"Con emoción y consciente de la enorme responsabilidad que me toca asumir, me presento ante ustedes y ante los ciudadanos para pedir el apoyo que me convierta en presidenta de Balears". Con estas palabras empezaba ayer en el Parlament la líder del PSOE, Francina Armengol, el discurso con el que abría el debate de investidura para ser elegida presidenta del Govern, una intervención en la que expuso los principales puntos del acuerdo de gobernabilidad consensuado por su partido, Més y Podemos. "Esta ha de ser la legislatura del Govern abierto", insistió en referencia a la necesidad de escuchar a los ciudadanos e impulsar la participación, con un Ejecutivo que responda al inicio de "un tiempo nuevo, una legislatura para hacer cambios y para luchar y recuperar lo perdido"

Armengol, quien subió al estrado sonriente y relajada, aderezó su intervención con constantes guiños a Podemos, destacando aquellas cuestiones en las que el partido morado ha hecho especial énfasis, como la creación de una conselleria de Trabajo y una de Innovación e, incluso, mostrándose cercana a las tesis del filósofo y teórico marxista Antonio Gramsci, uno de los pensadores más mencionados por los líderes nacionales de Podemos. "Entre el pesimismo de la razón de los que dicen que el cambio es siempre lampedusiano o el optimismo de la voluntad, prefiero el optimismo de la voluntad de Gramsci", afirmó.

Mientras pronunciaba su discurso, sobre Armengol pesaba la posibilidad de que parte de los diputados de Podemos votaran en contra de su investidura si no se alcanzaba un acuerdo sobre la rebaja de sueldos en el Parlament, un riesgo que desapareció al consensuarse este asunto por la tarde entre PSOE, Podemos y Més.

Frente a los guiños a Podemos, los dardos hacia el PP, también sin mencionarlo. A los populares dedicó implícitamente frases como "no hay nada peor que la reiteración absolutista de las políticas equivocadas, la contumacia, no hacer caso a la ciudadanía, no respetar la opinión de las minorías".

"Pido tiempo y se que no lo tenemos, que las expectativas son muy grandes, que los anhelos y deseos son muy fuertes porque hemos vivido cuatro años de los que, sobre todo, hemos aprendido lo que no se puede volver a repetir", afirmó poco después de advertir que "los cambios" que propone "no se hacen en un día ni en una hora". En este sentido, incidió en la dificultad ante la crisis económica. "Ni tenemos tiempo ni tenemos una buena situación económica", admitió antes de sostener que la crisis "ha dejado unas consecuencias devastadoras sobre la población" y que en la actualidad los ciudadanos pagan "el precio de las políticas de austeridad y recortes en forma de desigualdad, temporalidad, falta de cohesión social y pobreza".

Añadió que el aspecto positivo de la crisis es que "ha despertado las ganas de luchar, la conciencia ciudadana" y "nos ha enseñado a decir basta", hasta llegar a que "por primera vez desde la democracia tendremos un Govern de izquierdas para aplicar políticas radicalmente diferentes al modelo de país de derechas que tenemos después de cuatro años de política del PP aquí y en Madrid".

En este sentido, afirmó que las urnas dieron "claramente" a los partidos de izquierda el "mandato de trabajar para rescatar a la ciudadanía y a la política", para lo cual PSOE, Podemos y Més han pactado un acuerdo de gobernabilidad "con cinco grandes ejes: el rescate de la ciudadanía, la radicalidad democrática, un nuevo encaje para la Comunidad Autónoma, un pacto social por la educación y la competitividad y un pacto de futuro por la sostenibilidad".

En este sentido, resaltó que las primeras decisiones de "choque" de su Govern serán para "afrontar la pobreza y exclusión social", con medidas como la devolución de las 20.000 tarjetas sanitarias a los inmigrantes sin papeles, el apoyo a los parados y el impulso al trabajo digno. A ello se unirá una renta básica progresiva para todos los ciudadanos, con independencia de que tengan o no trabajo; un plan contra los desahucios, un plan de lucha contra la pobreza, en especial la infantil, y medidas para evitar a pobreza energética.

Anunció que en el primer Consell de Govern que celebre su Ejecutivo se derogará la Ley de Símbolos y se dejará sin efecto "el polémico TIL", un "símbolo nefasto" del Govern del popular José Ramón Bauzá Armengol apostó por una "educación pública, de calidad e inclusiva" y por un consenso que se transforme en "un gran pacto social y político por la educación".

En cuanto a la sanidad, sostuvo que "volverá a ser una prioridad de Govern" y se comprometió a reducir las listas de espera y recuperar el decreto de garantías de demora, así como trabajadores sanitarios, además de abrir de nuevo los centros de salud por las tardes.

Ecotasa

También despejó cualquier tipo de dudas respecto a la ecotasa, afirmando que se aprobará. "Hablemos claro, aplicar un impuesto turístico que tenga como finalidad la reinversión en el sector y ayudar a un país a ser más sostenible no es una reivindicación, es una obligación", dijo Armengol quien también se comprometió a impulsar un acuerdo sobre la regulación de los alquileres turísticos vacacionales y el todo incluido, para lo cual pidió "a los sectores que se impliquen" y que "incluso desde la discrepancia, trabajemos juntos consensuando el resultado".

Una fiscalidad progresiva con la que "quien gane más pague más", la anunciada moratoria de grandes superficies, la "reconversión profunda" de IB3, la creación del Consell Audiovisual y la aplicación de un modelo federal en las islas con un "federalismo insular" que refuerce a los consells fueron otras de las medidas que anunció. A ello unió el compromiso de transparencia, con la creación de una conselleria específica y una nueva Ley, y del objetivo de "corrupción cero".

"Con las manos limpias, solidaria y humilde, quiero ser la presidenta de todos", dijo Armengol, quien afirmó que se ve como "una más entre la gente" y acabó: "Gobernaremos sin traicionar los sueños de cambio de tantísimos ciudadanos, haciendo nuestras las palabras de Espriu: Nos mantendremos fieles por siempre al servicio de nuestro pueblo".