la ONU por cada refugiado que llega. En el medio oeste se está utilizando la crisis de refugiados para hacer negocio.

-¿Qué le comentan sus amigos mallorquines?

-En las últimas semanas mucha gente me ha estado preguntando por Aylan, el niño de la playa. Ahora el foco está ahí. En 2010 la moda era la primavera árabe, y ahora la moda son los refugiados sirios. He leído que Mallorca está preparada para acoger a 300 refugiados, pero me llama la atención porque aquí también hay gente que está durmiendo en la calle. Creo que losrefugiados prefieren ir a sitios donde hay comunidades sirias más grandes, como en Alemania. En España hay más gente en Barcelona o en Madrid.

-¿Qué opina del reparto por cuotas que ha hecho la UE?

-Desde una visión humanitaria es horrible; pero desde un punto de vista práctico, es lógico. Creo que la UE prefiere repartirlos así para evitar que se hagan cantones muy grandes. Diversificarlos. Pero eso no es un problema en realidad, porque hay refugiados que están registrados en un país para cobrar las ayudas pero igual viven en otro, se mueven por dentro del continente. Hay mucha corrupción.

-¿Va a colaborar con alguna de las iniciativas que se ha puesto en marcha para ayudar a los refugiados en Mallorca?

-Sí, claro. Me voy a registrar, puedo ayudar en programas educativos y también traduciendo. Me preocupan mucho los niños y su educación, tenemos que trabajar con la nueva generación.

-¿Crecer en medio de esta situación, en el odio, es un caldo de cultivo de terroristas?

-La corrupción empieza en la educación. Puede haber ONGs en Qatar que están enviando libros y materiales para educar a los niños sirios que están en las fronteras turcas y es peligroso. En Siria, los niños solo reciben 15 minutos a la semana de formación religiosa; en el instituto, 90 minutos. En Qatar y Arabia Saudía son nueve horas en todas las escuelas.

En Siria no estamos acostumbrados a esto ni a las Wahhabi School. La educación siria era la mejor del medio oeste y nuestros currículums se usaban en Líbano y Jordania, pero Jordania después vio que promovían la independencia de la mujer, la igualdad, el reparto de tareas... y los cambiaron. Ahora en esos currículums las mujeres llevan niqab. Promueven los valores justo contrarios.

Es una guerra cultural. La asignatura de Historia es muy peligrosa también. En Siria enseñamos la historia antigua y la de las minorías. En Arabia Saudí enseñan la historia del califato, de su poder, el imperio que tuvieron, lo bonito que era y que hay que recuperarlo. Es un auténtico lavado de cerebro. La sociedad de Siria era muy plural, con más de 21 minorías y comunidades religiosas conviviendo, y todo eso se está perdiendo.

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