Xavier Arbós (Barcelona, 1954) es catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona y destacado federalista. Fue decano de la facultad de Girona y presidente del Consejo Internacional de Estudios Canadienses. El martes pronunciará una conferencia en el Club de este diario sobre ‘Catalunya a la cruïlla’.
-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Es aquí la tercera vía?”
-No formo parte ni de La Tercera Via ni de las propuestas federales, pero mi opción personal es el federalismo.
-¿Es usted español o catalán?
-Me siento más catalán que español, pero sin jerarquía moral. Me defino como catalanista, un concepto con muchas variedades, sin negar a España. Lo que sucede en León o Zamora no me es del todo ajeno.
-¿El artículo de Felipe González lo aclaró todo?
-Lo confundió un poco. Junto a elementos razonables, los comentarios sobre la similitud con la Alemania de los años treinta no eran muy pertinentes para los catalanes, independentistas o no.
-Los independentistas pueden fabricarse, porque Artur Mas no lo era.
-Se pueden fabricar o convertir. Una de las preguntas que no nos hacemos es cómo gente cultivada y en suma racional se ha pasado al independentismo, que antes era cosa de cuatro descerebrados. En cambio, no conozco a ningún independentista que haya dejado de serlo en los últimos cinco años.
-Cada catalán decidirá el día 27 si vota en clave parlamentaria o plebiscitaria.
-La opción plebiscitaria no tiene por qué imponerse a otras, pues votamos por muchos motivos, como la simpatía o la antipatía. No son elecciones plebiscitarias, así lo determinan cinco de las listas participantes y otros elementos. Por ejemplo, tanto Junts pel Sí como las CUP quieren iniciar el proceso de secesión con mayoría de escaños pero no de votos, cuando un votante de Lleïda vale por dos de Barcelona.
-¿Se debate la independencia de España o de Rajoy?
-La propuesta apunta a España. Aunque muchos independentistas creen que la única versión española es la de Rajoy, y no querrían la secesión si hubiera más opciones, otras propuestas piden directamente la independencia, al margen de quien gobierne en Madrid.
-¿Cataluña es una nación?
-Para mí, sí, pero no por serlo ha de tener un Estado. González hablaba hace años de España como “nación de naciones”. Las exigencias de que cada nación tenga su Estado, o de que cada Estado responda a una sola nación, son una fuente de conflictos.
-¿Rajoy ha convertido el Constitucional en un Tribunal de Orden Público, como dice Mas?
-Es un titular exagerado. Se puede criticar al Constitucional, pero es un exceso identificarlo con el tribunal franquista más represivo.
-¿Le ha asustado el “si todos cumplen
-No me ha asustado, porque las fuerzas armadas se mueven en el marco del Estado de Derecho y la expresión fue inmediatamente corregida por la vicepresidenta. Ahora bien, contribuye a enrarecer el clima y da argumentos a los independentistas.
-¿El pasado 9N se celebró un referéndum catalán?
-No, ni los organizadores lo pretendieron. Fue un gran ejercicio de libertad de expresión, el importante proceso participativo de acercarse a una urna y depositar una papeleta.
-¿Por qué se siente canadiense?
-Digo a menudo que lo único que los catalanes envidiamos del Quebec es Canadá.
-También se siente usted escocés.
-He defendido la solución escocesa en Madrid y Barcelona, pero hemos llegado a un punto en que ni PP ni PSOE quieren un referéndum escocés. Tampoco lo contemplan los independentistas, que quieren convocarlo directamente para aprobar la Constitución de la República Catalana. ¿Por qué no hacen antes uno sobre la independencia? El sí y el no temen esa convocatoria.
-¿No está a veces un poco harto del ‘procés’?
-Estoy muy cansado, pese a ser aficionado, imagínese si no lo fuera. Sin embargo, es un asunto capital que no puedo eludir ni como ciudadano.
-¿Cuál es el principal error de la Constitución española?
-No haberse sabido adaptar a los tiempos, sin servirse de los mecanismos para su reforma. Se rompió el consenso al cambiar el artículo 135 sobre el déficit. Es la Constitución menos mala que hemos tenido, pero hay que retocarla en vez de petrificarla.
-¿Dónde estaremos de aquí a un año?
-Ya me gustaría saberlo, pero tengo dudas sobre si el 12 de octubre será fiesta en Cataluña. Más allá de la broma, habrá alta tensión sea cual sea el resultado de las elecciones. Si gana el independentismo, se pondrá en marcha el proceso de desconexión en plena precampaña de unas generales. ¿Tomarán posesión los parlamentarios independentistas en un Congreso y un Senado españoles? Y si no ganan el 27S, el cuarenta por ciento de la población no dejará de ser independentista, lo cual garantiza una sociedad polarizada.
