Si usted sufre un accidente a consecuencia del cual pierde un dedo, no recurra a su cultura cinematográfica y no se haga un torniquete que impida que llegue riego sanguíneo a la zona amputada y reduzca de esta manera las posibilidades de reimplantar el miembro con éxito más tarde.

Antes es preferible comprimir la herida con una gasa o un trozo de tela o, mejor aún, colocarse un vendaje compresivo, aconsejan los especialistas de la unidad de reimplantes de miembros superiores de Son Espases que estos días cumple un año con un balance positivo: han conseguido que cuatro dedos y un brazo vuelvan a su lugar original y recuperen su funcionalidad.

Los siguientes pasos recomendados ante un accidente de estas características son envolver el miembro amputado en una gasa estéril o un trozo de tela limpia, colocarlo en un recipiente hermético e introducir este a su vez en otro con agua y hielo pero, eso sí, evitando el contacto de la extremidad amputada con el hielo ya que para su reimplante es importante mantenerla en frío pero no congelada, aconsejan los expertos, que recalcan que, en buenas condiciones, un miembro se puede reimplantar hasta doce horas después de la amputación. No es necesario por tanto jugarse la vida para llegar antes al hospital, la premura no es tan primordial en estos casos.

En este primer año de vida, la unidad ha conseguido reimplantar con éxito cuatro dedos de siete intentos, lo que da una idea de la dificultad y complejidad de estas intervenciones, y también ha culminado satisfactoriamente la revascularización y reparación de nervios, tendones y músculos de un brazo.

Esta unidad, integrada en el servicio de traumatología del hospital de referencia que dirige el doctor Miquel Rubí, está comandada por el cirujano traumatólogo Guillem Salvà y los especialistas Xavier Terrades, Iván Monje, Nadia Mora y Marcelino Llabrés. Presta servicio las 24 horas del día y los 365 días del año, de tal manera que siempre hay un especialista en microcirugía vascular y nerviosa de guardia para atender la eventualidad de la activación de un protocolo de reimplante.

El jefe de la unidad, el doctor Guillem Salvà, señala que la cantidad de intervenciones realizadas en este primer año son acordes al volumen de accidentes de este tipo que se producen en Balears, una comunidad que, recuerda, es menos propensa a estos percances con amputaciones más comunes en otras zonas con actividad industrial pesada. "Aquí básicamente tratamos desprendimientos producidos en accidentes de tráfico o durante la realización de algún deporte", acota.

El especialista recalca que "el objetivo del reimplante es recuperar la función y la sensibilidad en el miembro amputado", circunstancia que desaconseja acometer estas laboriosas operaciones -que requieren estar en el quirófano un mínimo de cuatro horas- con los miembros inferiores. "El resultado funcional de un reimplante de un pie, por ejemplo, es malo, se puede quedar rígido sin recuperar su movilidad anterior y puede dar lugar a complicaciones graves como infecciones o gangrenas", concluye el doctor Salvà, que sostiene que la tasa de éxito en este tipo de intervenciones ronda entre el sesenta y el ochenta por ciento.