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Unos 300 barcos abandonados en clubes isleños

Las instalaciones náuticas prevén una buena temporada alta pero lamentan que ésta sea cada vez más corta

Los clubes náuticos de Balears se suman a las voces empresariales que pronostican una excelente temporada alta, aunque no ocultan su preocupación ante el hecho de que ésta sea cada vez más corta, según apunta el gerente de la asociación balear que representa a este sector, Rafael Palmer, que reconoce que hay además otros problemas que le afectan. Y uno de ellos es el abandono de barcos en sus instalaciones debido a que sus propietarios, en muchos casos extranjeros, no pueden abonar la cuota del amarre al tener problemas económicos.

Según Palmer, en estos momentos la cifra de estas embarcaciones abandonadas en el archipiélago se sitúa en torno a las 300, y no se trata en muchos casos de pequeñas lanchas, sino que pueden alcanzar los 15 y hasta los 30 metros de eslora.

Estos yates suponen un auténtico quebradero de cabeza para los clubs náuticos, que se ven obligados a poner en marcha todo el proceso judicial destinado a localizar a los propietarios, especialmente cuando son personas que residen fuera de España. Y cuando los trámites para reclamar el pago de las cantidades adeudadas y para dar salida a la embarcación concluye sin éxito, en muchos casos lo único que queda por hacer es vender la para el desguace debido al deterioro que ha sufrido.

Pero al margen de estas situaciones, el gerente de la asociación de clubs náuticos pronostica un excelente verano, con un aumento de casos de overbooking en algunas instalaciones, especialmente en Andratx por ser un punto clave para los barcos que llegan de Eivissa o de la península; en Pollença por las embarcaciones que llegan de Menorca, o en sa Ràpita por su proximidad con Cabrera. Aunque en veranos anteriores ya ha habido días de lleno total en algunas instalaciones, se prevé que éstos se incrementen durante esta temporada alta, aunque sin llegar a las situaciones que se vivían antes de las crisis.

Sin embargo, y frente a estos llenos totales durante julio y agosto, se lamenta que los meses de temporada baja se mantengan en una situación de estancamiento, con una demanda de amarres mucho más débil.

Según Palmer, este problema se explica en parte por las deficientes conexiones aéreas que las islas padecen durante el invierno y por el cierre de buena parte de la planta hotelera, lo que dificulta que los extranjeros con barcos en la isla puedan acceder a ellos.

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