La diferencia entre trabajar de camarero en tierra y hacerlo en un barco se mide en 2.000 euros de salario adicional al mes. Lo mismo puede decirse de un especialista en madera, que si hace sillas cobra un quinta parte de lo que cobraría si estuviera especializado en barcos. La náutica paga bien. Y bien exige: sus trabajadores requieren un nivel de cualificación y especialización más elevado, con condiciones indispensables como un buen nivel de inglés. Por eso los sueldos. Por eso y porque la falta de profesionales hace que los que hay estén muy cotizados, hasta el punto de que el sector tiene que buscarlos en el extranjero. Un paseo por Santa Catalina basta para entrar en contacto con la comunidad de australianos, sudafricanos, neocelandeses, estadounidenses, ingleses y nórdicos que viven en la zona y trabajan en los muelles.

Por todo ello las empresas del sector demandan que se formen profesionales. Subrayan que el suyo es un nicho laboral que genera empleo estable y de calidad. "Falta un grado en lo que es el sector náutico y tecnicismos muy especializados en cuestión de náutica. Ahora toda la formación a los trabajadores la tenemos que dar las propias empresas. En una marina necesitas que sepan hacer un nudo o cómo funciona un barco, tiene que darse una formación completa y especializada", dice Toni Salom, de NautiPaints, que, como Alberto Pons, cree que "la sociedad mallorquina ha vivido muchos años de espaldas al mar y no nos hemos preocupado de lo que podía venir".

Pero el futuro ya está aquí. Y le faltan trabajadores cualificados para crecer. Según explica Margarita Dahlberg, presidenta de la patronal de empresas náuticas de las islas, está en marcha un programa para implantar FP náutica, con un temario diseñado por profesionales del sector. "Lleva 12 años hecho en Madrid. Quedó parado y se ha vuelto a arrancar. Y creemos que ahora el temario es bueno pero faltan todavía dos años antes de que salga primera hornada con gente muy preparada. Balears sería de las primeras con Cataluña que lo podría implantar. Tendríamos tres centros que en cuestión de seis meses podrían empezar. La primera promoción saldrá con 2.000 horas, dos años, un grado medio, y especialidades como madera, electrónica o jarcia", resume. Pero depende de que el Gobierno central lo ponga en marcha, y en Madrid cuesta mucho entender todo lo que tiene que ver con el mar. Allí no hay playa.

"Hay que dignificar la FP y que este sector llegue a acuerdos con la administración para concertar la capacitación que necesitamos. Falta sensibilidad clara para que se canalicen los alumnos hacia las actividades que demandamos", insiste Campuzano. Asiente otro empresario, Diego Colón, que vive lo mismo en sus Astilleros de Mallorca e insiste en la oportunidad perdida para los mallorquines. "Tenemos muchísimos trabajadores extranjeros de elevada capacitación", subraya. Tantos son que el mercado de Santa Catalina vive de ellos de lunes a viernes, dice Toni Salom. Son trabajadores, pero de buen sueldo. Cobran mucho y gastan mucho. Ganan todos.