El director general del Servei de Salut, Juli Fuster, volvió a hacer gala de toda su diplomacia al ser preguntado por este medio sobre qué iba a pasar con las derivaciones de pacientes de la sanidad pública balear a la Fundación Kovacs cuando aún colea el escándalo por la inclusión de la presidenta Francina Armengol y del vicepresidente Biel Barceló en los órganos de Gobierno y representación de esta fundación sin la autorización previa y expresa de ambos dirigentes del nuevo Govern. Y cuando ambos habían manifestado públicamente su desacuerdo con que se mantuvieran estas derivaciones en unos años en los que recortes de prestaciones sanitarias públicas han estado a la orden del día.

"El Servei de Salut y la Fundación Kovacs tienen un contrato en vigor -por el que los médicos de familia pueden derivar a pacientes con dolor de espalda para que se les someta a la terapia de grapas del doctor Kovacs y que concluye el mes de noviembre-. Cuando finalice realizaremos la evaluación pertinente. Si el resultado de la misma es positivo, lo renovaremos. Si resulta negativo, lo rescindiremos", contestó Fuster obviando que la presidenta Armengol, antes de los comicios, abogó por suspenderlo "porque hay prioridades más importantes para los ciudadanos".