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Mercado laboral

Los hoteles de la isla tienen las plantillas más exprimidas y cortas del turismo español

La facturación de los establecimientos ha subido un 25% en cinco años, pero la nómina de trabajadores es inferior a la que había antes de una crisis que no ha afectado a las cuentas del sector - En Balears cada empleado hace frente a 2.066 pernoctaciones de viajeros al año, la cifra más elevada del mapa turístico

Los salarios en el sector servicios han bajado en crisis, mientras la facturación hotelera subía. EFE

La polémica estallaba la semana pasada. La presidenta de la patronal hotelera, Inma Benito, se entrevistaba con los líderes de Podemos por primera vez tras unas elecciones en las que pintaron bastos para unos hoteleros volcados en campaña con el PP. Antes de empezar quedó claro que a Benito no la iban a recibir con la alfombra roja que desplegaba el Govern Bauzá cada vez que citaba a los hoteleros. Más bien al contrario. Podemos daba la primera en la frente: "Los hoteleros están explotando a los trabajadores, nueve de cada diez contratos son en precario, son temporales y presentan irregularidades y, además, existe un fraude en cuanto al número de horas trabajadas y no computadas que no se cobran al precio que toca", espetaba la diputada Laura Camargo. Y a otra cosa. Reunión reventada antes de empezar. Dentro respondía a la cara Inma Benito, que luego lo repetía fuera, ante los medios: "Es mentira". Y daba datos que hablan efectivamente de plantillas estables y de un convenio colectivo que ha permitido ligeras subidas de sueldo en los últimos años. Su sospecha era que Podemos mezclaba en su análisis la contratación en los hoteles con la que se produce en el conjunto de la hostelería, poblada de miles de empresas, la mayoría de tamaño mediano y pequeño, a las que la inspección no llega.

Y la normativa laboral, por lo visto, tampoco. A eso mismo apuntaban en las horas siguientes los lectores de Diario de Mallorca, que con ardor poco habitual relataban en sus comentarios públicos las condiciones de explotación, incluso de "esclavitud", decía alguno, en las que se ven obligados a trabajar en el turismo balear. ¿Y en los hoteles? Pues también había casos, que describen los propios trabajadores y constatan los sindicatos, aunque la mayoría de ejemplos que afectan a los hoteles tiene que ver con la escasez de unas plantillas que, con la excusa de la crisis, se han quedado en los huesos. Anémicas.

Y eso que en el turismo la crisis, simplemente, no ha existido. A ello apuntan los datos oficiales, que dicen lo que leen en el título: mientras la rentabilidad crece rentabilidad creceen los hoteles baleares, los trabajadores cobran más o menos lo mismo por una carga de trabajo que es, con diferencia, la más elevada de España. En ninguna zona turística se trabaja más que en Mallorca. Pero empecemos por el negocio, que va bien. La facturación por habitación disponible es ya de 60 euros por día en las islas, una cifra tan jugosa como envidiable. Solo la superan en Canarias, con 65,6 euros. Para el resto del turismo español es un sueño lejano. Los 44 euros de media nacional lo dejan claro, en un país en el que incluso otras tras regiones turísticas como Valencia sobreviven con una facturación por habitación de 36 euros por día. La mitad que Balears, que con 60 euros está a un nivel que no avizoran siquiera en Andalucía (41 euros) o en Cataluña (51). Nadie hace sombra a Canarias y Balears a la hora de sacarle jugo a los hoteles.

Los precios más caros, y subiendo

Así que en el negocio no ha habido más crisis que la que se alega cuando toca negociar salarios o precios de venta. En los últimos años los hoteleros han dominado las negociaciones con el puño de hierro de quien sabe que tiene el mercado a sus pies. Con la primavera árabe tumbando competidores y los problemas de Grecia hundiendo cualquier atisbo de rivalidad, Mallorca ha hecho lo que ha querido con sus tarifas. Tanto que en el último año, el precio medio por habitación de hotel y día en las islas es de 79 euros, solo superados por los 82 de Canarias y los 83 de Cataluña, y muy por encima de los 74 de media nacional. Es decir, los hoteleros de Balears cobran más por habitación, ganan más por habitación y pagan las plantillas peor dotadas del turismo español. Un éxito de gestión y negocio, un fracaso laboral para la sociedad mallorquina.

Y más fracaso si se analiza la evolución en el tiempo. La crisis ha sido horrenda. Terrible. Paro, salarios a la baja, exclusión social, ahorros que se evaporan, desahucios, quiebras de negocio, EREs, trabajadores explotados, empleados sin contrato, concursos de acreedores, embargos. Llevan años leyéndolo. Aunque hay excepciones en ese paisaje tenebroso. ¿Intuyen cuáles? Fácil, el sector hotelero. Tres datos lo resumen todo: entre 2010 y 2014 la facturación por habitación de los hoteles de las islas pasó de 48,7 euros a 60 euros por día. ¿Muchos? Es un salto cualitativo del 25%. ¡Y en plena crisis!

¿Qué pasaba en cambio con las plantillas? Volvemos a los números, siempre oficiales, siempre del Instituto Nacional de Estadística. Entre 2007, justo antes de la crisis, y el último año, la nómina de trabajadores de los hoteles de Mallorca se ha encogido desde los 19.816 empleados de ese 2007 a los 19.466 de la actualidad. La rentabilidad crece, la plantilla mengua. Con todo, entre 2010 y 2015, mientras la facturación por habitación subía un 25%, también lo hacía el esfuerzo de cada trabajador: la carga de trabajo por empleado de hotel mallorquín aumentó en ese tiempo un 5%, de las 1.976 pernoctaciones de turistas por empleado a atender 2.088 de media cada uno. Es decir, los profesionales trabajan hoy más que hace cuatro años.

Trabajan más, ¿cobran más?

¿Cobran más? ¿Equivale su subida a ese 25% de aumento de la facturación hotelera? ¿Se le parece siguiera? Pues ni un poco, la verdad. Los números oficiales desnudan la realidad salarial de un sector servicios que cada vez paga peor, mientras sus márgenes suben. En 2009, con la crisis triturando empleos por millones, cada empleado del sector cobraba de media en las islas 21.335 euros de salario anual bruto, que hoy son 20.843 euros. Un 2,3% menos de ganancia, que contrasta con ese 25% de aumento de facturación hotelera.

Aunque hay un matiz que hacer: esos datos salariales son de todo el sector servicios, que, al menos sobre el papel del convenio colectivo, en la hostelería se han subido un 4,5% los salarios entre 2011 y la actualidad, en virtud del convenio firmado. Otra cosa es el trabajo en negro y los excesos de jornada a los que obliga un sector frecuentemente puesto como ejemplo de abuso laboral. Y lo cierto es que ningún trabajador hotelero trabaja más en España que los de Mallorca. Tienen la tabla junto a estas líneas, elaborada con datos oficiales del Ministerio de Turismo. Para atender a un número similar de clientes, Canarias tiene un 40% más de plantilla. Y algo similar puede decirse de Andalucía. Resultado: mientras un empleado de hotel de la Costa de Sol se las apaña para atender 1.500 pernoctaciones de turistas al año, uno de las islas suda la gota gorda para hacer frente a más de 2.000. "Es fácil de explicar: donde antes había cinco trabajadores ahora hay tres o cuatro. Lo denunciamos año tras año, a ver si el nuevo Govern se pone las pilas, porque la rentabilidad crece a costa del trabajador", denuncia Antonio Copete, responsable de la sección turística de UGT.

A esos mismos excesos apuntaba la diputada de Podemos Laura Camargo ante Inma Benito. Respondía la líder hotelera, con un desmentido absoluto. Es falso, decía, retando a Camargo a denunciar cualquier caso de trabajadores irregulares en hoteles de la isla, con la promesa de expulsar de la Federación Hotelera al empresario cazado en fraude. Aunque entre los miembros de la patronal se dieron en 2011 casos de contratación irregular de becarios. ¿Sigue haciéndose? Inma Benito insiste en que de ninguna manera. El daño reputacional que sufrieron las marcas cuando fueron cazadas hizo recapacitar al sector, que hoy se la juega menos. Aunque se la sigue jugando, sobre todo en hoteles pequeños y familiares, con mayores dificultades para negociar precios en condiciones ventajosas.

A ello apuntan los sindicatos, que aplauden por ello el plan que está diseñando el nuevo Govern para combatir la explotación laboral en la isla en la que los trabajadores sudan más la nómina. Al frente estará un inspector de Trabajo, ahora conseller de Trabajo, Iago Negueruela, que lleva años revisando hoteles y está dispuesto a redoblar esfuerzos. Aunque lo va a tener difícil. La plantilla es exigua (apenas una veintena de inspectores para las islas) y su ampliación depende del Gobierno central, que en los últimos años se preocupó más de perseguir a parados que trabajaban en negro que a empresas negreras. Y las hay. Lo dicen los datos. Lo corroboran los propios trabajadores. Solo falta que lo comprueben los inspectores. Para ello el Govern anunció esta semana que desde el 17 de agosto investigarán en la isla 32 inspectores laborales.

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