Sebastián Mora Rosado es consciente de la importancia que tiene trascender el actual debate político para aterrizar sobre la cuestión de fondo: el cambio y la justicia social.

-¿Qué es la justicia social?

-La capacidad que tenemos como sociedad de generar hábitos, estructuras, derechos y deberes que protejan a las personas en la mayoría de sus necesidades más básicas. El grado de justicia social es complejo, pero es la aspiración a que las personas tengamos una máxima igualdad, libertad y protección.

-¿Nuestra Administración tiene esa aspiración?

-Diría que nunca ha sido la básica, y en los últimos años se ha hecho un paréntesis como diciendo: vamos a esperar unos años, ahora hay que hacer sacrificios, luego nos dedicaremos a la justicia. La justicia tiene que ser un valor central, no se puede poner en espera, y no lo ha sido. No puede haber crecimiento sin justicia. Es contradictorio.

-¿En este paréntesis los ciudadanos y las entidades han suplido más que nunca el papel de la Administración?

-Lo hemos dicho muchas veces. A nivel estatal el 65% de las personas que llegan a atención primaria vienen derivados de los municipios, que no los pueden atender. Ha habido una movilización social solidaria muy importante, principalmente por parte de las familias, que en mucho han suplido la labor de protección de la Administración. El problema no es si hemos sustituido o no durante un época, ni si estamos saliendo o no, el problema es cómo ha quedado el entramado social.

-¿Cómo ha quedado?

-Con una legitimación de lo público muy pequeña, con poca aspiración a la protección social pública. Y lo que era responsabilidad de las administraciones públicas ya se entiende como responsabilidad de las familias, de las entidades.... Ha quedado una situación de erosión de lo público muy grande.

-¿Cuál han detectado que es la principal necesidad de las familias españolas ahora?

-Lo puedes llamar como quieras, pobreza energética, pobreza alimentaria... Pero la mayor necesidad de las familias es una renta mínima para vivir con dignidad y la necesidad de un trabajo para sustentar a la familia. Llevamos tiempo trabajando sobre las consecuencias y no sobre las causas, y la causas de la pobreza son la falta de una renta familiar. Pedimos por ello una renta mínima para todas las familias, un sustento que si no puede conseguirse por el trabajo debe venir como renta de protección social."Defendíamos la renta mínima antes que Podemos. Copian a una entidad de la Iglesia"

-Es curioso que una entidad de la Iglesia defienda una medida que a su vez lleva en su programa un partido como Podemos.

-Podemos habla de una renta básica. Es distinto de la renta mínima para familias en el número de personas que cubriría y en el método y modelo, ya que nosotros abogamos por un modelo que incluye también intervención. Y puede ser curioso, pero Cáritas existe antes que Podemos. Y la propuesta de renta mínima la defendíamos antes que Podemos. Quizás habría que preguntarles a ellos por qué copian a una entidad de la Iglesia.

-¿Cuál es el estado de la nación según Cáritas?

-En el último informe FOESA vemos una sociedad que ha quedado muy deteriorada en el ámbito de la pobreza y la exclusión. Una sociedad muy frágil y vulnerable. Y lo que más nos duele: una sociedad muy dual, muy desigual, en la que la diferencia entre los que tenemos acceso a renta y, servicios y los que no se ha engrandecido mucho. El problema no es si estamos saliendo, sino de que forma y cómo ha quedado la gente.

-¿Cuánto tardaremos en recuperarnos.

-Tardamos diez años en recuperarnos de la crisis de los 90, menos intensa. De ésta, mucho más profunda, no sé cuánto tardaremos. El mejor de los pronósticos apunta a la creación de un millón de puestos de trabajo y, sin entrar a ver qué tipo de contratos son, aún quedarán cuatro millones de personas paradas... Decía el presidente que la pesadilla ha pasado, pero sigue habiendo mucha gente que tiene pesadillas cada noche."Nunca volveremos a tener las clases medias que teníamos; no volveremos a ser como antes"

-¿Sus cifras no notan esa mejoría que vende el Gobierno?

-Es muy difícil. Las mejorías en términos macroeconómicos, que nunca hemos negado, no se ven fácilmente en la economía de la calle, no ha llegado en términos generales a la gente. Quienes lo están notando son las personas que más tienen, los que menos tienen siguen igual. No hemos notado que venga menos gente. Pero es que es muy difícil notarlo tan pronto.

-Rajoy ha anunciado medidas para ayudar a las clases medias, ¿cuánto tardarán en volver a ser lo que eran?

-El problema es que creemos que la crisis es como si hubiéramos tenido un esguince que con reposo y rehabilitación se curará y volveremos a correr como siempre. No volveremos a hacerlo. La sociedad ha transmutado radicalmente. No vamos a tener nunca las clases medias que teníamos. Estamos en una sociedad fragilizada y dual. Ahora hay que pensar qué políticas necesitamos para recuperar lo positivo que tenía la sociedad antes de la crisis, que no lo era todo. Había ya mucha pobreza antes, ahora serán diez millones de pobres, pero antes ya eran ocho. No era una sociedad paradisiaca. La cuestión no es volver adonde estábamos, sino crear otro modelo de sociedad. Pasarán generaciones antes de ver ese cambio.

-Cristóbal Montoro dijo que sus informes no se ajustaban a la realidad, ¿se pasan ustedes de dramáticos o el ministro no quiere ver esa parte de la realidad?

-El presidente del Gobierno también ha hablado de nosotros como si nosotros fuéramos unos tristes. El dato de pobreza infantil con el que Montoro no estaba de acuerda era del INE, no de Cáritas. Montoro no estaba de acuerdo consigo mismo entonces. Cáritas lleva 50 años haciendo estudios sociales con una solvencia que nadie ha podido discutir. Y la realidad que vivimos no son solo estadísticas, es lo que vemos. Trabajamos con dos millones y medio de personas cada día. Son nombres y caras, no datos. Y esa es una verdad que ni Montoro ni Rajoy ni el sursum corda puede discutir."Sin nuestros abuelos hubiéramos llorado mucho más durante esta crisis económica"

-Han sufrido recortes, ¿cómo han capeado el temporal?

-Hemos decrecido en fondos públicos, aunque la administración general del Estado ha mantenido la partida. Pero hemos casi triplicado el número de donaciones particulares. En los últimos cinco años el presupuesto de Cáritas ha crecido por las donaciones. Muchos son ciudadanos incluso con dificultades. La media de donación de 2013 fue de 20 euros. Un mar de solidaridad.

-Hay gente muy crítica con la Iglesia que lo único que salva es Cáritas, y más en la crisis. ¿Es un motivo de orgullo?

-Mucha gente de muy distinto signo nos quiere y nos valora. Llena de satisfacción para seguir caminando. Somos la misma Iglesia que es criticada, la Iglesia que genera y construye caridad y tiene la puerta abierta a todas las personas que nos necesitan.

-¿La crisis cree que ha devuelto a la Iglesia a gente que se había alejado?

-No sé, lo que sí puedo decirte es que ha crecido exponencialmente el número de voluntarios, ahora tenemos 80.000; los donantes, las aportaciones... Creo que ha habido un efecto cruzado de Cáritas en la crisis y el mensaje del Papa Francisco, que ha hecho que más gente se haga preguntas en profundidad. Y la religión cristiana puede ofrecer respuestas.

-¿Qué caso recuerda que le haya impresionado más?

-Una mujer salvadoreña que me dijo: "La pobreza no nos asusta, lo que nos indigna es la desigualdad". Me impresionó su capacidad de lucha y la claridad en su discurso. En España, me impresiona ver pisos pequeños donde viven ocho personas de la pensión de los abuelos, personas que además aún tienen capacidad de mantener la alegría y tratar de ayudar. Admiro el compromiso de los jóvenes. Y sin nuestros abuelos hubiéramos llorado mucho más en esta crisis.