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Educación

Familias de alumnos del Parc Bit creen que quitar el concierto "es una decisión política"

Los padres de los colegios no creen las explicaciones y se sienten "perseguidos" por el Govern

En 2011 los padres entregraron más de 5.000 firmas a favor de los centros del Parc Bit.

Las familias de los alumnos de los colegios del Parc Bit no creen las explicaciones dadas por la conselleria de Educación para retirarles el concierto educativo en tres cursos: "Es una decisión política, no administrativa".

Educación explicó que suspendía provisionalmente la concesión del concierto de tres niveles educativos para llevar a cabo una revisión del proceso en el que les fue concedido. La anterior conselleria, entonces liderada por Joana Maria Camps, firmó un acuerdo con estos centros otorgándoles una serie de conciertos para eludir así el pago de una indemnización que según una sentencia judicial les correspondía pagar a estos centros.

Nada más llegar al cargo, Martí March indicó que a él "personalmente no le gustan los colegios que segregan por sexo", pero aseguró que revisarían la situación y se cumplirían las sentencias. Poco después, anunció la suspensión de los conciertos argumentando que Intervención les advirtió de irregularidades en el acuerdo firmado por Camps. Las familias no creen esa explicación y recuerdan que los partidos que están hoy en el Govern llevaban en sus programas electorales la retirada de los conciertos a estos centros, que están vinculados al Opus Dei y en los que chicos y chicas estudian separados.

"Nosotros no estábamos a favor de ese acuerdo, lo que nos ofrecían no compensaba lo que nos tocaba", recuerda Eduardo Martínez, presidente de la asociación de padres del centro Aixa, "pero al final pensamos que era mejor aceptar por una cuestión práctica". Ahora, Martínez se plantea: "¿Cómo puede ser que algo que me ha concedido el Govern ya no tiene validez? ¿No valen nada los contratos firmados por el Govern?".

Martínez cree que el anuncio es una "decisión atropellada" y que, al hacerlo en agosto, "busca de forma descarada" dificultar que los centros se puedan defender. Lamentó además que el conseller Martí March "haya intentando quedar como dialogante" convocando a los centros para transmitirles una decisión "ya tomada". Lamenta además que aún no les ha respondido a los padres que han demandado reunirse con él.

Recuerda que esta suspensión afecta a unos 250 alumnos: "No solo a los que están en los niveles suspendidos; a todos ya que la perspectiva ya no es la misma". Indica que muchos padres han abandonado los centros estos años y muchos se lo están planteando ahora: "Y luego nos dicen que no llegamos al cupo de alumnos: ¿Qué concertado llegaría si de repente le quitas el concierto?".

Alud de cartas

Desde que Educación anunció este proceso de revisión, multitud de padres de alumnos o ex alumnos así como profesores de Aixa y Llaüt han iniciado una campaña pública de defensa de estos centros y de la educación diferenciada y en rechazo a esta decisión del Govern del Pacte, que tachan de "injusticia".

Así la describe por ejemplo Ana Alique, una madre de estos colegios, para la que "resulta evidente la inexistencia de las irregularidades" aducidas por la Conselleria para frenar estos conciertos: "Armengol amenazó con retirarlos si alguna vez tocaba poder y le ha faltado tiempo para cumplir su amenaza", indicó Alique en un escrito remitido a este diario: "La decisión nada tiene que ver con irregularidad administrativa alguna, sino con una auténtica persecución ideológica", apuntaba, "(...) poco le ha importado a este Govern lo que digan la ley y los tribunales".

Antoni Mut, madre de ex alumna, planteaba: "¿Por qué estorban tanto estos centros? ¿por qué tantas ganas de convertirlos en colegios ´sólo para ricos´?". Recordó que muchos alumnos pudieron estudiar ahí cuando no tenían concierto gracias a un sistema de becas sufragado "con las aportaciones económicas de muchas personas". David Sancho reprochaba al conseller que "se deje llevar por presión política" y le pedía: "Defienda desde su posición una forma de educación que solo busca sacar lo mejor de los alumnos atendiendo a sus cualidades y periodos evolutivos".

Llorenç Ramis, profesor, explicaba cómo antes de las elecciones Alberto Jarabo le había dicho personalmente que los colegios del Parc Bit eran uno de sus objetivos: "Que nadie se confunda y piense que han decidido revisar nuestros conciertos porque crea que se concedieron de manera irregular, en ese momento no tenían tiempo de saberlo", relataba, "(...) son colegios del Opus, eso les basta para ir a por nosotros". Ignacio Rodríguez, padre de dos alumnos, también calificó la decisión de March de "ataque frontal y directo contra la educación diferenciada" que "está expresamente reconocida por la LOMCE".

"Educación enriquecedora"

Maria Llabrés, madre "orgullosa de la existencia de los colegios diferenciados", escribió a este periódico pidiendo respeto para esta opción formativa, que cree "enriquecedora" que "permite atender mejor a cada sexo en áreas para las que estamos más o menos dotados sexual y madurativamente". Defiende que esta separación por sexos favorece "la igualdad de oportunidades, el aprendizaje, mayor homogeneidad en clase y un ambiente más relajado". Ignacio Polo remarcó el "el derecho de los padres a escoger la educación de sus hijos". Señaló: "La educación mixta me parece muy saludable pero no tolero que no se dé la opción a escoger educación diferenciada". Eduardo Martínez recuerda que la mayoría de su generación estudió en centros solo de chicas o solo de chicos: "¿Y qué problema psicológico tenemos? Ninguno". Señala que no es un "invento arcaico" sino que se da hoy en multitud de países, rechaza que sean discriminatorios y asegura que hay estudios que demuestran que la calidad "es mejor". Además, apunta, las edades de desarrollo de chicos y chicas "son diferentes" y ellos "se distraen más".

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