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Análisis

La herencia repartida

La catadura moral de Bauzá quedó patente durante la pasada legislatura. Hasta sus adherentes quieren hoy olvidarlo con urgencia, porque les recuerda su culpable credulidad colectiva. La autopsia en curso del último Govern del PP demostrará que Bauzá fue además un pésimo gestor, incapaz de cumplir con los retos macroeconómicos que le asignó su propio partido. Solo la austeridad inescapable le privó de embarcarse en caprichos tan estériles como Matas.

Bauzá es historia, hasta el punto de que el PP busca ahora un sustituto de Rodríguez que funcione en son Gotleu y en son Jaume III. La actualidad es el abrupto aterrizaje presupuestario del Pacto del Progreso. El dúo formado por la consellera Cati Cladera y el director general Joan Carrió interpretó ayer la cuatrienal canción del verano. Una vez más, la cansina La herencia recibida, ahora en una versión reggae que envidiaría Georgie Dann.

La izquierda no desafiará civilizadamente a Montoro, al incumplir en ocho décimas el objetivo de déficit. En realidad doblará con holgura el tope, en una estimación tan poco fiable como cualquier previsión del Govern. La disciplina ha saltado por los aires. El estribillo vuelve a invocar la herencia recibida, pero el ritmo informativo obliga a concentrarse en la herencia repartida.

Los progresistas han demostrado una agilidad notoria para contratar a los mejores y a sus amigos y familiares, antes de revisar las disponibilidades de caja. En el cenital SOIB o Servei d´Ocupació, el ascenso a dedo de la hermana del alcalde de Palma se produce antes de definir la cúpula del organismo. Este contrasentido demuestra que el sustento de los compromisos de la nomenklatura precede al empleo de los miles de votantes que apostaron por un cambio audaz.

Una vez garantizada la subsistencia de los allegados, el Pacto desgrana la letanía de malas noticias para los contribuyentes. Con "el margen de maniobra comprometido", procede lanzarse a "medidas de fiscalidad progresiva", subterfugio para que los incautos lean "progresista" cuando rima con "abusiva". En resumen, se trata de golpear a las clases medias, ahora con la izquierda.

A más asesores, mayor avidez recaudatoria. Alarma la feroz coincidencia entre la subida de impuestos y el reparto de los despojos del botín autonómico, a razón de dos sueldos por familia de jerarcas socialistas. Los sueldos públicos son hoy superiores a los privados pero, aun admitiendo el adelgazamiento de las retribuciones prometidas, se subsana al duplicarlas.

El Pacto puede escudarse en que ha contratado a los peores porque de todas formas no tendrán nada que hacer. Sin embargo, el ciudadano está autorizado a temer que los euros subterráneos de Hacienda se manejen con tan poca escrupulosidad como los aflorados en fichajes. La buena noticia es la ecotasa inminente de Barceló, que el PSOE intentará torpedear.

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