Las listas de espera de la sanidad pública balear sigue teniendo un pronóstico reservado. A finales del pasado mes de junio, un total de 52.740 personas aguardaban cita con el especialista una media de 82,9 días mientras que 13.166 pacientes del Servei de Salut esperaban turno para ser intervenidos durante 104,65 días como promedio.

Estos datos, comparados con los de hace un año, permiten ser un poco más optimistas que en convocatorias anteriores ya que el número de personas que tenían pendiente una consulta con el médico especialista se redujo en la nada desdeñable cifra de 4.765 pacientes. Además, si en junio de 2014 esperaban una media de 105,1 días, este año lo hacían 82,98 días, 22,12 jornadas menos.

No se puede decir lo mismo de la lista de espera quirúrgica, que ha empeorado tanto en número de pacientes como en demora media. Así, en junio de 2014 había 13.150 personas en esa tesitura, 16 menos que en el mismo periodo del año en curso. Y también esperan más de media este ejercicio: 9,25 días más de promedio.

Comparando con 2011

Hasta aquí, lo que sería una comparativa habitual de datos estadísticos en las que se suelen cotejar las cifras de los mismos periodos de años diferentes. Sin embargo, los nuevos responsables del Servei de Salut, el director general del Servei de Salut, Juli Fuster, y el director de asistencia sanitaria, Nacho García, comparecieron ayer ante los medios de comunicación con una novedad: compararon los datos del pasado mes de junio con los de ese mismo mes... pero de 2011, cuando ellos mismos ocupaban dos altos cargos en la penúltima conselleria de Salud socialista: director general de Planificación e Infraestructuras el primero y gerente de Atención Primaria el segundo.

Así las cosas, los porcentajes mejoran significativamente: el número de personas que esperaban consulta en junio pasado ha aumentado un 21,9% respecto a las que lo hacían en 2011 (43.233). Y lo que es mejor: lo hacían por un periodo de tiempo un 126,47% menor al pasar de los 36,6 días de media que aguardaba cuando el último Pacto de Progreso daba sus últimos coletazos a los 82,9 días de promedio que lo hacían hace poco más de un mes.

La comparativa quirúrgica con 2011 también deja bien parados a los actuales gestores, pese a que todavía no han hecho nada. A finales de junio de este año había un 4,12% más de pacientes esperando quirófano y la demora media quirúrgica se había incrementado un 92,6% al pasar de los 54,3 días que los pacientes aguardaban una intervención en junio de 2011 a los 104.65 días que lo hacen ahora.

Lo que sí garantizó el director general del IB-Salut es que las patologías graves no esperan quirófano más de un mes y concretó que las operaciones de prioridad 1 (graves) esperan de media 29,9 días mientras que las intervenciones oncológicas tienen una demora de 15,7 días.

Por último, Juli Fuster aludió al número de pacientes que esperaban una prueba radiológica en 2011 (21.044), un 72,66% menos que los 36.335 que lo hacían el pasado junio. Además, si entonces lo hacían una media de 52,57 días, hace cuatro años "solo" lo hacían durante 47,84 de promedio.

Fuster prometió elaborar un "plan de choque" para reducir los tiempos de espera. Un plan que, dijo, mejorará la eficiencia de los quirófanos, la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales y dará más capacidad resolutiva a la Atención Primaria con el objetivo de reducir las derivaciones a los hospitales.

Sobre si recuperará las peonadas (actividad quirúrgica vespertina remunerada como horas extra), el director general del IB-Salut señaló que intentarán negociar cambios de turnos con los profesionales pero concluyó que, si es necesario, se volverá a remunerar esta actividad quirúrgica fuera del horario oficial.

Sobre qué ideas barajaba para incrementar la capacidad resolutiva de los centros de salud, Fuster habló de la posibilidad de que realicen ecografías, cirugía menor ambulatoria y determinadas pruebas cardiológicas así como de aumentar las sinergias con la especializada con interconsultas semanales.