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"La oportunidad pasa una vez, si se escapa igual luego vemos el proyecto en Canarias"

Los especialistas en innovación lamentan que Balears se quede sin centro de innovación en un negocio que domina como nadie: el turismo

Bauzá en 2012, en Palma, en "la primera cumbre mundial de Microsoft en el extranjero". guillem bosch

El fracaso es casi siempre público, el éxito suele ser privado. Así en esa AENA que solo da beneficios un trimestre después de que la privaticen (y con los mismos gestores que generaban pérdidas públicas), como en un proyecto de Microsoft en el que el Govern puso la lana y la multinacional llevó la fama... hasta que se acabó la fama. El hundimiento del proyecto de innovación turístico deja a Mallorca huérfana de grandes referentes tecnológicos. Quebrada Orizonia y con la inversión pública en innovación mutilada por años de recortes, la isla "cierra una de las últimas vías hacia la I+D", lamentaba ayer un experto en tecnologías ligado al Parc Bit. Buen conocedor del proyecto lanzado bajo la marca Microsoft, el especialista recalca con tono pesimista que oportunidades como esta "pasan una vez, si se escapa ahora igual dentro de poco un proyecto similar en Canarias o alguna otra región turística".

Que esa era la peculiaridad de un centro vendido en su día como "referencia mundial de la innovación turística". "Aquí no nos vamos a poner a hacer biotecnología. No es lo nuestro. De lo que sabemos es de turismo. En Mallorca tiene sentido crear un centro tecnológico vertical dedicado a desarrollar tecnologías aplicadas al turismo, que es en lo que pintamos algo en el mundo", abundan los especialistas del Parc Bit, donde en los últimos años han florecido empresas de todo tamaño dedicados a servicios turísticos que, con nuevas tecnologías e internet, sirva para vender amarres de barcos, gestionar reservas, o ahorrar costes logísticos a las cadenas hoteleras, por citar algunos ejemplos de éxito. Hay otros más conocidos, como Orizonia, un gigante nacido de la nada que acabó hundido tras una lucha por su control entre dos grandes compañías también con sede también en Mallorca (el grupo Barceló y Globalia).

Queda innovación privada

Aunque el ocaso del proyecto al Microsoft ponía marca no implica que en Mallorca se deje de innovar en turismo. De hecho, esa es parte de la explicación del fracaso: ninguno de los grandes grupos turísticos se implicó en el proyecto, toda vez que disponen de potentes departamentos de desarrollo tecnológico que generan soluciones para ellos mismos. A eso se suma un entremado de empresas emergentes o ya en fase de consolidación especializadas en turismo 3.0, otro de esos conceptos pomposos habituales en el mundo de la tecnología.

Desde ese mundillo afean a toro pasado algunos de los defectos que viciaban el proyecto desde su origen. Destacan el hecho de que solo hubiera dinero público en el centro gestionado por empresa privada de referencia de la patria del liberalismo. Y critican que se dejase todo en manos de Microsoft, un solo proveedor tecnológico cuya presencia bloqueaba la implicación de otros gigantes del sector, como Google, Apple, Oracle o Amazon. Al final, el proyecto se queda herido de muerte por falta de fondos públicos y por la la huida de la multinacional de Bill Gates, que paga 100.000 empleados en el mundo, pero ni uno está en Palma, la gran apuesta internacional de la corporación. Hasta que se acabó el dinero de todos.

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