El magistrado Antoni Oliver asumió ayer, en un protocolario acto, la presidencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Balears, en sustitución del juez Francisco Wilhelmi.

En la toma de posesión, el magistrado recordó a sus familiares ausentes y los principios que le llevaron a tomar la decisión de ser juez, profesión que inició cuando apenas había cumplido los 25 años. Oliver destacó la complicada situación que sufren los juzgados sociales de Balears, debido especialmente al colapso que padecen por el exceso de demandas. Al no poder dar una respuesta inmediata a los pleitos laborales, los jueces tardan varios años en dictar sentencia cuando, según recordó ayer Oliver, tradicionalmente la jurisdicción social había sido la más rápida, convirtiéndose ahora en la "más lenta y colapsada". Por ello, Oliver aseguró que la carga de trabajo que padecen los jueces de lo social es inasumible.

Recordó que precisamente los ciudadanos que han sufrido un conflicto laboral acuden a los jueces para buscar una respuesta a su problema, pero no la encuentran debido a la falta de medios que sufren estos juzgados: "Si falla la primera línea, los juzgados sociales, falla toda la jurisdicción".

Antes de describir la situación que sufre esta jurisdicción laboral en Balears, el nuevo presidente de Sala recordó que esta especialidad del derecho ha desarrollado una doble función pacificadora y de progreso, logrando una cohesión social que ha dado a Europa "uno de los momentos más brillantes de la historia de la humanidad". Y en este sentido aseguró que "pocas cosas como la seguridad social han dado tanta fortaleza social y moral, siendo uno de los máximos exponentes de la solidaridad entre los ciudadanos". Sin embargo, el magistrado mallorquín mostró su pesimismo ante el futuro inmediato con respecto al mantenimiento de los derechos sociales. "No es raro que en los tiempos que corren, de opulencia, un individualismo feroz y el aumento de las desigualdades, el derecho del trabajo y la seguridad social están en peligro, como lo está lo que se ha llamado el modelo social europeo".

En su discurso, y en esta línea crítica, cuestionó que las reformas que se aprueban no responden a las necesidades del ciudadano, sino que se trata de medidas de urgencia económica, dirigidas por los mercados que, a su juicio, llenan de confusión "y de inseguridad jurídica nuestro ámbito profesional. Nos lo ponen cada vez más difícil a los que nos dedicamos a la función de interpretar y aplicar la ley. No tenemos tiempo de asimilar una reforma cuando nos llega la siguiente".

En cualquier caso, Antoni Oliver apostó para que en un futuro se produzca un cambio en esta complicada situación laboral.