"La perversión de los procedimientos administrativos de contratación pública alcanza su máximo exponente con el concurso para la construcción, explotación y mantenimiento del Hospital Son Espases que, recordemos, es la mayor obra pública de la comunidad balear promovida hasta la fecha, ascendiendo su presupuesto inicial a 778 millones de euros". Con contundencia implacable empieza el fiscal Anticorrupción Pedro Horrach la querella criminal por presuntos delitos de prevaricación, falsedad documental y fraude a la administración pública contra el expresidente balear Jaume Matas, su cuñado y entonces gerente del PP, Fernando Areal, y Juan Miguel Villar Mir, el abogado, ingeniero, exvicepresidente y ministro en el primer gobierno del reinado de Juan Carlos de Borbón, que creó el marquesado que lleva el nombre del ahora encausado. También figuran entre los denunciados la exconsellera de Salud Aina Castillo, a la que acompaña en la querella fiscal el director general del IB Salut entre 2003 y 2007, Joaquín Sergio Bertrán; un ejecutivo de la multinacional OHL, José Magán López; el dueño de la empresa Global PM, Jesús Peinado Ruiz y su asesor jurídico, Luis Francisco Piña.

Todos ellos, salvo Areal (al que se acusa de participar luego como cobrador de comisiones para el PP) participaron, según Horrach, en "las maniobras fraudulentas para manipular el concurso con finalidades espurias", en un proceso que es "paradigma" de corruptelas con las que "con demasiada frecuencia se amoldan intereses económicos y políticos en una espiral en la que el interés público es la última razón a considerar o simplemente no tiene cabida", considera Pedro Horrach.

El señor de los hilos y los delatores

El fiscal imputa la responsabilidad primera de los hechos a Matas, que ejecuta sus decisiones a "través de subordinados para ocultar quien maneja los hilos". ¿Cómo se amañó en esta ocasión el concurso? Pues al más puro estilo Matas, el president del hágase como lo digo, que en casos como el de Son Espases recurre a "títeres complacientes" a los que luego deja "abandonados sin escrúpulos ni remordimiento a lo que la ventura provea", describe Horrach, que recalca que es por ello que al final el descubrimiento de "la verdad" acaba dependiendo de "la delación", en este caso a cargo de la consellera Castillo y el director Bertrán.

El fiscal detalla que en el episodio de Son Espases Matas citó a su consellera de Sanidad en la cafetería de un gimnasio, el Megasport del polígono de Can Valero, donde le entregó a Aina Castillo un sobre con los argumentos técnicos con los que debía motivarse la adjudicación. El sobre pasó después de Castillo a su hombre de confianza, Sergio Bertrán, que a su vez se lo entregó durante un acto oficial en Porto Cristo a la consultora Global PM, que estaba elaborando el informe de evaluación de las ofertas.

Ganó OHL, por delante de Dragados, conforme a lo previsto. El fiscal acusa a esa compañía, dirigida por el exministro Villar Mir, de estar en el origen del fraude. "Resulta lógico inferir que si los fraudulentos ardides expuestos tenían como finalidad beneficiar a OHL, los representantes de dicha compañía no solo conocían dicha circunstancia, sino que cooperaron en la misma", sostiene el fiscal Horrach. Tras esa evaluación OHL obtenía 73,87 puntos, frente a los 70,74 de Dragados.

También parecía al tanto de lo que ocurría la dirección nacional del PP, ya en manos de Mariano Rajoy, amigo desde hace décadas de Villar Mir, al que puso al frente por ejemplo de la gestión de la crisis del petrolero Prestige. Según el relato fiscal, la cúpula nacional del PP reaccionó airada cuando la componenda en Son Espases se frustró al publicarse en prensa y el concurso acabó siendo para Dragados. Horrach destaca para ello que Aina Castillo confesó como imputada que un representante de OHL, José Magán, le dijo que "trasladase al presidente Matas, la indignación de Génova [dirección de la sede central del PP] por lo que estaba ocurriendo con el procedimiento de adjudicación de Son Espases".

¿Qué había fallado? Pues que el mismo día de la adjudicación el diario El Mundo informaba de que OHL se iba a hacer con la construcción de un nuevo hospital, interpreta el fiscal. Eso, según Horrach, llevó a Matas, que legalmente no podía interferir en el proceso, a intervenir para que suspendiese la mesa de contratación. Y así fue, dicho y hecho, como tantas veces con Matas y sus decenas de subordinados años después imputados.

Tras el fracaso del amaño, Matas pidió un dictamen al Consell Consultiu sobre el proceso de adjudicación seguido, con el que solo se pretendía "ofrecer una falsa apariencia de legalidad e independencia e interponer otra pantalla protectora a sus ocultas e ilícitas maniobras", acusa el fiscal. Matas, Castillo, Bertrán y el presidente de la mesa de contratación que adjudicaba el hospital, el fallecido Juan Sanz, intentaron vestir además el proceso con informes de los colegios profesionales de ingenieros y economistas. Finalmente la construcción de la mayor obra pública de la historia balear se le entrega a la unión temporal de empresas liderada por Dragados, tras un proceso que, según el fiscal, "fue manipulado y pervertido por orden de Jaume Matas, quien ostentaba un control absoluto" sobre la adjudicación.