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Opinión

Armengol rectifica, a diferencia de Bauzá

Bauzá nombró a decenas de altos cargos de tal mediocridad, que compararlos siquiera con el dimitido asesor técnico de 20 años de la conselleria de Sanidad constituye una afrenta para el segundo. Basta repasar el elenco vigente de IB3. Por supuesto, el expresident no destituyó a los incompetentes. Al revés, los promocionaba para acentuar artificialmente el escaso brillo de sus méritos presidenciales, hoy admitido por el propio PP.

El recién inaugurado tercer Pacto de Progreso no se distingue del hundido Govern del PP por la calidad de sus digitaciones, pero muestra al menos la voluntad de enmendarlas. Armengol se distancia de Bauzá en la rectificación. No importa que la dimisión del asesor técnico de Sanidad venga alentada por el estupor en Ferraz, después de que el insólito nombramiento a cargo de los consellers matrimoniales alcanzara una difusión nacional, en las páginas de este diario y con el altavoz de publico.es.

El nombramiento de un asesor técnico inexperto y con un notable salario, para premiar el fracaso electoral en Santanyí de Juli Fuster, no puede desligarse de la peculiar estructura de Sanidad. El pecado original de que la teórica consellera contrate a su compañero al frente del IB-Salut, transmite la ebriedad de que cualquier disparate está autorizado. Y por tanto, se comete. Es fácil predecir que la pareja de rectores del principal departamento del Govern reincidirá en sus arbitrariedades. Las declaraciones de Patricia Gómez a la Ser, excusando con torpeza añadida el nombramiento del compañero de listas de su compañero, se hace sonrojante ante la dimisión sustanciada anoche en un texto de notable elegancia.

El error conyugal en la conselleria cenital castiga a Armengol con sus secuelas. Se verá obligada a intervenir en más de una ocasión, porque así en Grecia como en Sanidad o el Real Madrid, el problema sigue siendo quién confió los mandos del avión a un joven inexperto. Por supuesto, si el honroso apartamiento del veinteañero se transmitiera a las esferas de la política mallorquina actual, se sucederían las dimisiones en cascada.

En el Parlament, el Consell de Mallorca y los ayuntamientos insulares figuran diputados y concejales menos preparados pero más indolentes que el asesor técnico obligado a dimitir. Con la diferencia sagrada de que han sido votados, por lo que la responsabilidad recae sobre el grueso de la ciudadanía, que tendrá ocasión de arrepentirse. La peripecia del amigo de Juli Fuster sorprende a partidos acostumbrados al ejercicio despótico del poder democrático. Hoy están bajo vigilancia, aunque no precisamente de los cándidos representantes de Podemos.

¿Prefiere usted que le regalen el sueldo del asesor técnico o su edad? Quién tuviera veinte años, para corregir o incluso repetir los errores cometidos con tanto celo en décadas posteriores. El alto cargo dimitido dispone de tiempo sobrado, para que su innegable pasión por la política se consolide con una formación en paralelo. Sin demasiado esfuerzo, logrará situarse por encima de los irresponsables de Sanidad que le condenaron a un embrollo por el método tramposo de encumbrarlo. Guárdate de quienes te halagan por interés, y escucha a quienes te critican desinteresadamente.

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