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En contra

Carlos Rodríguez: "Ya está bien de felaciones elegantes a los entrevistados"

Carlos Rodríguez.

Carlos Rodríguez (Madrid, 1964) dudó entre el sacerdocio y la veterinaria para acabar conciliando ambas vocaciones, en su figura de licenciado en la segunda de las disciplinas citadas que predica con éxito en los medios no solo la protección de los animales, sino la defensa de la animalidad de los seres humanos.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿'Asno' es un insulto?"

-Para el asno. Si me dicen que soy un cerdo, me halagan antes que insultarme. Estas expresiones forman parte de la cultura que no respeta a los animales, los desprecia.

-No todos los españoles se plantearon un dilema entre cura o veterinario.

-Los sabios dicen que siempre hay alguien que ha pensado lo mismo que tú. Quizás por autojustificarme a posteriori pienso en mi tío cura, que entendía su misión como auxiliar a las personas. Mi religión es ayudar a los seres vivos, personas y animales son todo uno.

-Dejemos que los toros mueran en paz.

-Sí, que mueran de viejos. No soy antitaurino de saltar a la plaza, pero la tauromaquia tiene fecha de caducidad y no entiendo la muerte de un ser vivo como divertimento. ¿Y el derecho del animal? Que se autofinancien.

-¿Es vegetariano?

-Negativo, solo soy veterinario. Quiero que el animal disfrute de una vida digna, y que pase a la muerte para el consumo humano sin atisbo de sufrimiento.

-¿Le ha recomendado a alguien que se desprenda de su mascota?

-Sí, y el doctor House a mi lado es la Madre Teresa de Calcuta. Intento ser respetuoso, pero a veces pierdo un poco las formas. Igual que el médico está obligado a denunciar el maltrato a un niño, deberíamos tener la potestad de quedarnos con la custodia del animal.

-¿Se puede querer a una persona como a un animal?

-Claro, porque es un animal. Y disfrutaríamos más. Hemos perdido la gracia como especie, con tanta memez sobre el sexo, la muerte, el grupo y la pertenencia.

-¿Carlos Rodríguez es una marca?

-Debería serlo y se está en ello, pero hay momentos en que es obligatorio perder la racionalidad. Por ejemplo, hace poco entrevisté al alcalde de Alcorcón, que tuvo un comportamiento maleducado, y yo quiero actuar como exige la situación. Ya está bien de felaciones elegantes a los entrevistados, de acariciarles el lomo. Si alguien es un capullo, se le dice a la cara, parece que solo se atreve a hacerlo el Follonero pagando un precio. El espectador tiene más importancia que el invitado.

-¿Se refiere quizás a esta entrevista?

-En absoluto. Pero mira, los animales mean donde se encuentran, copulan delante de los demás. En cambio, nosotros guardamos la distancia a otra persona porque ha adquirido una posición, qué posición y qué narices.

-Vamos con el tópico de perros y gatos.

-No es un tópico. Las mujeres son más inteligentes que los hombres, por lo que la mayoría de ellas tienen gatos, superiores en profundidad. Los varones son más básicos.

-¿Le traen iguanas o mapaches?

-Bastantes iguanas y algún mapache. El esnobismo es igual con los animales que en otros campos. Me cruzo por Madrid con un tío que circula en un Aston Martin, y me pregunto cómo se le ha ocurrido comprarlo si aquí no hay ni concesionario. Y qué carajos hace un tío con un mapache en Vicálvaro.

-¿Los animales contagian enfermedades?

-Sí, claro. Tu suegra también puede contagiarte, y aceptamos tenerla en casa.

-Un jeque árabe utiliza un 'jet' privado para trasladar a su halcón.

-Si lo hace por respeto a un ser vivo que verdaderamente le agrada, me parece tan digno como quien tiene una pitón de siete metros en su casa. Me preguntan cómo puedo salvar a animales, cuando a nuestro alrededor se pierden vidas humanas. Si todo diéramos lo mejor de nosotros en nuestra tarea diaria, no habría hambre en el mundo.

-¿En la consulta hay perros asesinos?

-En la consulta hay perros con mucho miedo, y hasta el más tranquilo puede atacarte en ese momento. Son gajes del oficio. Sin la barrera que impone la educación, ¿no le propinarías un puntapié al dentista?

-La mayoría solo tratamos con animales humanos.

-El animal humano busca fórmulas para excluir el entorno, por ello está abocado a la desaparición. Si concebimos el globo terrestre como una célula, somos un virus patógeno para el planeta, un agente maligno.

-¿En todo veterinario hay un médico frustrado?

-No en mi caso, lo tengo clarísimo y mi padre era alto cargo del antiguo Insalud. Tiene que ser muy triste que alguien cure animales para no curar personas. Es mejor dedicarse al macramé.

-¿La muerte a todos iguala?

-Absolutamente, y deberíamos verla como una parte más del ciclo vital. El principio y el final son iguales, por grandilocuente que sea el guion intermedio de tu película. Tengo la capacidad de practicar la eutanasia a un ser vivo, y creo que en medicina deberían ser más prudentes al plantearlo. ¿Quién tiene los cojones de quitarle la vida en frío a un ser humano?

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