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"El silencio es lo peor, tanto para la víctima como para el agresor"

A los menores abusadores se les intenta inculcar que el consentimiento es necesario en toda relación sentimental

De izquierda a derecha, el jefe de servicio Joan Roca junto a las psicólogas Mar Calleja y Toñi Jiménez.

"El silencio es lo peor, tanto para la víctima como para el agresor, que pese a que no pueden reprimirse saben que lo que están haciendo no está bien, lo que les genera un sentimiento de culpa y vergüenza que les hace sentirse muy mal", sostiene la psicóloga Toñi Jiménez con conocimiento de causa ya que trabaja en el programa ATURA'T que desarrolla la conselleria de Familia desde el año 2008 y que atiende a menores con edades comprendidas entre los 14 y los 23 años con sentencia judicial por delitos contra la libertad e indemnidad sexual.

"No todos nuestros pacientes tienen una sentencia por una agresión o abuso sexual. Aproximadamente el 5% de nuestros menores son derivados por otros servicios ya que, pese a estar en ellos por un caso de robo, por ejemplo, sus mediadores han percibido que muestran una dificultad en sus conductas sexuales o que podrían convertirse en potenciales abusadores al verbalizar sus fantasías sexuales con niños", concreta la psicóloga.

Este programa, pionero en España en evaluación e intervención de adolescentes que han cometido abusos sexuales, sigue las directrices de su impulsor, el irlandés Kieran McGrath, que a su vez actúa como supervisor del grupo mallorquín que desarrolla su método y que está formado por tres psicólogas, un trabajador social y una educadora social.

"Trabajamos con menores de entre 14 y 23 años porque antes de la primera de estas edades son inimputables en nuestro país. A un menor de 14 años no se le puede imputar ningún delito", concreta Joan Roca, jefe de servicio de la Conselleria de Familia.

Otra psicóloga del programa, Mar Calleja, apunta los nuevos casos que han tratado en los últimos años, cifras en las que se nota un repunte creciente. Así, en 2010 tuvieron 8 nuevos pacientes; 9 en 2011; 8 en 2012; 15 en 2013 y 17 el año pasado. No obstante, como los tratamientos tienen una duración que oscila entre el año y medio y los dos, el total de personas atendidas en 2010 fue de 24; 25 en 2011; 20 en 2012; 27 en 2013 y 34 el año pasado, contando los nuevos usuarios junto a los que iniciaron la terapia antes.

Con este método, tras una evaluación inicial para determinar cuáles son sus necesidades, al menor que sigue estos tratamientos se le intenta hacer entender los motivos por los que ha cometido el abuso y qué tipo de dificultades le han llevado a actuar así. También se le intenta inculcar que otras conductas abusivas aparte de las de índole sexual también son malas mostrándole las consecuencias que revisten para las víctimas y que es preferible tener unas relaciones sexuales y afectivas saludables y positivas.

Consentimiento

"Trabajamos con ellos para que superen una distorsión cognitiva, que aprendan a saber dónde están los límites de las relaciones interpersonales. Porque hablamos de menores que no contemplan el consentimiento de su pareja, que ni se plantean que el otro te tiene que decir que sí", aclara la psicóloga Mar Calleja.

La terapia busca, fundamentalmente, que los menores abusadores aprendan a conocerse a sí mismos y sepan qué es lo que deben mejorar y qué cosas buenas tienen así como ayudarles a desarrollar habilidades de comunicación en todas las esferas de su vida, concretan las dos psicólogas los principales objetivos de este programa.

Aparte de trabajar con los menores abusadores, las personas que llevan a cabo este programa también actúan con las familias, para atenuar el impacto emocional que les supone enterarse de que sus hijos se han comportado de esa manera y ayudarles a comunicarse con su hijo tras este golpe. "Hay madres a las que les cuesta abordar el asunto con sus hijos. no se atreven a hablar con ellos. Y es que se trata de unos adolescentes a los que se les ha prohibido la aproximación y comunicación con sus víctimas -medida que en las personas adultas es conocida como orden de alejamiento- así como que se queden solos en algún momento con otro menor", recuerdan las psicólogas.

Unas profesionales que, pese a la dureza de un trabajo muy absorbente, recalcan que es muy gratificante ya que no han tenido a ningún reincidente y los menores tratados vuelven a contarles que las cosas han mejorado y que ahora tienen una novia de verdad que también les quiere.

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