Trescientos mil baleares roncan para desesperación de sus compañeras/os de habitación. Un veinte por ciento de la población de las islas, más de doscientas mil personas, padecen ocasionalmente rinitis alérgica. Y otras cincuenta mil sufren de sordera. Con estos números, más propios de proyecciones macroeconómicas, los otorrinolaringólogos de las islas presentaron ayer la nueva junta directiva de la Sociedad Balear de esta especialidad para resaltar así la importancia de su trabajo con unas patologías que afectan a un gran porcentaje de la población isleña.

El nuevo presidente de esta sociedad científica, Guillermo Til Pérez, acompañado de su vicepresidente cultural, Carlos Magri Ruiz, recalcó durante la presentación que los otorrinos de las islas no se oponen de ninguna manera a la presencia de alergólogos en la sanidad pública, carencia que sufre el IB-Salut, aunque matizó que "cualquier otorrino está perfectamente capacitado para tratar la rinitis alérgica nasal".

Sobre el aumento detectado de esta última patología entre la población, Til ofreció varias posibles explicaciones, aunque sin una certeza absoluta para ninguna de las hipótesis. Así, el otorrino apuntó que hay una teoría que relaciona a la rinitis con un mal funcionamiento del sistema inmunitario, barajó como posible causa que las vacunas estén generando respuestas erróneas contra los alérgenos externos y apuntó más genéricamente a los cambios en la dieta y a la contaminación ambiental como posibles responsables de este aumento en la incidencia de esta enfermedad entre los baleares.

La rinitis alérgica se manifiesta con unos síntomas claros como el picor nasal, estornudos frecuentes o un bloqueo de la nariz que, como resaltó Til, "al no poder respirar con normalidad, resulta un problema muy grave e invalidante para toda persona que lo sufre".

El vicepresidente Magri lamentó que las ayudas públicas para audífonos se hayan ido rebajando paulatinamente al ritmo de la crisis económica y que en estos momentos solo se concedan a las rentas más bajas. Por el contrario se congratuló de los cribajes neonatales que se realizan a todos los recién nacidos para detectar y tratar precozmente una disfunción que en su caso reviste una mayor problemática ya que condiciona el lenguaje y el aprendizaje en estas edades tempranas.

Los tratamientos para la sordera pasan por prótesis o cirugía aunque en los más pequeños en los que la patología es genética "poco se puede hacer en el quirófano", admitió Magri. Al igual que con la rinitis, Til auguró un aumento de la sordera en los próximos años aunque como consecuencia lógica del envejecimiento poblacional.

Sobre las roncopatías, Til señaló que la mayor parte de las personas que las sufren requieren de una operación para actuar en la zona obstruida y que pase mejor el aire a la que, sencillamente, no se someten porque se trata de una patología en la que ellos no son los principales perjudicados.

Otra cosa es la apnea del sueño, disfunción de pronóstico más grave que padece el diez por ciento de los "roncadores" -unas treinta mil personas- y que está considera como la primera causa de los accidentes de tráfico (los conductores se duermen al volante al no haber podido dormir bien). Til añadió que está asociada a la hipertensión arterial así como a patologías cardiacas y pulmonares y que es considerada grave cuando las apneas provocan que la concentración de oxígeno en sangre baje del 90%.