El servicio de cardiología del hospital de Son Espases lleva desde mediados del año pasado implantando una novedosa tecnología a sus pacientes con problemas cardiacos. Se trata de unos desfibriladores subcutáneos que, al igual que estos aparatos que son colocados por vía transvenosa de forma más habitual, normalizan con una descarga eléctrica las arritmias cardiacas que pueden desembocar en una muerte súbita. Y con una sustancial ventaja: que su implantación no requiere ni atravesar vasos sanguíneos ni tocar el corazón.

El doctor Carlos Grande, coordinador de la unidad de arritmias cardiacas de Son Espases, concreta que, frente a los desfibriladores más convencionales que llevan colocándose desde hace treinta años, estos subcutáneos están indicados para pacientes muy jóvenes que no precisan de que ejerzan también una función de marcapasos y para aquellos enfermos que han tenido algún tipo de problema con los transvenosos.

"El desfibrilador transvenoso se coloca debajo de la clavícula y el cable va por una vena hasta el corazón. Cuando detecta la arritmia, lanza una descarga eléctrica con la que resincroniza el latido cardiaco. La diferencia con el subcutáneo es que en éste el cable, en vez de discurrir por una vena, se coloca debajo de la piel y esto permite retirarlo de manera mucho más sencilla en caso de complicación", explica el cardiólogo.

El doctor Grande explica que esta es la principal ventaja de la nueva técnica, que el corazón no se toca. El cable que llega hasta el corazón, durante sus veinte años de vida, puede deteriorarse o provocar una infección por lo que hay que retirarlo con un cierto riesgo que ahora se evita. "En Son Espases podemos retirarlo, pero no se suele hacer salvo en casos de necesidades extremas porque esta operación -la de extraer el cable- tiene un riesgo de muerte de unos tres casos por cada mil y se intenta evitar esta eventualidad siempre que sea posible", revela.

Por eso, pese a que el coste de ambos aparatos es muy similar, el hecho de que el transvenoso dé complicaciones lo dispara porque la retirada del cable requiere de unos importantes gastos para hacerlo además de un mayor riesgo para el paciente.

El doctor Grande concreta que esta tecnología es aplicable a todos aquellos pacientes que o bien tienen el riesgo de padecer una arritmia cardiaca que les provoque una muerte súbita y para aquellos que han sobrevivido a un episodio de estas características por la celeridad de la actuación de los servicios de emergencias sanitarios.

Este especialista define las arritmias como aquellas frecuencias cardiacas anormales que colapsan el sistema circulatorio hasta producir la muerte del paciente en la primera hora desde la aparición de los primeros síntomas. Pueden ser unas frecuencias muy rápidas o muy lentas en las que el corazón simplemente deja de latir.

El doctor Grande matiza que estos desfibriladores están indicados para los casos de arritmias rápidas y pacientes de menos de treinta años con enfermedades del músculo cardíaco o bien para enfermos de mayor edad con patologías de las arterias coronarias. Y recalca que estos aparatos se colocan cuando fallan la medicación y los tratamientos, que son una solución para un fracaso. "Ante una arritmia que puede ser mortal, el desfibrilador te resucita", concluye este especialista.