Jaume Matas, expresident del Govern, habría intentado recompensar al empresario que supuestamente financió la sede del PP por haber fracasado en otro macroproyecto urbanístico en Palma, la reforma del barrio de sa Gerreria. Así se desprende de la declaración del exconcejal del PP Javier Rodrigo de Santos ante el fiscal Anticorrupción Pedro Horrach.

La constructora Bruesa, con sede en Galicia, encabezada por su directivo Antonio Pinal, se presentó al concurso para llevar a cabo uno de los proyectos urbanísticos de la ciudad de mayor presupuesto y envergadura, la reforma integral del barrio de sa Gerreria, que integraba el degradado y viejo barrio chino. Sin embargo, Cort concedió el proyecto a otra empresa y los planes de Pinal se frustraron.

No obstante, el empresario gallego no se dio por vencido y utilizó sus contactos en el PP balear para aproximarse de nuevo al partido. Siempre según la declaración de Rodrigo de Santos, llamó a Joan Huguet, histórico dirigente popular de Menorca, quien le puso en contacto con el concejal de Urbanismo de Palma. El encuentro fue en el restaurante del Parlament. Durante la comida el empresario dejó muy claro que se sentía agraviado por el PP por el fracaso de sa Gerreria y buscaba un nuevo proyecto con el que lograr rentabilidad económica. Y en ese momento existía un proyecto urbanístico que iba a desarrollarse en Son Busquets, antiguo cuartel militar de la carretera de Valldemossa.

Tanto el Govern como el Ayuntamiento de Palma se habían interesado en negociar con Defensa la compra del solar para construir allí viviendas de protección oficial. De hecho, esta propuesta estaba liderada por la conselleria que dirigía Mabel Cabrer.

No obstante, el proyecto previsto no encajaba con los intereses de Pinal, que incluso se reunió con la alcaldesa Catalina Cirer en su despacho del Ayuntamiento y le propuso un nuevo plan. Además de las viviendas protegidas proponía construir vivienda libre para conseguir mayor rentabilidad.

Según la confesión de De Santos, el empresario buscó alternativas más influyentes que la entonces alcaldesa de Palma.

Consiguió que Jaume Matas le recibiera en su despacho y, según parece, le debió encandilar su idea, ya que el president estuvo dispuesto a modificar el plan que preparaba el Govern. El empresario le dijo que él negociaría con el entonces ministro de Defensa José Bono para conseguir la cesión del solar.

Matas se entusiasma

El proyecto entusiasmó a Matas, que, según el concejal de Urbanismo de Palma, cambió de idea. El president se comprometió a otorgarle a Bruesa directamente esta gran obra, siempre y cuando consiguiera "un compromiso de Bono". Ello suponía, no sólo un gran cambio en el modelo urbanístico, sino también en el proceso administrativo para conceder la obra, que lógicamente desistiría del concurso público y acudiría a la fórmula de la contratación directa. Matas, según la confesión de De Santos a la fiscalía, propuso crear una sociedad mixta de capital privado y público. El Govern controlaría el 51 por ciento y la constructora el resto.

Este plan, que iba en contra del compromiso del Ayuntamiento de Palma, supuso que De Santos se planteara su dimisión, si bien la alcaldesa le hizo cambiar de idea. El concejal veía que el plan que proponía Antonio Pinal era inviable, pero contaba con el apoyo del president.

Sin embargo, se desistió de la idea del contrato directo y se apostó por convocar un concurso público, al que sólo acudieron dos empresas. Una de ellas fue Bruesa. Pero los dos proyectos que concurrieron fueron de tan mala calidad que el concurso quedó desierto.

De la declaración del ex concejal de Urbanismo se deduce que, durante la tramitación de esta macro construcción, el empresario asumió el coste de financiar la compra de la sede del PP. Según le confesó después Pinal a De Santos, como trabajaba por toda España, su empresa estaba acostumbrada a realizar este tipo de pagos, tanto al PP como al PSOE.

A pesar de que el concurso de Son Busquets se declaró desierto, según la confesión que ha entregado el fiscal al juez, Matas no desistió en su intento de ayudar al empresario gallego. Se comprometió a convencer a las dos empresas que pugnaban por el proyecto de que trabajaran juntas. Se reunió varias veces con los empresarios, pero no logró que las empresas se entendieran. Por ello, finalmente, según creen los investigadores, Bruesa no logró ningún beneficio, sino más bien pérdidas, aunque a cambio de este negocio ayudó a comprar la sede del PP de Palau Reial.