La asamblea de celadores de urgencias de Son Espases han consensuado un escrito en el que denuncian las condiciones en las que trabajan y que, de forma habitual, sean usados como "comodines" para cubrir libranzas o bajas en otras unidades, lo que provoca que casi nunca la plantilla esté al completo.

"En casi todos los turnos laborales hay entre dos y tres trabajadores menos de los establecidos que son 12 en el turno de mañana, 14 en el tarde y 10 en el de noche. Curiosamente, las plantillas solo están al completo los días de huelga, cuando la Administración fija unos servicios mínimos del cien por cien", reveló uno de los portavoces de la asamblea de celadores, que también calificó de "curioso" que un turno de diez celadores esté supervisado hasta por dos responsables.

Este representante añadió que mientras en el hospital de Son Dureta trabajaban alrededor de 300 personas como celadores, en el nuevo hospital de Son Espases, de unas dimensiones hasta tres veces superior al viejo centro de Andrea Doria, apenas lo hagan unos 270.

Aparte del incremento de plantillas, los celadores reclaman una protocolización de su trabajo en las diferentes áreas hospitalarias. O, dicho en palabras más llanas, que los celadores sepan cómo deben actuar en su puesto de trabajo, que su función no varíe en función del criterio del supervisor a cuyas órdenes se encuentren en cada turno. "Los compañeros de la UCI, por ejemplo, están negociando con la gerencia este protocolo de actuación y esto debería extenderse al resto de servicios", reclamó el portavoz.

También reclaman más cursos de formación para un colectivo que, recuerdan, cada vez asume más funciones. "Manejamos camillas asistidas con pacientes críticos en las que controlamos las tomas de oxígeno, desmonitorizamos a enfermos y hacemos transferencias (paso de camas a camillas o a la inversa, traslados...) de delicados pacientes con politraumatismos. ¿Y qué formación nos ofrece la Administración? El mismo curso año tras año sobre contención de pacientes agitados", lamentó el portavoz de este colectivo que, como ejemplo, resaltó que la inmensa mayoría de los celadores de Son Espases no han recibido ningún tipo de formación para actuar ante enfermedades víricas como el Ébola.

Todas estas reclamaciones desatendidas duelen más a un colectivo que, recalca, en la última encuesta realizada por el IB-Salut para determinar el grado de satisfacción de los usuarios, fue el más valorado en el servicio de urgencias.

Reglamento franquista

Y también denuncian que su trabajo esté aún regido por "un arcaico, discriminatorio, misógino y obsoleto reglamento franquista y preconstitucional". Un reglamento que, a modo de ejemplo, establece que los celadores "realizarán excepcionalmente aquellas labores de limpieza que se les encomiende cuando su realización por el personal femenino no sea idónea o decorosa en orden a la sitiuación, emplazamiento, dificultad de manejo, peso de los objetos o locales a limpiar".

Por último, sobre la reciente misiva firmada por los 44 jefes de servicio de Son Espases reclamando la continuidad del gerente Víctor Ribot independientemente de los vaivenes políticos, los celadores coincideron en desligar estos puestos técnicos de los resultados electorales aunque reclamaron que "la dirección del hospital debería ser fruto del acuerdo de todos los profesionales, no solo del colectivo médico".