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Análisis

La gran coalición Armengol/Rajoy

La presidenta agradeció el encuentro distendido, con un interlocutor que la trató mejor que Podemos

La gran coalición Armengol/Rajoy

Si a un enfermo le comunican que su recuperación depende de un encuentro con Rajoy, preguntará como el accidentado del chiste de Eugenio a quien se asegura la intervención divina:

-Sí, pero, ¿hay alguien más?

Balears no puede esperar nada de Madrid, y menos todavía del Gobierno del PP. A la presidenta del Govern le interesa equiparar el rosario de promesas que no compromisos de La Moncloa a una gran coalición Rajoy/Armengol, con un doble objetivo. Realza su papel institucional y refuerza su poder ante el hervor creciente de Podemos y Més.

La familiaridad filtrada incluso a las fotografías, junto a la larga duración de la cumbre hispanobalear, permitió a Armengol explicar la imposibilidad de cumplir con el objetivo de déficit, mientras Rajoy desgranaba la imposibilidad de cumplir con el objetivo De Gea. La presidenta agradeció el encuentro distendido, con un interlocutor que la trató mejor que Podemos. El presidente comprobó que no todos los políticos mallorquines son tan catastróficos como Bauzá.

Balears está en suspensión de pagos, por motivos que quedarán explícitos en la instrucción penal de son Espases. Hasta Microsoft le pide dinero al Govern. En este clima de emergencia que debe concentrar todas las energías, suena pretencioso que Armengol se ofrezca para intermediar conflictos de otras geografías. Si la gran coalición ayer pactada consigue solucionar el problema catalán antes que la crisis mallorquina, solo se demostrará que la situación de la Generalitat es más fácil de enderezar que las cuentas del Consolat.

Armengol vuelve de Madrid con síndrome de Estocolmo. El veredicto de que Rajoy gana en el cuerpo a cuerpo no solo es un tópico para endulzar a líderes mediocres, también se erige en una modalidad de intercambio inaccesible a cuarenta millones de ciudadanos. La presidenta sacará menos partido que partidismo de su gran coalición. Mediante un simple viaje a Madrid, ha aumentado la estupefacción casi insuperable del desaparecido PP balear.

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